Letras
Poemas

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La luz del santo

Vibra la llama
sostenida
por su voluntad de piedra.

Franquean el rigor
oleadas insondables de dolor...
Y a veces tiembla.

 

Al alba

Surjo
Como el día surjo
de entre mis cenizas

No he medido el daño del derrumbe
mas parece cierto
que nada quedó en pie

¡Terremoto en la conciencia!

Aunque que ahora que lo pienso
antes de esto,
Casi nada lo tenía construido

Tal vez sería bueno empezar algo con el alba.

 

Lección de historia

Una por una cayeron las columnas del imperio
y las lágrimas del hombre,
—del último hombre que quedaba en pie—,
naufragaron en la arena.

El moho y el silencio nacieron en las ruinas.
Pero nadie contemplaba el verde moho,
húmedo, optimista,
y nadie se quejaba
del repiquetear agujereante del silencio.

Caminante,
si Hermes enodios
en desvío,
te llevara
a transitar por aquel puerto
detente a escuchar por un momento
las voces que renacen del olvido...

¡Acaso aquel instante,
sin saberlo,
sea alquimia de tu rumbo en el camino!

 

La raíz perdida

Hermosa flor arrancada del paraje
fuiste a languidecer en mitad del pavimento
gris y mendigante,
con tu raíz perdida.

La mano digna que antes
se extendía al campo recogiendo mies,
ahora suplicando le arranca algún mendrugo
a la fingida caridad del que la ve...

¡Indígena robado del ensueño,
conoces la mirada de esos rostros
como de quien contempla
a un adorno feo que enturbia su pared..!

Voy,
y al pasar
me consumo en la vergüenza
de verte allí postrado.
Algo de mí agoniza en tu mirada
y languidezco, hermano,
también yo languidezco
con mi raíz perdida...