Noticias
Piden a Garzón aprobar exhumación de enterrados con García Lorca
Comparte este contenido con tus amigos

Los familiares del que fuera maestro de Pulianas (Granada, España), Dióscoro Galindo, y del banderillero Francisco Galadí, supuestamente enterrados en la misma fosa común que el poeta Federico García Lorca, presentaron el pasado viernes 12 ante el juez Baltasar Garzón, en la Audiencia Nacional, una demanda para poder recuperar los restos de sus antepasados. Frente al silencio de los herederos de Lorca, “que ha primado siempre”, los Galindo y los Galadí confían ahora en una “salida legal” que les sea favorable y permita la exhumación.

La nieta del maestro republicano, Nieves Galindo, que estuvo acompañada por el historiador Ian Gibson y varios miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, defendió que la solicitud presentada ante Garzón es la “última salida” tras muchos años reclamando la exhumación. En todo ese tiempo, “ha ganado” la oposición de la familia del escritor a buscar la fosa pero ahora “tendrá que ser al revés”, mantuvo Galindo.

El hispanista Ian Gibson tampoco entiende la negativa de la familia de García Lorca a buscar la fosa, a saber al menos si el poeta está enterrado en el paraje entre las localidades de Alfacar y Víznar, por lo que saludó la posibilidad de que setenta años después exista la “oportunidad” de buscar el cuerpo del “poeta más grande que tiene este país y el desaparecido más célebre de la Guerra Civil” que, según afirmó, “yace tirado en una cuneta como un perro”.

Gibson afirma que “los ganadores tuvieron cuarenta años para sacar a sus muertos, y lo hicieron, pero no dejaron a los otros acercarse a la fosa”. En opinión del historiador “eso es inhumano, injusto y atroz”. No entiende que los seis herederos del poeta granadino se nieguen a la exhumación del cadáver.

“Si la familia no quiere sacarlo de allí, me parece muy bien, yo no tengo derecho a entrar ahí, pero sí creo que tengo derecho a saber si está”, indicó Gibson, que también hizo referencia a los “bulos que circulan por Granada”, como el de que los familiares desenterraron el cuerpo dos días después del fusilamiento y lo trasladaron a la propiedad familiar de la Huerta de San Vicente, “inventado por algún sabelotodo”, en su opinión.

Gibson dijo apoyar y alabar la iniciativa de Garzón, por lo que así se lo ha transmitido, afirmando que su postura supone un “paso de gigante”. En la misma línea, la nieta del maestro Nieves Galindo ha valorado positivamente la petición que el propio Garzón hizo recientemente a varios ayuntamientos y otras instituciones para que le hagan llegar listados con los nombres de las personas enterradas en fosas comunes desde el comienzo de la Guerra Civil, así como la fecha de los enterramientos y las circunstancias en las que se realizaron.

En noviembre del año pasado, Letralia publicó un extenso reportaje del periodista español Fernando Guijarro Arcas según el cual estas versiones eran ciertas. “Es hora de decirlo: la familia de Federico García Lorca, deshechos de dolor por su trágica muerte que nada podía justificar, desenterró el cadáver del poeta”, afirma Guijarro. “Lo hicieron dos días después de su trágica muerte en agosto de 1936, para trasladarlo a la finca que sigue siendo propiedad familiar, la Huerta de San Vicente, donde está enterrado aún”.

Sin embargo Gibson se muestra incrédulo en este sentido. “Nunca escuché un rumor de ese tipo y me parece algo imposible sin que todo el mundo se enterase y era del todo imposible sacar un cuerpo de aquella zona sin que alguien se percatara”. El reportaje de Guijarro puede leerse en nuestra edición 175.

Para el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada, Francisco González, los García Lorca “pueden opinar sobre la recuperación de los restos de Federico si las instituciones se lo consienten”, pero rechaza que se opongan a que los familiares de los otros enterrados junto a él recuperen los cuerpos de sus antepasados.

Por su parte, el vicepresidente de la asociación granadina y alcalde de Pulianas, Rafael Gil, presentó junto a la demanda un reportaje técnico, entregado en la Audiencia, en el que se localiza la fosa, y explicó que la localización exacta de la misma y la posterior exhumación se podría realizar “sin ningún escándalo ni circo”, con los medios arqueológicos de los que dispone la Universidad de Granada. “Lo que no puede ser es que la voluntad del asesino deje a muchos asesinados en las cunetas o en las fosas comunes cuando hay familiares que libremente quieran recuperarlos”, añadió Gil.

Gil destacó que “no hace falta hacer excavaciones”, sino que se puede utilizar un radar para localizar los cadáveres, de manera que se evitarían “escándalos”. Además, añadió que las labores de identificación no deteriorarían los cuerpos, puesto que el cráneo de Lorca podría cotejarse con las fotografías que se disponen de él; a Galindo le faltaba una pierna y los restos de Galadí se podrían contrastar con el ADN de su nieto, identificando los restos de Arcollas por exclusión.

“Lo que no puede ser es que la voluntad del asesino deje en las cunetas los cuerpos de los fusilados durante la guerra”, observó Gil, que ha insistido en que lo que pretende es que “cualquier familia pueda dar una sepultura digna a sus antepasados”.

Para Galindo y para Gibson “las heridas” que en forma de asesinatos causó la Guerra Civil y la represión franquista “siguen abiertas”. Rechazaron así la postura que defiende “la derecha” de que la Ley para la Recuperación de la Memoria Histórica y las peticiones para las exhumaciones únicamente sirven para abrir viejas heridas.

“No vamos a abrir nada que no esté abierto, lo que hay que hacer es cerrarlas y eso sería encontrar los restos de la persona desaparecida, rescatar los restos de nuestros seres queridos sin que se haga en contra de nadie y sin ningún tipo de agravio”, explicó la nieta del maestro asesinado junto a García Lorca, Galadí y el también banderillero Francisco Arcollas, del que no se conocen descendientes, el 18 de agosto de 1936.

Fuentes: CopeEuropa PressIdeal