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Juan Marsé gana el Premio Cervantes 2008
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Juan Marsé (Barcelona, 1933), escritor que ha “marcado” generaciones y ha “contribuido a la defensa en Cataluña de una lengua que hablan 500 millones de personas”, según señaló este jueves 27 de noviembre el ministro de Cultura de España, César Antonio Molina, se convirtió en el ganador del Premio Cervantes 2008, el más importante de las letras hispanas, dotado con 125.000 euros.

Marsé recibirá el galardón el próximo 23 de abril, fecha en la que murió Miguel de Cervantes, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) de manos del rey Juan Carlos.

Molina hizo público el fallo del Premio acompañado de tres de los miembros del jurado: su presidente, el académico de la Real Academia Española (RAE) José Manuel Blecua, y los dos galardonados anteriores, Juan Gelman (2007) y Antonio Gamoneda (2006).

En esta misma línea, Blecua subrayó la “extraordinaria sensibilidad” y capacidad de Marsé para reflejar, a través de sus personajes, la “dimensión lingüística que sucedía y sucede en Barcelona”. “Personajes que en su forma de hablar reflejan un contacto entre lenguas”, precisó.

Por su parte, el poeta Juan Gelman indicó que con una gran “economía de medios” y utilizando apenas adjetivos, Marsé siempre ha sabido reflejar la preocupación por el otro, vinculado a aspectos de la lengua. Y así “lo demuestra en El amante bilingüe y en El embrujo de Shanghai”, explicó Gelman.

El ministro de Cultura subrayó que Marsé tiene una “gran obra literaria”, cuyas novelas “nos han acompañado a lo largo de toda nuestra vida” y le describió como un escritor “familiar” que nos ha “ayudado a ser críticos con los tiempos que hemos vivido”.

A la hora en que se hizo el anuncio, Marsé se encontraba fuera de casa, en una visita al médico, por lo que conoció la noticia más avanzada la tarde, según relató su mujer, Joaquina Hoyas, “al volver a casa y encontrársela llena de gente”. Ella apenas pudo conversar con él porque Marsé volvió a salir enseguida para ofrecer una rueda de prensa.

Preguntado por si el Cervantes “saldaba una deuda” con Marsé, uno de los eternos candidatos, Molina respondió afirmativamente, pero matizó que los premios “nunca saldan una deuda, sino que subrayan la obra de un autor”. A respecto, el poeta Juan Gelman apuntó con ironía que el Cervantes “sí saldaba muchas deudas bancarias”.

Para la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, Marsé “es uno de los mayores novelistas del último medio siglo, y sus novelas Últimas tardes con Teresa, Si te dicen que caí o Teniente Bravo son imprescindibles en la gran narrativa contemporánea en español”. Resaltó igualmente que su “mirada crítica, a menudo cargada de ironía, ha empujado la novela española hacia el siglo XXI. No es de extrañar que los escritores jóvenes vean en él a un auténtico maestro”.

Además de Blecua, Gelman y Gamoneda, en el jurado estuvieron Oscar Acosta, representante de la Academia Hondureña de la Lengua; Ángel Gabilondo, propuesto por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue); Malena Mijares, por la Unión de Universidades de América Latina (Udual); Manuel Longares, por el Instituto Cervantes; Ignacio Amestoy, por el Ministerio de Cultura; Antonio Rodríguez, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (Fape); Nelson del Castillo, por la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), y Ruth Fine, por la Asociación Internacional de Hispanistas.

Como secretario del Premio actuó Rogelio Blanco Martínez, director general del Libro, Archivos y Bibliotecas y como secretaria de actas, Mónica Fernández Muñoz, subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas.

Durante la rueda de prensa ofrecida por Marsé, el escritor afirmó que la literatura “no tiene nada que ver con los premios” pero se mostró ilusionado con el Cervantes, que resultó ser una “sorpresa relativa” porque sabía que era uno de los candidatos. Agradeció la distinción y aseguró que sus candidatos eran José Manuel Caballero Bonald y Ana María Matute. En relación con la anécdota de su visita al médico, el autor admitió que su cardiólogo le había notado “algo nervioso” por el fallo.

El Cervantes de 2008 es también el primero que se otorga tras los cambios introducidos por el Ministerio de Cultura en la composición del jurado, para dar más presencia al mundo de las letras y de la cultura en general y menos a las instituciones dependientes del gobierno español.

El Premio Cervantes, que no puede ser dividido ni declarado desierto o concedido a título póstumo, ha distinguido hasta ahora a 17 escritores españoles y 16 latinoamericanos, de los que sólo dos han sido mujeres, la española María Zambrano y la cubana Dulce María Loynaz.

Juan Marsé es quizá uno de los escritores españoles con más novelas llevadas al cine —desde El embrujo de Shanghai a Últimas tardes con Teresa— y que ha escrito la mayor cantidad de guiones de varias de ellas. Sin embargo, en los últimos tiempos ha renegado tanto del séptimo arte que, dijo, está inmerso en un libro que es un “pequeño ajuste de cuentas” con los guionistas y directores.

Marsé nació como Juan Faneca Roca, pero su madre murió en el parto y fue adoptado por el matrimonio Marsé. A los trece años empieza a trabajar como aprendiz de joyero. El futuro escritor se ve obligado a ganarse la vida tras el encarcelamiento de su padre, militante de un partido de la izquierda catalana. Mal estudiante, pasa más tiempo en la calle que en las aulas y empieza a conocer a fondo los que serán los escenarios de su personal mundo literario.

Muy pronto, gracias a su amiga Paulina Crusat, comienza a publicar sus primeros relatos en la revista Ínsula, dirigida entonces por José Luis Cano, y críticas de cine en Art-Cinema. A los 22 años le toca cumplir con el servicio militar, tiempo que aprovecha para comenzar a plantear su primera novela, Encerrados con un solo juguete, que terminaría en 1958 y resultaría finalista del Premio Biblioteca Breve.

A comienzos de los años 60, y por consejo de Jaime Gil de Biedma y Carlos Barral, se traslada a París, donde trabajará en el Departamento de Bioquímica Celular del Institut Pasteur como “garçon de laboratoire”. Allí se dedicará también a la traducción y da clases de español a Teresa, la hija del pianista Robert Casadesús, que prestaría su nombre a la más célebre de sus novelas.

A su regreso de París en 1962 publicaría su segunda novela, Esta cara de la luna, hoy repudiada por el autor, e iniciaría su relación con el Partido Comunista español, “porque era el único que hacía algo contra Franco” pero cuatro años después, ya en España, decide “separarse” por una cuestión de “intransigencia”. En 1965 obtiene el Premio Biblioteca Breve por Últimas tardes con Teresa, que en 1983 sería adaptada al cine por Gonzalo Herralde. También se casa con Joaquina Hoyas, con quien tiene dos hijos, Alejandro y Berta.

A partir de entonces se consolida como escritor profesional y abandona la joyería y la redacción de Art-Cinema. Se gana la vida redactando solapas para Editorial Planeta, anuncios y diálogos cinematográficos junto a Juan García Hortelano. Publica sin excesivo éxito La oscura historia de la prima Montse (1970), libro que descubriría las claves del universo literario que ha seguido cultivando hasta la fecha.

En esa época comienza Si te dicen que caí, con la que se propone rescatar su infancia y desacreditar la versión franquista sobre la realidad social del régimen. Considerada su gran obra de madurez, la novela tiene una estructura narrativa compleja, articulada a través de continuos saltos entre diversas etapas de la dictadura. Censurada en España, Marsé se ve obligado a publicarla en México, donde recibirá el Premio Internacional de Novela. En 1976 se acaba editando en España y en 1989 Vicente Aranda la lleva a la gran pantalla.

Su gran éxito llegaría en 1978, cuando obtiene el Premio Planeta con La muchacha de las bragas de oro, también adaptada en 1980 por el director barcelonés. Luego vendrán Un día volveré (1982) y Ronda del Guinardó (1984). En 1984 sufre un infarto que hace necesaria una complicada intervención quirúrgica. Pero a los dos años ya tiene un libro de relatos en la imprenta, Teniente Bravo (1986). En 1990 publica El amante bilingüe, que le vale el Premio Ateneo de Sevilla, y que Aranda vuelve a trasladar al lenguaje cinematográfico.

El embrujo de Shanghai llega en 1994, y es dirigida en 2002 por Fernando Trueba en 2004. Esta novela le reporta el Premio de la Crítica y el Arestión de la UE. Ya en 1997 obtiene el Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana y del Caribe. Tras La fuga del río Lobo (1996) y Dietario de posguerra (1998), Marsé publica, en 2000, Rabos de lagartija, por el que recibe el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa.

En 2005 publica la novela Canciones de amor en Lolita’s Club, que cuenta también con versión cinematográfica de Vicente Aranda. Ese mismo año renuncia, con gran repercusión mediática, a seguir formando parte del Premio Planeta por —según sus propias palabras— “la calidad subterránea” de los originales enviados, de la novela ganadora, Pasiones romanas, de María de la Pau Janer, y de la finalista, Y de repente, un ángel, de Jaime Bayly.

Recientemente, la editorial Candaya publicó Ronda Marsé, en el que se compila un amplio número de críticas sobre su obra, así como textos donde diversos escritores ofrecen una visión personal del autor de Últimas tardes con Teresa. Este volumen, además, incluye un documental sobre el escritor barcelonés que lleva por título Un parque de verdad con ranas de cartón.

Fuentes: El CulturalEuropa Press