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Poemas

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Inconsciente

Duerme, niña, duerme.
En tus sueños mi pesadilla también duerme.

 

Incertidumbres

La tarde recorre por mi silencio
su último cielo.
Poco a poco recojo las nubes en mi pecho.

 

Precaución

Ten cuidado que uno
de tus ojos
no sea un espía
bien acostumbrado
a tu rostro
esperando clavarte
el puñal ardiente
detrás de tu grito
con tu cabeza abajo
y tu otro ojo
en el exilio.

 

Otoño

Un buen silencio,
silencio que en cenizas
y polvo enterraría todo grito,
el cielo, de mis sueños, dispersa.
Caen, caen al fondo de la piedra
los días vencidos, los meses perdidos,
los años sufridos, los siglos perseguidos,
y toda la carne carcomida por los huesos,
y todos los huesos carcomidos
una tarde,
y la vida cogida por los tiempos.

 

En el principio

En el principio, yo era un destello de agua
parpadeando en el pétalo,
cuyas alas dulcemente se mecían en el aire.
Efímero como todos los destinos
acribillados despiadadamente por los vientos,
me declaré ojo en la punta de la piedra
guardando para mí el virgen dolor con voz muerta.
Así, aún lazarillo, me martirizó
el yugo antropófago del sol en vuelo.

 

El credo del bebedor social

(9 de dic. de 2005)

Somos muchos
en la taberna
bebiendo el alcohol
que de día en sudor
perdimos.
Nos sentimos tristes...
Aún no sentimos el viernes
que el alcohol nos promete.
Pero nosotros somos fieles.
¡Y el alcohol nunca nos traiciona!
Es leal a nuestra billetera.
¡Siempre y cuando esté llena!
Es leal a nuestra tristeza.
¡Aunque el rostro se nos haga trizas!
Es leal al silencio...
Nosotros no hablamos:
¡que lo hagan los locos
por nosotros!
¡que Hollywood los loros
ponga a hablar
por nosotros!,
porque no somos
capaces ni hasta de balbucear
libremente sin que una gota de alcohol
nos haga palpar
que existimos a veces...
...y que creemos más veces
en el alcohol que bebemos
que en la vida que vivimos.

 

Humareda

(Dic. 2005)

Humareda hendiendo
la noche en dos
tiempos: el tiempo
de inquietos y curiosos,
corriendo en la noche
la lava que del silencio
apretado de la puberencia
se exalta en la pezonada:
la noche germinada de la tierra labrada;
el tiempo otro, el tiempo
de ahuyentados y espantados,
corriendo en la noche
como cenizas al vacío airado
ni arenas ni polvo
sólo fosilizado el verdor
en muchas partículas
en ellas la nada
más oscura que una agujerada
cósmica...
¡Y cómica
la ingenua mirada
de inquietos y curiosos:
de fiesta la mirada
y la nada otra alborada
para ellos..!