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Poemas

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Declaración

Mucho mejor haber sido feliz.
Y no hablo de “la vida retirada”;
Pudo haber sido en la ciudad inmunda, en un apartamento sin ratas,
Con agua, luz y teléfono,
Pero haber sido feliz.

No tener la esperanza de que nuestro trabajo
Llegará a conmoverla y que entonces, al fin, vendrá a nosotros,
Ni tener que darse el consuelo de que nada fue en vano
Por el arte.
No entender a Enrique Banchs.
No ser tan patético.
No escribir...

O cuando menos —pues ya se ve que todo esto es imposible—,
Una sola cosa:
Olvido.

 

Fotos con traje prestado

Para la identidad, para la falsificación,
Para el “trabajo”, para no encontrarlo,
Para manejar, para estrellarse,
Para operarse, para seguir esperando,
Para la “patria”, para abandonarla y no volver,
Para estudiar, para la beneficencia, para no olvidarte...

Fotos, fotos y fotos,
Hasta la más reciente, todas de frente,
Bien peinado, con un ridículo traje prestado.

¿Y por qué no las fotos familiares,
En el parque, en las navidades, en los cumpleaños,
Aquí corriendo, aquí comiendo, aquí la sonrisa simulada,
De perfil, a la distancia, dando la espalda,
En mangas de camisa y mal peinado?

A quién si no a ése podría parecerme en mi tristeza.

 

Viernes

Y si todo es ridículo,
Habrá que callar a quien dentro de uno se atreve a decirlo.

Queda ser ridículo, serlo solamente,
Que a nada bueno viene darse tanta importancia
Con tan poco destino.

Ser necio.
Por supuesto, ser loco;
Y es que los “cuerdos” nunca hicieron nada.

Ser libre en cautiverio
Y que cuando suene la música se mueva el cuerpo.

(¡Música, en el mundo fracasado!)

Vino, chicha o cerveza, según la tendencia,
Pero siempre a ríos,
Cuando menos a caños, como los de mi ciudad.

Y ser amado...
Por sobre todas las cosas: ser amado.
Ser amado —no hay más.