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Sello en homenaje a Marija Juric ZagorkaCincuentenario de Marija Juric Zagorka

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Fue la primera periodista croata y una de las mejores escritoras de este país balcánico; aunque su fama no llegase tan lejos (problemas de las literaturas minoritarias que aún perviven en el siglo XXI), podemos compararla con la famosa Agatha Christie, se le considera la primera que consiguió que su obra fuese un best-seller en su tiempo.

Nació el 1 de enero de 1873 en Negovec (cercanías de Vrcobac), murió el 30 de noviembre de 1957 en Zagreb. Era una de las cuatro criaturas del administrador de las fincas del Barón Rauch. Su escuela primaria la realizó en Varazdin (Zagreb), en donde pronto demostró su capacidad e inteligencia, la dura realidad de la vida hace que deje a los quince años su instrucción; enterado el barón, le propone a la familia que siga estudios en Suiza, pero su padre no acepta la propuesta y, como era menor de edad, tiene que quedarse en casa; contrae matrimonio con un empleado de los ferrocarriles imperiales austriacos y marcha a Hungría.

Tras tres años de vida en común llegan las desavenencias y abandona a su marido. En esas circunstancias inicia su lucha contra la injusticia social, la aristocracia, la pérdida de identidad nacional, etc. (ella se proclama extranjera aunque viva en Hungría), y enarbola la bandera de la discriminación femenina, temas sugerentes y recurrentes en sus obras; de ahí que durante muchos años haya estado silenciada, cuando no ignorada, en el ámbito literario croata que hasta hace poco estaba dominado por el sexo masculino. Tras siete años fuera de su patria, regresa a Zagreb e inicia su carrera periodística y literaria desde la perspectiva de mujer y persona comprometida, libre de cargas familiares que, en cierta medida, le facilitan el camino de lucha y privaciones. Creó un estilo y rompió esquemas en un momento de agitación y desmoronamiento del imperio austrohúngaro. Fue la primera que habló de política en sus escritos y ello le granjeó enemistades e indiferencia en la sociedad de su tiempo.

Fue su primer texto Egy Percz (Un instante, 1896), aparecido en el diario Obzor (Horizonte). Gracias a la recomendación de su protector, el obispo Josip Juraj Strossmayer, entró a formar parte del equipo de redacción, donde tuvo que sufrir la humillación de no poder compartir su trabajo y realizar su actividad aislada del resto de la plantilla por el hecho de ser mujer. Sin embargo, escribió sobre todos los temas (se vio obligada a usar seudónimos, entre otros, Jurica Zagorski, Petrica Kerempuh, Iglica, etc.). Tras la detención de los redactores del Obzor, Zagorka será la redactora responsable del diario, momento en que demuestra un indiscutible dominio del medio periodístico y se convierte en el puntal básico del periódico en donde fue editora/jefa.

Especializada en el tema político, fue corresponsal en Budapest y Viena; cubrió, como una de las mejores plumas, los acontecimientos de su tiempo. Uno de los periodistas extranjeros destacados en Budapest, el francés Dubayer (Le Figaro), escribió: “He estado en compañía de una gran particularidad en el Parlamento de Budapest, una joven croata que escribe para Obzor y que también informa a colegas húngaros, alemanes, rusos, italianos, ingleses, polacos y a mí mismo con gran independencia y fervor. Un fenómeno de talento y aptitud que hace del Parlamento de Croacia uno de los más avanzados de Europa Central en estos momentos de la historia de Europa”. Entre 1935 y 1938 publicó Women’s Papers (Papeles de mujer) y, posteriormente, participó en la revista femenina Mujer Croata.

Sus novelas se inspiraron en documentos que iba desempolvando en los archivos de Zagreb, Viena y Budapest; publicadas en separatas en el diario Obzor, hizo que adquiriese una notable popularidad, muchos lectores acaban reservando el ejemplar en el quiosco y el diario vería considerablemente aumentada su tirada. De su legado destacan Grička Vještica (La Bruja de Gric), Gordana, Kci lotrscaka (La hija de Lotrscak), Kneginja iz Petrinjske ulice (La princesa de la calle Petrinska), Plamene inkvizitori (Los inquisidores), etc.

En su producción literaria sobresale su habilidad para montar el personaje central y los secundarios que giran en torno a la derrota del mal; novelas con trama que atrapan al lector desde sus mismos comienzos, aunque algunos críticos de su tiempo menospreciaron su trabajo, fue el caso de Gjalski, que dijo era una literatura sin valor y para pasto de las vacas.

Su obra, finalmente, fue aceptada en la segunda mitad del siglo XX, cuando por primera vez fue recogida en una monografía científica realizada por Stanko Lasic. En esta tesitura debemos considerar que fue marginada por el simple hecho de ser mujer. Una escultura en su honor podemos admirarla en la calle Tkalciceva (Zagreb). Su literatura sigue siendo consumida por el público croata del siglo XXI, lo que demuestra la valía de su legado literario y hace honor al dicho “más vale tarde que nunca”.

El correo croata la honró con una estampilla conmemorativa del cincuentenario de su fallecimiento, valor facial de 7,20 kunas, comenzó a franquear la correspondencia el 16 de noviembre de 2007; en el sello encontramos una foto de la escritora, en el margen inferior izquierdo una imagen de la Bruja de Gric extraída de la edición de 1936 realizada por Typographie. El diseño fue realizado por Hrvoje Sercar, afamado grabador de Zagreb, se imprimió en hojas de 20 sellos y tirada de 200.000 efectos.

El Centro de Estudios de la Mujer de Zagreb (Centaz Za Zenske Studije Zagreb), en colaboración con la Facultad de Filosofía de Zagreb, le ha dedicado unos días a su legado (1 de noviembre y 1 de diciembre), y a él recomendamos acudir a cualquiera que se interese por el trabajo de esta gran novelista en lengua croata, su correo electrónico es zenstud@zamir.net.