Letras
Antes del amor

Comparte este contenido con tus amigos

Perdón

Perdón, oníricos del amor,
el acecho a sus letanías preciosistas.
Como si ellas desplegaran sus alas
sólo por la palabra.
Sepan que hoy sus prendas se destilan una por una
en los espejos;
aletargándonos en la necia nada.
Recorran las calles viejos poetas,
sigan las huellas de neón.
Porque ellas ya no respetan
las metáforas de armario,
el susurro insomne de las palabras.
Viven del placer burguesante,
donde las historias son minúsculas recetas
y los libros, los poetas, un guiño pequeñito,
para arrancarles una sonrisa,
                                           más que sea.

 

Antes del amor

Antes del amor los pantalones cortos
del frenesí fugitivo.
La oración del miedo frente al crucifijo de la abuela.
El sol doblega la piel de las uvas,
la cancha de pasto sacude ferozmente,
los quince años.

El mito y la cimarra se unen por cualquier alameda,
la diosa adolescente,
alberga secretos.
Porque el ojo penetrante de Narciso,
husmea las guaridas,
buscando lágrimas, miedos
frutos del despojo.

 

Un hombre mira a una mujer

Observando la palidez de su figura
con su caudal de hierba musgosa
la mira     a doble espacio
la mira   en su rubor de fuego humedecido.
La mira y llueven por sus hombros
Minutos    segundos
La mira y el reverso de su mirada
es una invitación al entusiasmo
una extensión al templo de Febo
un pincelazo en las morenas de Gauguin
un llamado al eco de su tribu.

 

Musa dormida

A Claudia

Un perfume de hojas primaverales
hasta el enigma de tus piernas.
Tus hombros diminutas colinas,
protegen tu sueño de estrella en fuga.
El cerrojo de la noche,
habita tu paisaje de hija del invierno
y el universo se detiene,
por tus párpados de bella durmiente.

 

Loba volcánica

Esa morena funde mi cuerpo en arena y fuego
desliga sus vertientes de furia, sobre mi espalda.
El susurro de sus fauces cosquillea / sobre mis hombros.
Ese trajín de loba en celo,
hace de sus huellas un alarido desde las piedras
y el légamo-lengua,
esparce su deseo provocando erupciones.

Esa morena viene urgente de lluvia
y cada gota de ansiedad busca el refugio de mi cauce.
Viene con el traqueteo del viento,
sudorosa, desnuda
salvajeando el frenesí de sus caderas.

 

Extremidades del amor

No todo puede comenzar en tus piernas amor,
esas que te trasladan por la inmensidad celeste, de la ceguera
esas, dispuestas al mensaje finito de una caricia.
La brisa del deseo crece por tu cintura,
vuelve a extenderse por tus manos,
como un beso extraviado de fotonovela.
Tus manos son el condimento
que aliña la paz del silencio.
Cuando mi humanidad se retuerce, en el minutero calle
y se detiene, en tu ventana pierna,
en tu número talle.
Un puente oculto me sitúa
en las extremidades del amor.

 

Extraviada

Las veces que he pasado por calle Ecuador,
bajo el argumento de las fotocopias.
Un aire de premonición y desvarío,
una sensación de nicho natural
gotea por la espalda.
[Tus huellas de hoja y tierra
dejaron de saludarme,
y el reloj de arena
golpea la cajita de la memoria.]
Una gitana / insiste / en contemplar,
la bitácora de estas manos.
Con su sabiduría de runas,
confirma el extravío y la extraviada.
Denuncia con frialdad,
la ejecución inoficiosa;
de recolectar los restos de tiza,
con los que alguna vez
escribí tu nombre.

(Extracto del texto “Estrategias de O-tredad” del año 2001, inédito).