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“La vida en tiempos de muerte”, de Samaria Márquez JaramilloSobre La vida en tiempos de muerte, de Samaria Márquez Jaramillo
Carta desde Ratisbona

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Estimada Samaria:

Iniciamos semestre con todo lo que eso implica para las labores en una universidad. Pero por fin logré sentarme a leer su novela. Y, para decir la verdad, no entiendo por qué me pide mi concepto. La novela se defiende sola, además del premio que ya recibió. Bien importante, por cierto. Pero empecemos con mi propio recuerdo. En enero de 1999, mi esposa, colombiana,  y yo hicimos un viaje por el eje cafetero para conocer esa parte de Colombia que todavía no conocía y, por otro lado, para visitar a un tío de mi esposa en Calarcá. Tres días después estábamos en Medellín y tembló la tierra tan fuerte. Salí de la universidad para ver qué estaba pasando. Supimos de la tragedia en Armenia y sus alrededores. Nos demoramos varios días hasta que logramos contactar al tío y supimos que no le había pasado nada. Y creo que fue el hotel donde nos habíamos hospedado pocos días antes que se derrumbó completamente en Armenia. Tuvimos mucha, pero muchísima suerte.

Ahora bien: qué hay que hacer para contar la experiencia de un terremoto tan devastador desde adentro, desde la posición de los afectados. Es el mismo problema que tienen que enfrentar todos los que escriben sobre situaciones traumáticas. No es suficiente la simple descripción de los hechos, ni tampoco el intento de plasmar en escritura la impresión personal.  Ambos procedimientos tienen sus lugares (periodísticos, terapéuticos, etc.), pero todavía no llegan a ser literatura. Usted se decidió por mezclar dos posibles caminos. El uno, juntar la perspectiva interior de la narradora con otras narraciones externas. Eso solo todavía puede desembocar en una especie de álbum de crónicas. Y ahí interviene el segundo camino, el de la autoconciencia literaria, la metaficción, con las constantes reflexiones sobre la condición de posibilidad de escribir novelas en situaciones extremas; o bien, sobre la posibilidad de escribir novelas en nuestros tiempos. Pero falta todavía algo para que resulte una novela, por autoconsciente que sea: ese algo es la necesidad de juntar las narraciones y las reflexiones narratológicas con un hilo conductor, el cual, obviamente, es la búsqueda —de la Nana, del yo, de la novela, del sentido que tiene o no tiene hacer novelas en esos tiempos. Ese manejo fue un acierto que le permite, a usted, acceder a un sitial dentro de la Literatura actual.

Mi concepto: ahí está, breve pero contundente: me parece que usted eligió un camino excelente para convertir la experiencia del terremoto en literatura. Y alguien que es capaz de hacer eso, fácilmente logrará otras obras importantes. Leída la novela, con su mezcla de crónicas envueltas en metaficción, entiendo lo del premio. Felicitaciones y mucha suerte con sus textos.