Letras
Casa de herejes

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I

Hace años que tomo nota de todo lo que observo, y en verdad observo poco. Frente a mí una ventana semiabierta. A través de ella, un cuerpo que se desnuda sin prisas. Es inútil ese cuerpo, de hombre o de mujer, es inútil. No despierta en mi más que silencio.

Sin embargo, no hay que preocuparse mucho.
Nadie ha muerto, nadie, salvo mi memoria, y es como si no importara.

 

II

Tras el espejo el Marcelo, loco y triste, y yo sentado sobre la alfombra escribiendo poesía.

Obtusa imagen de la nostalgia que no sirve para remendar la piel que se me cae. Indago en la lepra, introduzco el dedo en la llaga y escucho el quejido de Dios.

¡Qué sé yo de estas cosas, sólo poeta, a ratos poeta! Qué sé yo del silencio de los astros o de la bulla en el cielo, si me duermo a cada rato en la espera. De aquél, del de más allá, de ese sí hay que aprender. Su paso, su sonrisa, hasta su duda.

 

III

Como en casa de herejes ven y toma por mi cruz tu sacrificio.
Luego no digas nada, nada. Haz de ti el silencio y lo profundo de mi río, ese que viene por la sangre lleno de secretos.

Ven, muchacha triste, loca atrevida, y plántame el amor en la memoria, crucifícame de ti y luego vete, blasfema siempre, sudada siempre, tras el amor nostálgico, como en casa de herejes.

 

IV

Tu nombre es un nombre cualquiera, pero es tu nombre y también tu culpa. Como el mío, donde ya no canta el gallo.

No queda un solo atardecer, nada similar a la caída de una luna o de un triste sol, que poco importa lo que sea el desperdicio. Tu nombre es tu nombre de pila, sin voltios, ni fuerza, ni adrenalina. Pura música distante, lejos del Caribe invocas.

Algún poeta dirá tal vez que fuiste grande, pero nadie te conocerá en el entresijo de la literatura, porque tu nombre no suena, no tiembla, no trastabilla, ni come, ni juega, ni tira de la fina cuerda.

Ubica la fortaleza, de tu nombre no hay aldabón con filigrana, sólo voceo de mercado y quizás, tal vez, si tengas suerte, de periódico en última página, bañado en sangre, bañado en lodo, tan humano, tan humano, tan humano.

Y será entonces cuando te vean y te recuerden. ¡Cómo has cambiado!

 

V

Irónico este decirte lo que veo, lo que pienso detrás de ti, la puerta que se abre y deja entrar la posibilidad. Recuéstate, sobre la grama si es que la hay y emborráchate. Más tarde no habrá tiempo, ni tic tac del reloj que no te alcance.

Ese es el rostro que tenemos, transfigurado en esencia de las horas y el oblicuo deseo. ¿Oblicuo o directo, como el zarpazo de un gavilán, tu animal favorito?

Vuélvete, pájaro inquieto, y mira adentro, en lo húmedo, y palpita y coge la soledad del vuelo, animal escéptico, curva del trino y del alto canto de la arrechera.

Zarpazo siempre zarpazo y herida. Lluvia y trueno, y ojos que no ven el corazón que siente. Irónico, de verdad irónico, el mar y sus olas y también el cielo donde te bañas.

 

VI

Marchar de un lado a otro, siempre de un lado a otro, sin posta, sólo te deja el caminar baldío.
Escasa valija la que cargamos echada al hombro de la supervivencia.
Está llena de nudos y lo sabes Amor que te dejas el más preciado de los besos el de Judas
el de ella tercamente adolescente y sexualmente hereje
Vuelve a la música de los cafetales al tambor Amor baldío Amor y loco corazón sin estafeta. ¿A dónde llegas si no tienes nombre? ¿A quién se te remite?
Amor caribe marcha en pos de la locura y no importa cuánto demore el viento y el aroma de ella en llegar

 

VII

El sonido de tus besos, la música de tus besos, la humedad de tus besos y el brillo fresco de tus ojos. Inexacta matemática.
Raíz de dos al cuadro multiplicada por el redondo de la hipotenusa da igual a ti desnuda sobre el aire de mi boca.
Amor bolero y cómplice que no te suelto porque me muero
Y además no me da la gana

Raíz de dos la tuya y la mía imbricadas en el poema, superpuestas quiero decir como el redondo de la hipotenusa
o la canción ranchera que escuchamos totalmente desnudos sobre la barra de esa cantina que es nuestra cama
Amor raíz que me bebe oscuro y tenue núbil
raíz de dos
peligro de la matemática pura e inexacta que se alienta en nuestros ojos cuando nos vemos así húmedos y tristes groseros y deseosos
como el sonido de tus besos, la música de tus besos y la profunda humedad de tu sexo
raíz de dos Amor bolero

 

VIII

Guardo retazos del ángel que apareció una tarde danzando entre canciones de mirra
Y de Eva desnuda guardo la descripción de su ombligo y mi perplejidad ante el sonido del mar que en su sexo se oculta
La mirada de sus ojos y su extraño desafío Eva alucinada Eva que te quiero Eva danza fugaz y eterna danza y dominio del sol que es su guadaña

Y me dice, cuando no la veo: los ángeles hacen eso y mucho más Eva que soy yo el ángel que no es ella.

 

IX

¿Qué vuelo me ofreces? ¿Hacia cuál redención? Déjame mejor la tarde encima y sus sombras como fantasmas que ya no asustan
Haré con ellas un souvenir para el recuerdo que no llega
Luego lo diré, lo diré todo, como un maldito soplón de la herejía

Diré, por ejemplo, que conozco bien las estrategias del olvido y que el plan es buscarse una tarea absolutamente opuesta a la causa del recuerdo
Tú, yo, todos y el porvenir atascado en tus ojos de sirena
bajando lentamente hacia las olas del mar
que se lo lleva, que se lo lleva
Que se lo lleva todo
Hasta el vuelo que me ofreces y la falsa redención