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Poemas

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Este amor

Este amor
Es un cuerpo
De mar o de arena...
Un profeta, un naufrago
sin piel, ni sueños, ni mariposas
Un aborigen extranjero,
Un vendedor de manos y abrazos
Un calendario de recuerdos y cenizas
Un café con sus pájaros negros
Unas postales manchadas de tristeza
Un candil de la calle con sus ángeles adentro
Y unos árboles de viernes
Arrastrando sílabas de viento.
A este amor yo lo conozco
Con su abrigo de invierno
Con sus copas de árboles
Con sus manos vencidas
Es un amor que anuncia
La llegada de la tarde
Con el paso de los trenes
Mirando qué tan lejos queda
La casa del regreso.

 

Cuídate patria

Cuídate patria del dolor desnudo
De la piedad y sus aguaceros
De los rumores de los mendigos
De la flecha en el corazón adicto a la mentira
de los relojes auspiciando funerales de héroes.
Cuídate de ese vicio de quemar las naves
de pronunciar en altas voces
el rumor del verano, la muerte de los pájaros más tristes y viejos
cuídate de las calles de ciudades lejanas
Del petroleum y las amapolas
de los huesos de los patriarcas bautizando la tierra...
Ya te hicieron suficiente daño
Ya te incendiamos varias veces,
Te dejamos huérfana de sol
Y casi ciega
reventamos tus poros con la sangre de las guerras
te trituramos el vientre entre las piedras
Para que no nacieran veranos y unicornios
O lagos tristes donde
Una vez las mañanas
Se queden a pastar sus promesas.

 

Hay cierto dolor

Hay cierto dolor que se quedó en el rostro
Como una piedra en la esquina de los ojos
Como una espesa llama en el aire
Como una calle olvidada y fría.
Después de perderte sólo quedan
Unos libros ausentes con tus poemas muertos.

 

Tierra adentro

¿Mi patria?
Ella compartió su silencio con el canto de los pájaros
Se vistió de invierno para enseñar su locura
Abrazó los patios, los geranios y los niños sin padre
deletreó la tristeza con gotas de luz de la mañana...
Ella es un caracol que guarda el mar entre sus lunas
Un amanecer con alas y esperanzas,
Un puente dentro de un río y una mano tibia de pedazos de agua
Que alcanza los crepúsculos de aquella ciudad
Donde el viento besa
Un reloj que no despierta nunca
Aunque suenen los cristales rotos de la edad de la piedra
Donde nacieron los peces y sus manos...
Cuando la sueño
pienso que el invierno es falso
Falsa la joroba de la tristeza blanda,
el otoño y sus vientos de memorias huérfanas
A veces creo que este árbol no nació para esos pájaros
Mientras el frío palpita en la calle
Como una mariposa o un duende en un planeta helado.
Pero nada cambiará el curso de tu camino
El horizonte está cercado y
tus palomas arribaron a las puertas antiguas
los potros lamieron el sudor de la tierra
Mientras tu pelo hace que la noche siga siendo negra
Unos árboles llegaron a conversar en los sueños
Con las viejas paredes de los amores muertos.
Ángela,
Esta inocencia de los peces y ese calor
tuyo
Hacen que el puerto
Sea una ciudad deseable
A pesar de sus muertos
Y sus guardias de sangre.