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Accidente en Biblioteca Nacional de Argentina deja siete lesionados
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Un montacargas de la Biblioteca Nacional de Argentina se desplomó el pasado 29 de enero desde el primer piso hasta el segundo subsuelo y siete empleados sufrieron golpes y heridas. Más tarde, el propio director de la biblioteca, el sociólogo y ensayista Horacio González, reconoció que los cuatro ascensores del edificio, de veinte años de antigüedad, no tienen habilitación porque el trámite en el gobierno de la ciudad está demorado.

El accidente ocurrió en las primeras horas de la tarde, cuando siete empleados de limpieza que habían estado trabajando en el primer piso subieron al montacargas con la máquina enceradora. La alarma que advierte cuando hay sobrepeso no se activó, según explicó González.

“El ascensor no bajó en caída libre”, añadió. “Se accionó su sistema de amortiguación y hubo un golpe seco cuando llegó al segundo subsuelo. Fue un susto, pero el episodio es grave. Vamos a hacer un sumario para determinar la responsabilidad de Dynacell, la empresa encargada del mantenimiento de los ascensores, y uno de cuyos técnicos está en la Biblioteca de 9 a 21”.

El viernes 30, las autoridades de la Biblioteca Nacional rescindieron el contrato de la empresa que se ocupaba del mantenimiento de los ascensores. “Rescindimos el contrato de Dynacell y les pedimos presupuestos a las empresas Otis, Thyssen y Fujitec, para reacondicionar y mantener los ascensores”, indicó González. “Los trabajos se harán con la Asociación de Protectores de la Biblioteca y serán financiados por la Secretaría de Obras Públicas. Este año se llamará a licitación”.

Los siete empleados sufrieron golpes y dos de ellos fueron trasladados por el Sistema de Atención Médica de Emergencia (Same) al hospital Rivadavia. Desde allí, ambos fueron remitidos al Centro Médico Fitz Roy, donde una mujer quedó internada en cuidados intermedios y un hombre en terapia intensiva, con traumatismo de cráneo. Mientras, los bomberos realizaron peritajes en los cuatro ascensores de la biblioteca, incluyendo el montacargas, y decidieron clausurarlos todos.

El delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de la Biblioteca, Juan Domingo Pignataro, denunció que ninguno de los ascensores tenía habilitación y que el mismo montacargas ya se había caído tres veces, la última en diciembre. González admitió el mal funcionamiento, aunque dijo desconocer caídas previas. En cambio confirmó la falta de habilitación de los ascensores: “Hace 20 años que están en proceso de habilitación en el gobierno de la ciudad, en un largo trámite burocrático”.

Desde el gobierno porteño se indicó que la responsabilidad por la falta de habilitación corresponde a las autoridades de la biblioteca. La Dirección General de Fiscalización y Control de Buenos Aires envió el viernes un equipo de inspectores que constató que en el edificio hay seis ascensores, siete montacargas, y tres salas de máquinas, que ya habían sido clausurados por los bomberos.

“Las autoridades de la Biblioteca no exhibieron la documentación requerida, como el certificado de la empresa de conservación de los ascensores o el seguro. Serán intimadas para que presenten a la empresa conservadora y arreglen los elevadores”, dijeron en la Agencia Gubernamental de Control.

La Dirección General de Registro de Obras y Catastro confirmó que los ascensores no tenían habilitación. En 2000, se abrió el expediente 39.916/00 para habilitar cuatro, pero quedó pendiente porque nadie continuó el trámite, algo que debía hacer la biblioteca.

“Los ascensores son habilitados por la compañía que los pone en funcionamiento”, se defendió González. “Faltaban papeles, pero tenían control. Y no existe una causalidad mecánica entre la falta de un papel y un accidente”.

En noviembre, Fiscalización y Control inspeccionó la biblioteca y exigió mejoras en los ascensores, pero nadie verificó que se cumplieran. En la Agencia de Control explicaron que, hasta hace un tiempo, había dos inspectores para más de 100.000 ascensores, y que en los últimos tres meses se incorporaron 9.

La Agrupación de Profesionales Verificadores denunció que el gobierno porteño cada vez los llama menos para controlar ascensores, fachadas u obras, y que hoy los edificios con ascensores deben contar con un libro rubricado, seguros y una empresa conservadora que los revise una vez por mes, pero que nadie controla que todo esto se cumpla.

Fuente: Clarín