Letras
Dos poemas

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Entre la esquina y mi almohada

En una esquina de mi pueblo
    —por lejana sin tejado—
hago cita con el recuerdo
y es quimera lo que hago.
Me reinvento:
Los amigos del pasado y
los sueños truncados y
los pies cantando descalzos y
la lluvia dibujando los pasos y
los amores deshojando labios y
la mochila rosa sobre el regazo y
las caderas danzando y
los niños arrojando guijarros y
las vecinas murmurando y
los tambores cimbrando y
las rosas besando tallos y
las pupilas contando astros...
Y me pierdo soñando
con el rocío sobre la cara:
entre la esquina y mi canto
hay un abismo: la almohada.

 

Sueño impúdico

En secreta complicidad con la renuncia
la alevosía inocente se esconderá bajo la piel;
desgarrará la carne y por los surcos abiertos
se desangrará el amor; clamará a dentelladas
la negación hipócrita que los labios
nombran olvido.
Fragmentos del concilio desencadenarán aludes
en descenso níveo contenido en quimera;
amanecido, bajo los párpados cerrados
tu cuerpo será mi abrigo y no sabrás nunca
que me he bebido tu sombra porque
al despertar sedienta degustaré con culpa
la ambrosía del tiempo perdido y tú...
no estarás conmigo.
Será la violación sin mácula la promesa
de un pacto infringido;
en la boca retozará el olvido
y en la vertiente de la sangre
habrá rebelión de besos prohibidos.
El sueño impúdico guardará el secreto
suscrito en público y el pacto roto
aparecerá completo.
Absolutamente nadie descubrirá
la falsificación del documento
tan sólo visible en el polo izquierdo
que queda de lo que fue mi cuerpo.