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Encuentran cartas inéditas de Rafael Alberti y María Teresa León
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“Aquí me muero poco a poco”, le derrama lágrimas Rafael Alberti, desde Buenos Aires, a su amigo Dario Puccini, catedrático de literatura hispanoamericana en la Universidad de Roma, en una de las cartas inéditas (5 de marzo de 1951) del poeta portuense que el prestigioso hispanista Gabriele Morelli, ha descubierto en Italia.

Alberti y María Teresa León, casados en 1933, habían recalado en Buenos Aires pero añoraban Italia. El poeta deseaba publicar allí una antología suya en verso y prosa. Cuatro meses después, más animado, vuelve a escribir a su traductor transalpino anunciándole que escribe “casi nada” y pinta solamente sus poemas preparando una exposición para una sala. María Teresa le envía su libro Las peregrinaciones de Teresa y le pide favor y colaboración.

Estas dos misivas inéditas van a ver la luz en Italia en el libro de Gabriele Morelli, Dario Puccini-Rafael Alberti. Corrispondenza inedita (1951-1969). “Encontré la correspondencia en casa del hispanista gracias a la disponibilidad de su viuda, Stefania Piccinato Puccini”, explica el investigador, quien también incorpora en su obra la síntesis de un guión inédito que María Teresa León envió a Puccini.

“Puede ser una buena coproducción ítalo-argentina. Aquí hay gentes interesadas en hacer con (Vittorio) De Sica esta película”, dice ella. “Le pido que guarde un poco la idea de tantas gentes como hay por todo el mundo del cine a la caza de ellas. ¡Cuánto sentimos no llegar hasta Italia! Reciba un abrazo de Rafael y el saludo cariñoso de María Teresa León”.

Puccini contesta: “Mi buena amiga, recibí su síntesis cinematográfica y pienso entregarla bajo mi nombre (si usted está conforme) a la Sociedad de Autores Italianos. ¡La idea es muy buena y creo que interesará mucho aquí! Pero me parece que sea necesario integrarla con un intrigo más sólido y realístico. En estos días pienso encontrarme con (Cesare) Zavattini (el inteligentísimo colaborador de De Sica y muy amigo mío) para presentarle su síntesis. Creo que se puede hacer algo. Pero es necesario, para una coproducción ítalo-argentina, que los argentinos, tan malos en cosas de cine, hagan proposiciones muy buenas desde el punto de vista financiero... Recibí también su adaptación teatral de Misericordia, de Pérez Galdós. ¡Voy a proponerla muy pronto a la radio!”.

Según Gabriele Morelli, estos hallazgos suponen “una importante aportación, sin duda, para el conocimiento de la génesis de su obras, como también de su vida y sobre todo de la recepción y difusión en Italia de su libros. Significa también la recepción generosa que dio la cultura italiana (Pratolini, Moravia, Pasolini, Bodini, Delogu...) a los Alberti”.

El investigador había encontrado antes cartas inéditas de Alberti y María Teresa León, que publicó en la obra Eugenio Luraghi-Rafael Alberti: Corrispondenza inedita (1947-1983). Luraghi, dirigente de Finanza, director de la Alfa Romeo y de la Mondadori y Finmecanica, humanista y escritor, había traducido la poesía de Alberti en una antología de 1949. Luraghi y Puccini guardaban las cartas del poeta y María Teresa, con una copia de las suyas.

En una de esas cartas, fechada en Roma el 31 de enero de 1967, María Teresa León alude a la acusación lanzada contra Alberti por su lectura en la radio republicana de un poema de García Lorca, supuesta causa de la muerte del autor del Romancero gitano, como refiere la obra Crónica de la Guerra Civil Española (Buenos Aires, 1966).

La noticia es falsa —denuncia Morelli—, pero el que la propagó fue nada menos que el ex embajador de la República en Londres, Ramón Pérez de Ayala, quien escribe: “García Lorca, que, por sus vinculaciones con las izquierdas, se había refugiado, temeroso, en casa de su gran amigo Luis Rosales, apenas salía de su refugio. Parece que en una de sus salidas fue preguntado por los milicianos a dónde iba. Lorca contestó que a entregar unas cartas para unos amigos y familiares que estaban en la zona republicana, y que un mensajero conocido se había ofrecido a llevar. Los milicianos, falangistas, aceptaron la versión con cierta incredulidad”.

Días después, por la radio de Madrid, se escuchó la voz de Alberti recordando al “gran poeta republicano Federico García Lorca que se encontraba prisionero de los traidores rebeldes, pero que no había perdido su fe en el triunfo, y por eso había enviado a sus amigos de Madrid unos versos que acto seguido iba a leer ante el micrófono”.

Alberti dio lectura a unos versos tremendos, poesía no imputable a Lorca, siempre correcto y elegante de expresión. Tenían, según explica Morelli, la factura de Alberti. “Parece ser que los milicianos y falangistas se encolerizaron contra Lorca, considerándose burlados por él, pues por lo escuchado lo que había hecho era facilitar material de propaganda con su nombre y forma a los republicanos. Esta supuesta actitud de Lorca había desencadenado la iracundia de sus fanáticos acusadores, quienes le dieron muerte en un entrevero de desorden y terror que nunca pudo, con certeza, aclararse”.

Según Pérez de Ayala, “amigos comunes de Alberti y Federico reprocharían al primero haber atribuido a Lorca unos versos que no había escrito y habían equivalido a su condena de muerte, a lo que Alberti respondió disculpándose que con ello había intentado evitar, adelantándose él para dejarlo públicamente comprometido con la causa republicana, en la que siempre había militado”.

Se trata, señala Morelli, de la versión “Más sobre la muerte de García Lorca, un poema envenenado”, incluida en la segunda parte del X fascículo de Crónica de la Guerra Civil Española. “En España el fascículo aparece en noviembre de 1966, lo que explica la carta de María Teresa sobre la furibunda reacción del poeta que quiere querellarse. Alberti ganó el pleito”.

Fuente: ABC