Letras
Poemas

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caída,
como un ángel,
en vertiginoso momento,
adiós, hasta nunca,
palabras grandes
que ahora cobran sentido

Caída eterna,
siempre en picada,
hacia el abismo,
hacia la nada,
con la cima como principio
pero el final indefinido

Caída de agua
en la que me sumerjo,
me enjuago el dolor,
la culpa
el alma
torrente en que me ahogo
elemento que me mantiene
purifica mi cuerpo
mi aura

Caída del puente
que me llevaba
a paraísos inéditos
donde espejismos y verdades
me acompañaban
ya no hay madera
con qué reconstruir
ya no hay manera
de regresar allí

Caída de las estrellas
que alumbraban
los rincones
más oscuros de mi alma,
el cielo se ha quedado
desnudo y sin lámparas
ni promesas utópicas
que se hacen cuando se ama,

La luna brilla
pero se siente sola
no hay quien le haga
esta noche compañía

Caída de mi cuerpo,
desnudo y sin máscaras
ya a nada está sujeto
se desprende de mi alma

Caída por mi sentimiento
que ahora me confunde
se vuelve un tormento me lastima
me aturde...

Soy el eterno poema
que nunca deja de existir
que surge de la penumbra,
del dolor...
no importa el contexto
ni la musa
caída habré de escribir

 


 

¿Es acaso el ocaso
Del amor de ocasión?
Miré profundo en tu alma
Trascendí tus confines
Amante
¿por qué te autoexiliaste?
Vestigios de tu piel
Permanecerán en mis poros

 


 

Ella contemplaba
los confines del mar
quería dejarse ir
en la inmensidad.
Sentirse dueña
y señora
de todo aquello
que sus ojos
captaban.

Ya no importaba
su sombrío pasado
ya no sentía frío
ni hondos penares;
su alma
había resucitado
su cuerpo
estaba inmaculado
su mente
en blanco...

Conoció
después de su ardua búsqueda,
la felicidad.
Ese instante único,
Irrepetible,
Imprescindible,
Irracional.
Ella
sobre el arrecife:
sintiendo la violenta
caricia del viento;
y el estruendo,
el movimiento
de las olas azules.

Más allá
del bien o del mal
estaba ya,
en el límite de su mundo.
Podría morir,
y ofrecer
su marmóreo cuerpo
a Neptuno...
Pero no fue así
simplemente
abrió sus brazos
y soltó a llorar...

 


 

Tan muerta estás ya,
absorta, ignota, impasible...
a los ojos que te regalan
gotas de felicidad
Con la mejor pose
estás ahí,
Sin una lágrima,
o un último deseo,
nada sientes.

 


 

Mató de una vez
toda esperanza por sobrevivir,
no hay manera de escapar
llegará la hora del final.

Inmersa en la oscuridad,
sin más iluminación
que la pálida y fría luna
que le abandona al amanecer,
en medio de la nada
y el frío infernal del alba...

Mató de una vez
su esperanza por sonreír,
ya no hay flores,
ni paisajes de color,
todo se vuelve gris,
la niebla, la vida se llevó
La gente ya no mira a los ojos,
los corazones
están abrigados de egoísmo,
nada los hace humanos.

Mató de una vez
toda esperanza por hablar,
nadie escucha sus palabras;
perdió
la capacidad de comunicación,
la ignominia colapsa los oídos,
el malditismo ha invadido,
no hay ni amor ni compasión.

 


 

Te llamé destino.
no cruzaste la puerta de la estancia,
fue de mi corazón

Intenté definir nuestras coincidencias,
obsesivamente teórica:
sincronía metempsicosis, transferencia
neurofeedback
un desfase de hemisferio cerebral.

Innecesaria era a veces la sintaxis
magia había en los amaneceres
a través de tu voz
el oasis del contacto
aun si resultase improbable
en el paraíso desértico de lo banal.

Una flor de loto emergió en nuestro tórax
La fisura de Silvio te aguardó Siglos...
Hipotálamo, limbo, en abstinencia de ti.
Cuatro siglos en universos paralelos
amor sublimado
emergente entre los tulipanes
de tus pasos
aún disfruto tu risa cítrica

Te llamé destino,
cuado desnuda de máscaras
y estereotipos emocionales
me adentré en tus paisajes
incógnitamente astrales.
la rosa oscura
el inmenso océano estelar
épocas antiquísimas
misterios insondables
y tus ojos,
el punto de referencia
eternamente.

Perdí la tierra al tanto recordar
desaparecí...

Ahora, estás frente a mí,
en la misma dimensión
mismo contexto espacio temporal
y te atreves a decir
¿Destino? No.
Construcción humana.
Explica entonces por qué coincidimos
una vez más...

 


 

Te has esclavizado
A lo que no te haga sentir
sucumbiendo entre hojas y libros
Abanderando la objetividad
Y mis besos
¿Dónde los archivarás?