Letras
Fantasmas de Quijote
Extractos

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Rocinante galopa sin jinete

Cuando campana y campanero se disputan
la asistencia de más o menos feligreses.
Cuando las ratas corren al maullido del gato.
Cuando la calma contiene indiferencia
y se traga la palabra rebeldía.
Cuando el amigo se transforma en moneda.
Cuando amantes aman,
según la plata que promete el bolsillo.
Cuando simulo alegría, mientras rabio
con más rabia la impotencia.
Cuando todo está bien y mucho anda mal
y viro la cara para no ver.
Cuando me importa un bledo
comer y otros no coman,
vestir y otros desnudos,
techarme y otros a pleno sol, lluvia
y sereno:
Es que el Quijote ha muerto.
Rocinante galopa sin jinete.

 

Mis temores

Para Alberto y Janete Capiberibe

Temo a la oscuridad,
a los relámpagos; a las crecidas
de los ríos y de los mares. A los volcanes,
los terremotos
y a los ciclones.

A que se oculte el Sol
o no salga la Luna, temo.

Temo a las guerras de rapiña
y al Terrorismo de Estado.
A la democracia burguesa,
a los políticos tradicionales
y a los traidores.

¡Es tanto a lo que temo,
que a morir temo de repente un día, sin ayudar
a enterrar a mis temores!

 

Pienso en ti, en esta madrugada

Pienso en ti, en esta madrugada.
Ojos abiertos, calientan
cada palmo de cielo,
persiguen cada estrella o nave
que hurga en el espacio, confundida
entre la luz y la tiniebla.
Cada recuerdo quema.
Arde la leña
que creía olvidada.
En tanta soledad
las luciérnagas cantan, sí
cantan, ¿por qué no?
Acaso no cantan los grillos,
los búhos, las ranas y el hombre,
cuando tienen miedo?

 

Mi tiempo

Mi tiempo es un colmillo, clavado
en medio del pecho.
En las pesadas piernas,
en los brazos caídos,
en las flácidas manos.
Mi tiempo es un surco
en la piel de la frente.
Un puñado de holas
y unos muchos adioses,
con unos cuantos pésames.
Mi tiempo viaja
en las ancas de un viejo caballero.

 

...y desperté, cuando abejas volaban

Tú te robas el viento
enredado en el pelo
lo ocultas en las manos
y en gaviotas que cantan
desde la profundidad de tu garganta.

Tu olor le silba a las abejas
y tu pecho alimenta colmenares.

La miel resbala por tu vientre
en busca de una boca que la salve
de caer
en el pubis que la espera.

Llamas las nubes cuando miras
y recibes la lluvia que te moja
los labios que en un sueño soñé
y desperté, cuando abejas volaban.

 

Marinero sin barco

Marinero perdido,
la noche cubre a este medio planeta
y a la otra mitad no le interesas tú.
Te he buscado por ríos, por caminos oscuros y por lluvia
caída sobre tejados rojos y viejos ventanales;
por amor consumido, por puertos que arrinconan
las olas de los mares y por bares
eternamente abiertos.
En los ojos extraños te he buscado.
Marinero sin barco,
busco sin encontrar tu nombre
en mis cosas perdidas,
entre esa ternura que se pierde
sola
como cuatro sillas cabezas abajo.

 

Árbol viejo

A mis padres.

Poco a poco se desgaja este árbol viejo
las ramas van cayendo
por el tiempo
la débil savia que llega hasta sus hojas
las raíces podridas por los años
las sacudidas violentas de los vientos
las heridas recibidas por extraños
y los gusanos que carcomen desde adentro.

Se quiebran las ramas más queridas
las que ofrecieron sus mejores sombras
la primavera traerá nuevos retoños
que intentarán alimentar con sombra y frutos
como estas que han sufrido solitarias los otoños
y que vecinas ramas no amortiguan su caída.

Se muere este árbol
se pudre poco a poco
gajo a gajo en que me poso
pronto caerá con él
la enfermiza sombra y ajenos
son los árboles más próximos.