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Poemas

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Minería espiritual

I.

Soy minero ante tu veta virgen,
Labrador ante tu suelo intacto,
Te descubro;
Aquella rueda que gira sobre sí
Para volver al principio soy, vuelvo

            Y te hallo
Clave escrita en mi pared.

 

II.

Minero del Ser
Topo del Verbo,
En el principio
La noche,
En lo profundo
El fuego,
Anaeróbica proeza
Que penetra en soledad y
Cava la Entraña Terrena
En pos del Tesoro Divino:
Interno
Y Eterno.

 

Canto lunar

Esta noche
La luna canta
Sorbo su luz por mis poros
Cual brebaje eléctrico,
Salvaje y erguido
En una Danza Lunar
Fertilizo sueños secos
De un Alma Vieja.

 

Maíz-Sol

Sendero de Espavé,
Río seco,
Sombra en grano,
Trillo de arenas.
Maleza al Sol,
Verdes sin fin
Sobre la tierra blanca
De un Continente Olvidado.
Ya no queda maíz
Astros sumergidos
Te buscan bajo tierra
Entre sangre y sal.
Maíz del Sol
Ausente en sombras
El Oscuro Norte
Anuncia el fin del sendero.

 

Las edades del hombre

Quien porta el báculo entre escombros 
Sol en su propio día, lucero en noche ajena 
desgrana misterios de una espiga común.

Pastor ancestral de ovejas perdidas 
Buzo reciente de perlas sumergidas 
Jardinero Eterno del Huerto Estelar.

 

La amenaza invisible

El prejuicio burló una guardia
llena de autocomplacencia
bajo una forma disfrazada de temor,
un sentido distorsionado de amenaza
que acosa cual Fantasma de Odio;
se justifica entonces una Amnesia
que borra aquella certeza
que fue en un Principio
trocada en Duda Absoluta
por un Calendario Houdiniesco,
bajo la vigilia invidente
de los guardias burlados.

 

Maleza

En mi nomadismo,
algunas veces hedonista,
otras tantas, estoico
se acumuló
maleza en mi pecho.
En la aridez de mi alma
la maleza devino
en hojas secas, filosas
que atravesaban mi corazón,
herido, me negaba a sucumbir.
Tus ojos, cristales
y tu corazón, el sol
han consumido la maleza,
mi pecho arde, el fuego
forja algo nuevo en mí:
Brilla una piedra preciosa
allí donde otrora hubo
un sangrante y maltrecho músculo,
del dolor infinito
surge una extraña redención.

 

Bochorno

El odio
empinó su codo
sobre el bochorno
intacto del verano;
la sangre
llena los vasos estivales,
embriaga mas no aplaca
la sed del temor.

 

Escena del crimen

Las huellas dactilares
de una conciencia popular
híbrida
cuelgan en el vacío,
maculadas
de la sangre de la identidad
perdida,
los trozos afilados
de la ruptura generacional
cortan la mano
de la sociedad.