Letras
Panamá

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Péndulo

Encuentro

Fingiré ser modosa aunque el espíritu se me agite. Fingiré que cocino aunque odie picar los perejiles. Fingiré ser otra para anclarte conmigo.

Des-encuentro

Me moldeaste a tu antojo como si fuera arcilla. Me dijiste cómo ser y cómo estar. Me tatuaste tus deseos en mis pupilas y ahora me quieres dejar. Te aburres, lo sé, porque soy demasiado tuya.

 

Obsesión empalagosa

El hombre tiene los brazos cruzados y una expresión de ira contenida. Al interrogatorio policial responde con monosílabos. Firma una declaración antes de retirarse. Al desdibujarse su figura en la distancia, la policía le confía el caso a una colega. La ex novia del denunciante le acosa en su casa. Lee esta nota, le dice a la otra: Huelo tu perfume en la funda de la almohada, anhelando el abrazo que no llega. Poso mi cuerpo imaginando que antes estuvo el tuyo. La habitación me cuenta de tu vida en los detalles cotidianos. He querido escribirte antes pero prefería imaginarte llegando a casa al rayar el alba, sentado en la cama oliendo mi perfume mezclado con el tuyo y soñando con el día en que estemos juntos. Las policías suspiran almibaradas.

 

Panamá

Llegaron —habrá dicho el Capitán Don Juan Pérez de Guzmán secamente cuando le confirmaron lo que él ya sabía. Morgan y sus huestes habían atravesado la jungla hambrientos y cansados luego de tomarse el fuerte San Lorenzo hasta llegar a Panamá. Nunca pensaron los españoles que los ingleses podrían con el sol, la humedad, el fango, la falta de alimentos, lo sapos, los mosquitos, los caimanes, las fiebres y el río Chagres. Pero ahí estaban ya, haciendo suya la ciudad. Algunos dicen que fue Don Guzmán quien dio la orden de quemar la ciudad antes de partir; otros, que fue el mismo Morgan quien luego culpó a los españoles; y aun alguno sugiere que fue accidental, que las gentes, por no dejarles nada, se pusieron a quemar. Para mí que la ciudad misma, en un gesto de osadía pirofórica, halló la manera de pasar a la historia sin la riqueza de Babilonia, el ánimo combativo de Cartago, o el poderío de Roma.