Me enamoré de ti hace treinta años
De aquellos poemas que escribías
Cuando yo apenas nacía
Me enamoré de aquella foto tuya
Con la pinta del momento
De aquel cabello largo
Y de tu barba
Y de repente
Con este abismo
Entre nosotros
Con tu vida
Dos veces
Como la mía
¿Qué hacemos?
Paso las noches despierta
A buscarte entre las líneas
Paso los días despierta
A esperar aquellas cartas
Donde aprendo
A conocerte
Donde entiendo
Cuánto te quiero
¿Por qué no me has esperado?
¿Por qué te has fumado todos esos cigarrillos
en noches blancas
de París
escuchando discos rayados
en alfombras polvorientas
de un pasado
sin mí?
Me enamoré de ti hace treinta años
Abrazo la noche
Y pregunto
¿Dónde estás?
Huelo tus versos
Hundida en la noche
Huelen a cigarrillo
A luz apagada
A sudor caliente en sábanas frías
A sexo de hombre y de mujer
A pinos a sol
Vino y sobremesas
Huelen a tiempos pasados
de aquellos que escribes
y que ya no son
A noches de jazz
en pisos con humo
A güisqui
acompañando a Bach
Huelen a ti
A tu piel helada
De no estar aquí
A texto desenfrenado
A orgasmo de papel
A luz prendida
para ver tus ojos
Huelen tan fuerte
que no se me despegan
Aquellos versos tuyos
escritos para otra
Leo tus versos
En la noche hundida
Apago la luz
Paulatinamente
acaricio
las curvas
de tu cuerpo
que no existe
sino
en mi mente
La sombra de tu piel
en sábanas de olor
despierta mis entrañas
Desasosiego
en noches de insomnio
Soledad de la cama
y terciopelo oscuro
Salgo a la terraza
El viento me acaricia
Me hacéis el amor
Clandestinamente
aprieto
el bulto
de tu cuerpo
Sudario
entre almohadas
empapadas
de ti
La noche te ha tragado
en labios de papel
Es un juego de papel
Que terminará quizás
En la cama
O quizás
En lechos de papel
Como aquellos que tú escribes
Habíamos hablado
De aquel cantante
muerto de haberse quemado
las alas
en alcoholes
desamores
y poesía
Habíamos hablado
De cine
Películas en blanco y negro
Actrices que despiertan
erotismos
con guantes
y pestañas
Habíamos hablado
de aquellos versos lejanos
que partían el cielo
y nos dejaban
a la merced
de la tormenta
empalabrados en la sangre
Habíamos hablado
de un paseo
bajo los olmos
de un París
que ya no existe
En búsqueda de un paraguas
perdido en otros tiempos
No has venido a la cita
En la sala
en la oscuridad de la tarde
estamos sólo yo
y unos cuatro señores
Nostálgicos
Tomaré un café en un sitio de otros tiempos
Y con el sabor de la soledad que me persigue
Escribiré los versos hundidos del vientre
Pensando en aquel café que tomaremos juntos
Caminaré por las avenidas grises de un París radiante
En búsqueda de aquella librería (española)
En búsqueda de aquel libro (agotado)
Que nunca he de hallar
Tomaré un mate en el café argentino del bulevar Saint Germain
Miraré hacia un lado, hacia atrás quizás
Y estaré de nuevo en mi Buenos Aires perdido
En mi Buenos Aires herido
Caminaré por las calles las plazas las iglesias el río y lo demás
Deteniendo la mirada y el zapato en las casillas de mi vida
Esbozada con la tiza de colores en la acera
Y alcanzaré el cielo
Tomaré una copa de vino tinto y con un viejo tango
Deslizada entre las sombras de un diván oscuro
Me olvidaré la hora el lugar el tiempo
Me olvidaré de ti que jamás estás
Caminaré por fin hasta la madrugada
Escucharé mezclarse pájaros y estrellas
Mi corazón colgado de tanto caminar
Y tomaré un café el último del día