Mas allá del tacto: la memoria
Yo el que se afirma
Mero atributo
De una memoria al viento
Soy el que en la mudez del ojo
Invierte el horror de otro abismo
Más profundo que el silencio
Allí donde el pájaro que me asombra
Hace irreductible el vértigo
Y pienso:
¿Quién desdibuja la forma que presiento?
Entonces descubro que una palabra anula el acto
Lo suplanta lo destruye
Cifrarla es ignorarse
O vivir la invertida inconciencia del espejo
Y contemplar órbitas y retiros
Lamentándose
Entonces uno alucina
Interroga al ego
Que nos adivina secos
Y se debate en cosas
Que continúan extraviadas
En ese corredor difuso de paisajes
Y de infecundas memorias de ausencia
De distancia
Y antes que la distancia fue el vacío
Luego
Cuerpos palabras reloj
Todo edificando Nada
Como un ocaso arquetípico
Que derriba estos andamios indefinidos
Reniego
¿Quién quiere ser el eco del reflejo?
Sólo me permito ser su atributo
El que está inexistiendo
El otro andamio del indefinido miedo
Justo entonces
El hado varía
Resuelta la forma
Presiento que voy a perder sus límites.
(de Más allá del tacto: la memoria).
Partículas fugaces
A Juan Bravo
¿Cómo has podido tú
Tatuar la edad de lo eterno?
¿Dónde has podido mirar un paisaje sin imágenes?
Quizás
Entre secretas ciudades inmortales
Robas color a la memoria
Descifrando sin penumbras cárceles
O es que al poblar de nostalgias el recuerdo
Algo derrotó la razón
Y sin injurias ni yerros
Melodías no concebidas abren estos lienzos
En vago espejo del ser
Como quien canta insinuaciones
Claves que el ojo ignora
Ese vulgar ojo negro
Por donde escapa distendida la luz
El ojo de la carne digo
No el inmortal que nos devela
Una gravitación o una presencia
Avocado a revelarnos en lo intemporal
Un arquetipo de memoria
Mas
No quiero confiar en lo que fundas
Basta con sentir esa realidad
Limpia de voces fatigadas
Basta con sentirla pura en el reloj
Sin horas de Dalí
Basta con sentir el arco iris que desvainas
Cuando inauguras pezones y formas irreales
Desprovistas de vértigo
Formas que alguien colgó del mito
En un rito de presencias diluidas
Que hacen muy insistente esto que veo y siento
Y que a veces niega mi mortalidad
Y descose a destajo mi roído retorno
Sin embargo
Heme aquí
Situado en el lugar exacto
Donde converge sin traducción el color de la nada
Heme aquí sólo
Sin máscaras
A la espera de que se derrame
Mi delirio ya sin bordes
Plegaria al infinito
Desde mis sentidos hasta la Palabra
Peces antiguos danzan su extravío
Y entre puertas derretidas
Emergen llantos desde cada rincón
Y un río que se bebe su encanto
Y espejos
Y espadas
Y un remar de breas
En retorna hacia el círculo
Y justo allí
Detrás del musgo
Agazapándose
La nada o la vergüenza
Eros creatio ex nihilo
Lo redondo es un río que sale y que torna
de nuevo hacia sí mismo, hacia la hueca nada
donde su ser gravita.
Franklin Mieses Burgo
A mi esposa
Mercedes Olalla
No hay inviernos ni flores ni lluvias
Todo reposa en lo ido
Y cifrar tus actos
Es una palabra más pura que el fuego
Una palabra que anula el suceso en que te entregas
Con suerte de eclipse de distancia
De luz desvelada en el destello
Luz que me implica otro río
Al que irremediablemente atomizas en la bondad de tus ojos
Y devoras en la mansedumbre de tu arena
¡Radiante alba anclada en mis orillas!
Qué importa la nada que me nombra
Si mi yo es parte de tu sed llovida de memoria
Parte de la ventana que clama tu presencia
Mas
Nada detiene el laberinto donde
Todos se buscan
Todos se pierden
Todos se encuentran
Sin embargo
Ni te busco ni te pierdo ni te encuentro
Tú no estás ni te has ido
Todo lo que apetezco crece y tiende hacia ti
Hacia ti a quien no busco
A quien no pierdo
A quien no encuentro
Hacia ti que sólo eres mi nihilum
Sin espadas sin aberraciones sin filtros ambiguos
Hacia ti que desde el pretérito de la forma y los abismos
Has ganado la consumación de mi ser
Alojándote en la líquida premura de mi aliento.