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Cristina GrandeCristina Grande
Hasta los personajes más cínicos y amargados tienen derecho a la esperanza

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“Personalmente, no me va el discurso catastrofista de aquellos agoreros que hablan de lo mal que está el mundo y la humanidad. Hasta los personajes más cínicos y amargados tienen derecho a la esperanza”, manifiesta la escritora española Cristina Grande (Lanaja, Huesca, 1962).

“La esperanza es hermana del amor, y yo siempre he creído que el amor es el motor que mueve el mundo”, sostiene la narradora quien recientemente estuvo de paso por Nueva York en el marco de una iniciativa diseñada para difundir la literatura española en los Estados Unidos.

“Yo trabajo en una farmacia, trato con gentes de toda clase, y nunca he dejado de creer en el ser humano”, afirma la autora de Naturaleza infiel, su primera novela, en referencia a las opciones que encuentran sus personajes en su tránsito por aparentes callejones existenciales sin salida.

La novela entrelaza historias y personajes de una familia que abarca a varias generaciones de españoles en el contexto del postfranquismo y suele ser apreciada como un intento de balance y liquidación de una época.

“En ningún momento me planteé escribir una elegía generacional, sin embargo algo tiene de eso, pues son muchos los lectores que la han visto así”, precisa la autora de la colección de relatos La novia parapente.

“Cada época tiene sus luces y sus sombras y la del postfranquismo fue de grandes contrastes, muy compleja, intensa e historiada”, anota.

La fotografía es otro de los espacios creativos frecuentados por la narradora aragonesa. “La imagen y la palabra son herramientas que se parecen poco entre sí, aunque en un momento dado puedan servir para contar la misma historia”, comenta.

“En mi caso, la imagen fotográfica a veces funciona como detonante, o casi como embrión que no siempre llega a desarrollarse”, puntualiza.

Al requerírsele un juicio del momento actual de la literatura en España y América Latina, indica: “Las etiquetas suelen ser peligrosas, a veces útiles para guiarnos en el vasto mundo de la literatura, pero cada lector acaba creando su propio mapa de ruta”.

En el mismo sentido se pronuncia acerca del quehacer literario en función del género: “Hay literatura de mujeres igual que hay literatura de hombres. Como ya he dicho antes, no soy muy partidaria de la etiquetas”, apunta.

 

Todo escritor es un ser comprometido

Preguntada acerca del compromiso del escritor, en el sentido atribuido al término, tan de moda, hace tres o cuatro décadas, la autora del volumen de cuentos Dirección noche (2006) observa: “El compromiso, tal como se entendía en aquella época, ha quedado ciertamente obsoleto como concepto, pero todo escritor es un ser comprometido y que debe asumir la responsabilidad de sus palabras”.

En referencia a la trascendencia del fulgurante movimiento que puso en el mapa contemporáneo de la literatura universal a la novela hispanoamericana en los años ‘60 del siglo XX, Cristina Grande acota: “Lo que haya quedado después del boom es lo que realmente merece la pena. Grandes escritores como Vargas Llosa, García Márquez, Julio Cortázar (por citar sólo tres) siempre nos enseñan algo, incluso en sus obras menores”.

En relación a algunos de los grandes autores de la lengua castellana, y de sus obras, la escritora deja conocer sus juicios personales. Del libro cumbre de Cervantes dice: “El Quijote es una obra maravillosa, como un manantial que nunca se agota”.

Acerca del escritor argentino Jorge Luis Borges señala: “Me gustan más sus cuentos que sus poemas. ‘El Aleph’ me emocionó cuando era más joven. Es cierto que con los años me he vuelto menos borgiana”.

En cuanto al novelista peruano Mario Vargas Llosa declara: “Cada día me gusta más, por su lucidez y valentía. Me encantó La fiesta del chivo, y también me gustan algunos de sus artículos de prensa”.

Considerada una escritora de culto por algunos de sus lectores, la narradora residente en Zaragoza manifiesta: “No sé exactamente qué es un escritor de culto. Quizás es simplemente no ser demasiado conocido, pero sí apreciado por la crítica y por otros escritores. Yo rindo culto a muchos escritores, conocidos y menos conocidos: Natalia Ginzburg, Katherine Mansfield, Javier Tomeo, Hilario J. Rodríguez, Augusto Monterroso, Claire Castillon...”.

Al abordar el fenómeno de escritores de origen hispano como Junot Díaz, Daniel Alarcón, entre otros criados en Estados Unidos, cuya labor creativa se desarrolla en el idioma inglés, comenta: “Me parece fantástico que uno escriba en el idioma en que se sienta cómodo. La labor del traductor es muy importante para conservar la calidad y el espíritu de las obras traducidas”.