Sala de ensayo
F. T. MarinettiMarinetti y el futurismo: el discurso de la antitemporalidad continua

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El tiempo, como noúmeno intangible, ha sido, a través de la historia, un elemento que indudablemente ha inquietado al hombre en la búsqueda de su ubicación ontológica dentro del cosmos. El tratamiento filosófico en cuanto a consideraciones temporales se refiere, es tan antiguo como lo es cualquier otra interrogante metafísica. De hecho es posible trazar una línea histórica que nos remontaría a un génesis temático desde la civilización griega con Anaximandro (610 a.C -545 a.C), Platón (c. 428-c. 347 a.C.) y Aristóteles (384-322 a.C.), quienes buscaban establecer una concepción temporal como ordenadora del cosmos, devenir cíclico y propiciatoria del movimiento (medido por la conciencia), respectivamente. Luego, Agustín de Hipona (354-430), con su eterno presente; Newton (1642-1727), con su aplicación al mecanicismo; Kant (1859-1941), con su definición que responde a la intuición pura o trascendental de la sensibilidad y, finalmente, los filósofos modernos como Bergson (1859-1941), Heidegger (1889-1976), que atribuyeron nociones intrasensoriales a la temporalidad; entre otros.

Pero lo que interesa a la presente revisión no es un avalúo temático temporal de deliberaciones sobre el tiempo. El interés radica en apreciar cómo las inquietudes universales son resemantizadas en creaciones artísticas; y en este caso cómo las concepciones temporales afectan a la creación de un código estético, en un movimiento literario delimitado. Si llevamos la concepción filosófica del tiempo a un plano de yuxtaposición textual, conseguimos diferenciar dos niveles de aplicabilidad. Por un lado, el tratamiento del tiempo como temática de lo contado, y por otra parte, las disposiciones temporales a nivel discursivo en la configuración del relato. Es en este último nivel, el que corresponde al discurso, el que será nexo entre la visión de temporalidad y el movimiento literario de “vanguardia”.

El futurismo, como planteamiento estético, abarcó dentro de sus ramificaciones artísticas a la literatura. F. T. Marinetti (1876-1944) le dio vida al mismo en 1909 con la publicación del primer manifiesto futurista. Posteriormente, en 1912, publicó el Manifiesto técnico de la literatura futurista, el cual establecía ciertos parámetros conceptuales en correlación con la ideología del movimiento. Entre otras cosas, se proponía una reestructuración de los cánones de belleza: “Un automóvil de carreras con su capó adornado de gruesos tubos semejantes a serpientes de aliento explosivo..., un automóvil rugiente que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia”. Además de un “prescindir” ontológico de lo previo, que propone unas nociones de tiempo/espacio desligadas de lo anterior: “El Tiempo y el Espacio murieron Ayer. Nosotros ya vivimos en lo absoluto, pues hemos creado ya la eterna velocidad omnipresente”. Esta rebelión ante lo clásico, la preferencia por la velocidad y el impulso hacia el anarquismo, tuvo, lógicamente, repercusiones en lo que a construcción literaria se refiere. ¿Cómo estuvieron dadas en términos de estética literaria?

Antes de contestar esto, puede señalarse que, si trasladamos las nociones temporales a la escritura, encontramos que en las relaciones sintácticas está expreso un microcosmos de temporalidad, el cual está delimitado, en su mayoría, por la configuración tanto sintagmática como paradigmática del ordenamiento de los tiempos verbales. Es por esta razón que, en el caso de la obra literaria, las voces narrativas y su perpetuación o cambio, dentro de un mismo o varios planos temporales, nos indicará las nociones de temporalidad desde el discurso. En el caso de los futuristas, plantean las siguientes nociones a este respecto:

  1. Es necesario destruir la sintaxis, disponiendo los sustantivos al azar, tal como nacen.
  2. Se debe usar el verbo en infinitivo para que se adapte elásticamente al sustantivo y no lo someta al yo del escritor que observa o imagina. El verbo en infinitivo puede sólo dar el sentido de la continuidad de la vida y la elasticidad de la intuición que la percibe (extracto del Manifiesto técnico de la literatura futurista).

La destrucción de la sintaxis debe ser vista como producto de una refracción temporal intencionada, más que una simple rebelión anticlasicista. Los futuristas encuentran al movimiento y la velocidad como los aspectos aprehensibles del tiempo, pues para ellos el pasado no existe, lo que importa es el futuro tecnológico, al que la máquina dotará de dinamismo y movimiento.

Ahora bien, el rompimiento de la sintaxis, junto con la colocación de verbos en infinitivo, demuestran la búsqueda de una antitemporalidad, pues el modo verbal en infinitivo no delimita una temporalidad determinada, sino que más bien expresa una continuidad, un movimiento constante. Es por eso que la no temporalidad propia del infinitivo (que en los casos gramaticales depende del verbo conjugado para la adecuación de un tiempo específico) es idónea ante una proposición textual que desdeña el pasado, y que a su vez busca dinamismo en la prosecución de sus enunciados. Esto guarda estrecha conexión con la noción de continuidad, pues conjugar los tiempos verbales implica desde ese preciso momento enmarcar un plano temporal dentro del discurso, es decir, un tiempo expreso. Esto, desde la perspectiva de la recepción, de la lectura, trae indudables consecuencias, las cuales sólo pueden ser unificadas en relación con los demás aspectos de construcción literaria propuesto por los futuristas con la intención de lograr esa “velocidad”.

Es entonces posible afirmar que la ruptura de la sintaxis, más la elisión de preposiciones, conjunciones y signos de puntuación, propician que el texto futurista sea leído como una ráfaga de analogías e imágenes continuas, sin pausa, siendo éstas las consecuencias de la ruptura sintáctico-temporal; lo cual añade cierto dinamismo de imágenes sucesivas, y a la vez acciones infinitivas, imposibles de catalogar dentro de un plano temporal definido. Ejemplo de lo expuesto puede encontrarse en la mayoría de la producción futurista, sin embargo podemos hacerlo notar con mayor especificidad en un texto del mismo Marinetti, llamado “Bombardeo”, el cual se encuentra dentro de la compilación publicada en 1914 denominada Zang Tumb Tumb:

Cada 5 segundos cañones de asedio despancijar espacio
con un compás tam-tuuumb amotinamiento de
500 ecos para tarascarlo desmenuzarlo desparramarlo
sin fin
en el centro de esos tam-tuuumb despanzurrados
(amplitud 50 kilómetros cuadrados) saltar estallidos
cortes puños baterías tiro rápido Violencia fiereza
regularidad ese bajo grave pautar los extraños
locos alborotadísimos agudos de la batalla Furia agobio.

Es la temporalidad nula, o antitemporalidad sintáctica, la gran “marca” estética que posibilita la continuidad del texto, pero más allá de una simple avalancha de imágenes visuales y sonoras, destacamos que la concepción temporal futurista está directamente enlazada con su producción literaria, en tanto que el mecanismo de expresión poética estuvo en concordancia con la visión filosófica del tiempo que propusieron. La antitemporalidad no sólo fue abordada desde el plano temático, sino que además actuó como mecanismo configurador en las disposiciones temporales a nivel léxico, morfosintáctico y hasta fonético.

 

Referencias

  1. García, P. (s/f). Bombardamento, F. T. Marinetti [versión digital] disponible en: http://www.saltana.org/1/docar/0419.html [consulta: marzo 2007].
  2. Sarmiento, J. (1912). Manifiesto técnico de la literatura futurista [versión digital] disponible en: http://www.uclm.es/artesonoro/FtMARINETI/html/manitec.html [consulta: marzo 2007].
  3. Yépez, H. (2006). El manifiesto futurista (1909) por Filippo Tommaso Marinetti. [versión digital] disponible en: http://tijuana-artes.blogspot.com/2006/01/el-manifiesto-futurista-1909.html [consulta: marzo 2007].