Letras
Destello

Comparte este contenido con tus amigos

A A.V. porque tu luz es la mía

Destello

La noche se funde con las sombras,
el frío hace estragos en mi piel,
la colapsa, la estremece.
La cálida luz de vela rompe
con los demonios que acechan,
son los miedos, la penumbra.
Hace frío y la noche es larga como una sombra,
que se desdibuja al contacto del dedo con la llama.
Una mariposa danza alrededor de la mortal luz,
es atraída por una fuerza poderosa
que desvanece su voluntad,
la hipnotiza, la enreda cual hiedra voraz.
Sin más recelo entrega su cuerpo a la llama,
a la luz, esa luz mágica,
que atrae por sus destellos de colores,
juego cromático de centellas ondulantes.
Sólo le queda morir abrazada a la llama.
Sabe que estará mejor,
la mariposa conoce su destino,
morir en la llama, ser una con ella.
Pero se alegra de morir,
porque ahora estará con el fuego,
con la luz que vela sus pasos, sus huellas.
Miro la mariposa cómo se consume,
cómo abre sus alas para que el fuego la bese, la acaricie.
Y te recuerdo.
No lo puedo evitar.
Te veo en el fuego, en la llama.
Te confundes entre los colores
y el tornasol de mi mirada en la luz.
Tu presencia agita la llama, agita mi corazón.
Te invoco como en un sueño ancestral,
y me entrego a tu fuego, a tus llamas.
Abres los brazos y me tomas en tu pecho.
Acaricias mis besos con tus dedos de fuego,
me sientes tuyo, sólo tuyo.
Ya el dolor ha desaparecido,
mi carne se ha acostumbrado a tus labios,
a tu sed infinita que consume,
y mientras mi carne se hace cenizas,
me pierdo en tu mirada
que callada busca en tu alma la verdad del amor.
Mis brazos buscan tu rostro
se hacen uno con el fuego de tus ojos.
Y me tienes así, consumado, perdido.
Muriendo en placer por ti, contigo.
No apagues tus besos, ni tu mirada,
no desaparezcas en la infinita brisa,
yo me quedaré a tu lado,
hasta que mi último aliento desaparezca.

 

Hoy

Hoy que he decidido borrar mi coraza,
apareces en la noche callada,
en la noche cómplice, compañera.
Hoy que el amor ha entrado en mi casa,
pronuncias mi nombre
y con un soplo lento detienes la agonía.
Hoy que mi amor despierta
y tu voz danza en la soledad del alba,
liberas mi alma de la melancolía.
Hoy preso en las redes de tus manos
se silencia la noche,
y despiertan las caricias.
Hoy que te encuentro en cada amanecer y en cada ocaso,
y dibujo tu figura en un bosque de papel,
hoy tu voz hace eco en el silencio.

 

Miradas

Miradas que susurran al amanecer,
escapan del ritmo hipnótico de las voces,
frente a frente, lado a lado
alejan las sombras inertes,
Miradas que cruzan palabras,
que a veces se buscan y otras escapan,
miradas blancas, numéricas,
silencios cautos, seguros.
Tu mirada me busca,
mi mirada te sigue,
tu voz me consuela,
mi voz te inquieta.
Es un juego de miradas y de voces,
ecos de silentes amores,
huellas de una hiedra que apresa,
anhelos de un amanecer bravío.
Dirige tu mirada a mi alma,
no esperes que se ahogue sola,
presto espero tu arribo,
el viento será testigo mudo.

 

Un lugar para existir

Trato de imaginarte
y te encuentro en cada voz, en cada eco,
en cada caricia que surca mi piel,
en cada amanecer.
Tratas de imaginarme
y me encuentras en cada destello de luna,
en cada caricia que surca tu piel,
en cada anochecer.
Trato de imaginarte
y apago el sol de un soplo seguro y decidido,
para encontrar tu noche cautiva,
tus manos blancas infinitas.
Tratas de imaginarme
y enciendes la luna con un beso ardiente,
para encontrarme en tu noche,
en tus manos taciturnas.
Y ahora, juntos sin remordimientos, ni historia,
vagamos por el abismo ancestral,
tratando de encontrar
un lugar para existir.