Letras
De Lesbia a Catulo

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1

Catulo, no quiero que veas a la Lesbia de ahora,
con los brazos caídos y el manto roto
tras la puerta que una tarde te cerró.
La Lesbia de otros días la que comía del sol de tu boca,
se perdió por las tierras de Cirene.

“Dirías: ¿cómo es posible? Pues sí: una traición tal
obliga a querer menos y a amar más”.

Catulo.

 

2

Más por amor que por desasosiego,
mis alas te siguieron.
Al doblar la esquina me topé
con los años que te llevarían de mí.
Y entendí que no se debe querer sino amar.

 

3

Decías conocerme,
saber el sitio exacto de mis lunas,
la tierra donde dejé el ombligo olvidado.
Dijiste que te consumías en celo y
que me amabas como familia tuya.
Sin embargo cuando tomas las sábanas
con las hoy que te cubres ¿piensas en mis quebrantos?

 

4

Me quedé sin memoria
cuando mi lengua se partió en dos.
Desesperada,
barrí los trozos de tus labios.
La noche llegó de madrugada.
Ya no tuve amores, ni quereres,
sólo el hombro de los años.
Ni tú fuiste mayor a mi muerte,
ni yo, la naranja de tu plato.
Juntos nos comimos los sinsabores del desayuno.
Las cenas se perdieron al creer que nos quisimos

 

5

Dije que jamás volvería a esta Isla
donde tus palabras me sepultaron.
Juré por mí misma que ya no te hablaría.
Todas estas cosas dije, Catulo, prendida en el enfado
Y las guardé por más de veinte años.
Pero cuando escucho tu nombre
¿Qué me dices en el pecho?
No puedo, aunque yo quiera,
borrarte de mis dominios.

 

6

Catulo, seguramente creerás
que los años lograron empolvarte,
que borré tu nombre de mis besos
Y puse candado a mi vista.
Ni lo uno ni lo otro. Me dueles
Pegado al costado izquierdo
donde la mariposa se fue contigo.

 

7

Cosa del destino, de las letras y
las leyes que quisieron empobrecerte
                                          en amores y fortuna.
Culpa mía no fue que
tu suerte haya ido a parar
a las patas de los bueyes

 

8

Ni la tibia devastada en la noche,
ni las lágrimas secas de tus ojos,
te exoneran de la tristeza
de concebirme traicionada
por tu enfermizo corazón.

 

9

Este día dejo que el silencio
prolongue nuestra dicha
y que el tiempo de nuevo te resucite.
Por fin abro mi pecho,
                libero nuestros pájaros
¿Para qué hacerte la guerra?

 

10
Querencia

“Qué duro es quererte así, contigo pero sin ti”.

L. E Aute.

Aún girasoleas en mi piel:
                                 juegas a volar.
Anudas huellas al camino
Y al ritmo del agua, del viento
te fundes en la arena con mi sal.