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“El proceso”, de Franz KafkaLa idea de la Justicia en El proceso de Franz Kafka

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Estamos ante una de las novelas de Kafka en que, como señala acertadamente Ricardo Piglia, aparece de nuevo en ellas la figura del ama de llaves, casera o camarera. Así la señora Grubach, del mismo modo Leni, por citar sólo dos ejemplos de El proceso. Parece que en la medida en que la relación de Kafka con su padre iba en deterioro constante, la imagen que se formó de él predispuso sus más altas preocupaciones religiosas. De tal suerte que en esta novela que comentamos hay un diálogo entre el sacristán de la Catedral y Josef K. Este sacerdote le cuenta una historia de tipo simbólico de un guardián y de un hombre que quería pasar al otro lado de la puerta, la cual era custodiada sólo por dicho guardián. La puerta conducía a otras más, en la que había a su vez otros centinelas, y representaban el mundo de la Ley. El guardián había estado toda su vida aguardando al hombre, que quería pasar adentro por la puerta custodiada. La historia sigue, el guardián le niega obstinadamente la entrada al hombre, así que éste termina por esperar y esperar ante la puerta para poder entrar al mundo de la Ley, o al mundo de la legalidad. Aunque a decir verdad, no sabemos si este pasaje se refiere a la Ley de Dios (Ley religiosa) o a la Ley de los hombres (Ley humana). En todo caso, cualquier vía que se tome está intrínsecamente ligada con la postura del temor-odio hacia su padre terrenal y amor hacia Dios y esperanza por su Justicia. Como decíamos, el relato del sacristán termina en la muerte del hombre que esperaba a la entrada de la puerta, dicha puerta estaba únicamente destinada a él. Es difícil imaginarse a un ser humano esperar años tras años enfrente de la puerta de la Ley, y jamás poder entrar a través de ella. Parece esto como un castigo titánico, la imagen de la inaccesibilidad de la Ley. El hombre muere luego de esperar durante tanto tiempo. Aun siendo dadivoso con el custodio, no consigue su objetivo. Parece como la expiación de un reo de muerte. Algo realmente terrible. Jamás en toda la novela sabemos qué razones tienen los tribunales para acusar a Josef K. Aun más, no sabemos ni siquiera cuáles son las acusaciones que se le hacen al procesado. Todos saben que K. tiene un proceso pendiente, desde el abogado Huld, el tío de K., Leni, e incluso en el banco donde él trabaja. ¡Qué angustioso este libro de Kafka! Su idea más inquietante es una aparente culpabilidad que lleva a Josef K. a la muerte, sin ser juzgado siquiera. Como bien dice Max Brod, el amigo y editor de Kafka, su novela El proceso es continuable ad infinitum, ya que el caso de Josef K. nunca alcanza una instancia superior.