Letras
Del diario íntimo de sir Paul McGear
(Fragmento)

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Sucede, querido Langsworth, que en uno de mis viajes a Zamudia descubrí una rara enfermedad venérea de la que muy poco se conoce allá en Europa: el síndrome de Phimeas Nym. ¿Que por qué se llama así? Tu mente culta podría asociarlo con nombres científicos como: Phimeasothea Nymphorium o Phimeasorus Nymaris. Pero la verdad nunca he escuchado esos nombres en mi vida y no tengo la más bloody idea. A lo mejor pudiera pensarse que se debió a algún pobre diablo que tuvo la desdicha de ser el primero en morirse de esa causa y que por “piedad científica” (oh, Langsworth, mira qué hermosa frase acabo de acuñar) lo bautizaron con su nombre. Cualquiera se creería más la segunda opción porque ¿para qué cuerno sirven los nombres científicos? ¡Nadie los puede pronunciar! Conocí el caso de un “científico” —entre comillas porque así lo merece ese bastardo (1)— que le puso a su hija Cocus Nucifera Smith, para insuflar su pedantería. “Cocus Nucifera, cariño, baja para presentarte unos colegas”... My God!

El caso es, querido y fiel Langsworth, que el síndrome de Phimeas Nym consiste en una terrible proliferación de pústulas en el órgano viril, que se extiende por el abdomen hacia las extremidades inferiores. Puedo agregar que provoca sudoración excesiva y flatulencias inesperadas (de hecho son los mismos síntomas que estoy sufriendo aquí en Zamudia, y que ahora me ha inhibido de cualquier curiosidad anatómica hacia esos nativos de los que tanto te he contado). En un caso extremo, si se dejara avanzar, presumo que el miembro podría afectarse de un modo que no quisiera imaginar.

Ya que soy el primer europeo contagiado del que se tiene conocimiento, suplico que tomes las medidas necesarias, porque el segundo quizá seas tú: quedas eximido de tus labores domésticas y te declaro en cuarentena hasta mi retorno. No me escribas, repito, no me escribas. Y quema esta carta lo más pronto.

Por el bien de ambos, prefiero despojarle a la ciencia este descubrimiento que los nobles nos descubran y nos despojen nuestro honor.

Dios salve a la Reina (y a nosotros también)

Tuyo,

Paulie

* El manuscrito original dice “cabrón hijo de puta”, que se modificó para no escandalizar a las mujeres de edad.