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Falleció el escritor cubano Lisandro Otero
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A los 75 años de edad falleció la noche del jueves 3 de enero, en La Habana, el escritor cubano Lisandro Otero, Premio Nacional de Literatura 2002 y uno de los narradores de mayor reconocimiento en la literatura cubana de la segunda mitad del siglo XX.

Aunque entre sus amigos y colegas no era un secreto que padecía de problemas de salud, su muerte asombró y conmovió al medio literario cubano. “Dos noches antes estuvimos muchas horas juntos y hablando de todo, de la vida literaria, los proyectos, y estuvo espléndido, estaba muy bien, se veía muy repuesto”, recordó el novelista Reynaldo González. “Estaba en plena actividad”, agregó.

En su opinión, fue “un hombre significativo para varias generaciones literarias en el país, que siempre estuvo en las aventuras culturales más destacadas” y supo llevar sus experiencias a la literatura “en la medida exacta, sin que los temas eclipsaran la parte creativa”, agregó González, quien calificó a Otero como “el novelista vivo más importante del país y un periodista de punta, con una altísima categoría”.

Otero nació en La Habana el 4 de junio de 1932 y se graduó en periodismo y en filosofía y letras en 1954 por la Universidad de La Habana, estudios que completó en la Sorbona francesa entre 1954 y 1956.

Mereció el Premio Nacional de Periodismo de Cuba, el galardón que otorga el Club de Periodistas de México y el Premio de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro, y durante más de 50 años colaboró con decenas de periódicos en Cuba, América y Europa. Fue director editorial del diario Excelsior de México y colaboró en los periódicos The Washington Post y El Nacional de Caracas.

Autor de la trilogía novelística integrada por La situación (premio Casa de las Américas), En ciudad semejante y Árbol de la vida, y de otras notables expresiones en el género, entre las que se encuentran Pasión de Urbino, Temporada de ángeles y Bolero, Otero desarrolló una intensa actividad en el campo del periodismo desde la década de los 50 hasta su muerte.

También ocupó cargos en instituciones culturales, en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), de la que fue fundador, y en el servicio diplomático. En los últimos tiempos, como director, estuvo al frente de la Academia Cubana de la Lengua.

Fuentes: GranmaReuters