Entrevistas
Óscar HahnÓscar Hahn
“Los críticos tienden a usar conceptos en términos demasiado vagos y generales”

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Óscar Hahn nació en 1938 en la ciudad de Iquique, Chile. Reconocido como uno de los escritores de la Generación del 60 en Chile, también llamada Generación Trilce. En 1959 obtuvo el Premio Poesía de la Federación de Estudiantes de Chile. El año 1961 obtuvo el Premio Alerce de la Sociedad de Escritores de Chile por la obra Esta rosa negra. En 1967 obtuvo el Premio Único del Primer Certamen Zonal de Poesía Nortina de la Universidad de Chile, ex sede Antofagasta. Estudió y ejerció la carrera de Pedagogía en Literatura en la Universidad de Chile, sede Arica. En 1972 obtuvo el grado de Master of Arts en la Universidad de Iowa. Volvió a Chile, donde ejerció el cargo de docente en la Universidad de Chile sede Arica. Fue Doctor en Filosofía en la Universidad de Maryland, Estados Unidos. Entre 1978 y 1988 fue colaborador de Handbook of Latin American Studies de la Biblioteca del Congreso de Washington D.C. Es miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Obtuvo el Premio Alerce de la Sociedad de Escritores de Chile, el Premio Municipal de Santiago y el Premio Altazor (2003). Premio Casa de América de Poesía Americana, por su obra En un abrir y cerrar de ojos. Actualmente es profesor de literatura hispanoamericana en la Universidad de Iowa.

—Óscar, ¿cuándo y por qué empiezas a escribir poesía? ¿Qué poetas son tus referentes o tus autores de cabecera?

—Empecé a escribir poemas a los 16 años, pero no me gustaron, así que literalmente los tiré a un río que pasaba cerca de mi casa y empecé de nuevo. Desde el principio le di prioridad a la poesía escrita en nuestra lengua. Recuerdo que discutía con mis amigos sobre este asunto. Ellos preferían a los poetas de otros idiomas, pero yo les decía: “Si yo leo a Vallejo, leo a Vallejo; pero si leo a Cavafis, en realidad leo al traductor de Cavafis, a menos que ustedes sepan griego, cosa que dudo”. Sólo he podido leer plenamente a los poetas de idiomas que entiendo: Rimbaud, T. S. Eliot, Apollinaire, Eluard, Ungaretti, Pessoa. Lo bueno de leer en la lengua materna es que uno puede ver las diferentes técnicas y estrategias que usa el poeta. Esto es casi imposible de hacer en poemas traducidos. Por eso leía poesía medieval española, barroca, modernista, del siglo XX; es decir, todo lo que caía en mis manos escrito en castellano, más los poetas de las lenguas que conozco.

—He leído tu poemario En un abrir y cerrar de ojos. Cuéntame de este trabajo poético. Hablemos de tus posteriores libros. ¿Qué rumbos han tomado?

—Ese es un libro muy especial para mí, por las circunstancias en que fue escrito. Me operaron del ojo derecho y por milagro no quedé ciego de ese ojo. La convalecencia duró seis meses. Me pusieron una burbuja adentro del ojo, más un parche encima que se llenaba de sangre de vez en cuando. En esas penosas circunstancias, en las que apenas podía ver las letras, fueron surgiendo los poemas. Después, en condiciones normales, escribí un libro que se llama Pena de vida. Son reflexiones sobre la muerte, el amor y la naturaleza, con algunas incursiones en la literatura fantástica.

—Tu poesía circula en las aguas del humor y la ironía, ¿qué es para ti el humor?

—Uno de los problemas de los críticos es que tienden a usar conceptos, como el humor, en términos demasiado vagos y generales. No es lo mismo el humor de Quevedo que el de Cantinflas, creo yo. No se ha determinado todavía qué clase de humor es el que hay en mis poemas y no me corresponde a mí hacerlo. Lo mismo con respecto a la ironía. En todo caso, no es algo que yo me proponga realizar conscientemente. Lo que sí me queda claro es que se ha exagerado la presencia del humor o de la ironía en mi poesía. Por ejemplo, mis poemas contra la guerra no tienen nada de humorístico.

—Vivir lejos de tu país, ¿en qué ha beneficiado a tu poesía?

—Se ha beneficiado en lo obvio. Uno está inmerso en otra cultura, en otro idioma y hasta en otro paisaje. Imagínate, yo pasé del desierto del norte de Chile a las nieves de Iowa. Lo interesante es que este hecho provoca un distanciamiento, y entonces hay ciertas cosas de tu país que las puedes ver desde otra perspectiva. Yo percibo mejor los matices y rasgos distintivos del español de Chile y puedo incorporarlos a mi poesía.

—¿Actualmente en qué proyectos literarios está Óscar Hahn?

—En realidad lo que hay son proyectos terminados, que se están concretando en estos mismos momentos. Por ejemplo, mi antología Poemas de la era nuclear acaba de ser publicada por Bartleby de España, y mis poesías completas están por salir en Visor de Madrid, con el título de Archivo expiatorio. Además, mi libro inédito Pena de vida esté en prensa en LOM Ediciones de Santiago. También hay unas obras completas que van a aparecer en Lima. Preparar todo esto ha sido muy agotador, así que ahora me dedico solamente a escuchar música clásica y jazz, y a ver películas de los años 40.

 

¿Por qué escribe usted?

Porque el fantasma porque ayer porque hoy:
porque mañana porque sí porque no
Porque el principio porque la bestia porque el fin:
porque la bomba porque el medio porque el jardín

Porque Góngora porque la tierra porque el sol:
porque San Juan porque la luna porque Rimbaud
Porque el claro porque la sangre porque el papel:
porque la carne porque la tinta porque la piel

Porque la noche porque me odio porque la luz:
porque el infierno porque el cielo porque tú
Porque casi porque nada porque la sed

porque el amor porque el grito porque no sé
Porque la muerte porque apenas porque más
porque algún día porque todos porque quizás

 

Escrito con tiza

Uno le dice a Cero que la nada existe
Cero replica que uno tampoco existe
porque el amor nos da la misma naturaleza

Cero más Unos somos Dos le dice
y se van por el pizarrón tomados de la mano

Dos se besan debajo de los pupitres
Dos son Uno cerca del borrador agazapado
y Uno es Cero mi vida

Detrás de todo gran amor la nada acecha.

 

Televidente

Aquí estoy otra vez de vuelta
en mi cuarto de Iowa City

Tomo a sorbos mi plato de sopa Campbell
frente al televisor apagado

La pantalla refleja la imagen
de la cuchara entrando en mi boca

Y soy el aviso comercial de mí mismo
que anuncia nada a nadie.