Artículos y reportajes
Mucho más que toda una mujer

Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre en Roma. Fotografía de Gianni Giansanti (1978)

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“On ne nait pas femme, on la deviene”
(“No se nace mujer, se hace mujer”)

Estas son las palabras con las que inicia el libro El segundo sexo la filósofa francesa Simone Lucie-Ernestine-Marie Bertrand de Beauvoir. Quien nació en un apartamento encima del Café de la Rotonde, en París. Fue una estudiante avanzada y privilegiada en la Universidad de París, en la carrera de filosofía. Maurice de Gaudillac (contemporáneo) describió su trabajo como “riguroso, exigente, preciso, muy técnico”.

Su aptitud de intelectual fue conocida por Jean-Paul Sartre, quien la acogió en su círculo. A pesar de ser tres años menor que Sartre, casi le arrebata el primer lugar en la graduación de la carrera. Los examinadores de aquel entonces, Georges Davy y Jean Wahl, la consideraban mejor filósofa.

Su vida fue una constante entrega a la filosofía y escritura, a muy temprana edad decidió que no se casaría para dedicarse completamente a escribir. En este aspecto coincidía con Sartre, ambos poseían un nulo compromiso de la Resistencia contra la ocupación alemana. “El Frente Popular, la Guerra de España, no les interesa, el gran centro de sus vidas es la filosofía y la escritura y ellos mismos, obviamente”, así los define el semanario Le Nouvel Observateur que recuerda la inactividad resistente de esta pareja atípica.

Lo fundamental es, como dice la filósofa Elisabeth Badinter: “Mujeres, le debéis todo”. Y es así, ya que abolió la inferioridad femenina, con su obra El segundo sexo, donde analiza la condición de la mujer desde una perspectiva existencialista, enunciando que la supuesta inferioridad femenina no es natural, es solamente una construcción social y cultural. Con esto impulsó a las mujeres a reconquistar su identidad y libertad, consecuente con estos conceptos De Beauvoir vivió como una mujer libre.

Defendió arduamente a intelectuales, oprimidos y especialmente a las mujeres, se unió a las mujeres del movimiento, ya que en ellas encontró raíces sólidas y exigencias nítidas, declarando: “Porque eran feministas no para ocupar el lugar de los hombres, sino para cambiar el mundo”... “mantengo mi teoría: la mujer no nace, se hace. Todo lo que he leído, visto y aprendido en estos treinta años me han confirmado esta idea. La feminidad se fabrica como también se fabrica la masculinidad y la virilidad”, declaración dada al diario Le Monde en 1978.

Una de sus tantas ideas y excelentes aportes fue el “Manifiesto de las 343”, donde firmaban 343 mujeres que reconocían públicamente haber abortado. Dicho Manifiesto instaura el derecho del aborto, como es obvio nadie tiene derecho a establecer normas que rijan la relación que debe tener un ser humano con su anatomía, ya que no se puede reprimir la libertad de opción que una mujer debe tener por derecho natural sobre su propio cuerpo.

El legado de Simone de Beauvoir llega a todas partes del mundo, inclusive en India la citan en cualquier conversación sobre mujeres. El segundo sexo fue una explosión para el patriarcado que se arrogaba el derecho de gobernar y someter, desmitificó las creencias impuestas sobre la inferioridad de la mujer. Simone de Beauvoir hizo un destape del Velo de Isis, al encontrar la revelación de la luz, y también hizo correr este Velo, porque se ha convertido en inmortal.