Letras
Poemas

Comparte este contenido con tus amigos

Bajo el reino de unos ojos

El tiempo ha corrido velozmente sin avergonzarse.
Soy como una simple hoja  que vuela y cae  masacrada
en el lodo   ultraje de todos los inviernos.
Fui árbol frondoso  casi imbatible  sin temor a rocas
ni serpientes. Pude cavar  hacia lo hondo la raíz
más  profunda  convencer multitudes  enormes bostezos
solitarios  y percibir los latidos de sedientas corolas.
Fui aquello  y esto y mucho más    furia    inmersa en
concha desafiante   transgresora   y  en este minuto
corrido el tiempo    la espina ponzoñosa duele.
Todo es memoria   leyenda   mito  prendido a mis honduras
y esta ceiba que contemplo disipada a mis lados  gime  cuando
de polvo se hacen los almendros.
Y me pregunto.  Si fui árbol  ¿por qué una hoja masacrada
en el lodo?  Si cavé en lo profundo  ¿por qué tan fácil la raíz
salta a sólo un puño?  No es posible.  Mis ojos  me anuncian
otros ojos   mis manos se retuercen  ante un adiós detenido.
Hay que seguir cavando hondo   hay que agrandar de ardores
las cosechas    morder el trigo azul  para que sane
encontrar un nuevo Sol y un día sin destierro.
Es necesario armar de luces  este rompecabezas  de lunas.

 

Soneto al Che

Me llegaba el silencio  la agonía
de los pueblos sedientos de ternura
cuando tu voz de fuego y valentía
desplegó al pedregal la mano pura

y la extiendes  la entregas de caricia
y en tu cuerpo de roble bien amado
se levanta la suerte de una brisa
que alienta de fragancia tu llamado.

Che de la Sierra y de los Andes  hijo
conviertes el altar del crucifijo
en tu propia colina legendaria

y por mi amor sembrado en cada verso
te  presiento en la estrofa luminaria
del poema crucial del Universo.

 

Homenaje

A Javier Heraud
(poeta-héroe)

Tú eres mi río. Vienes de tu limeña
quebrada  de tus fértiles campos
y de la lluvia espesa  que te golpea
el rostro.
Te abrí los brazos  te ofrecí cascadas
interminables  trozos de bondad
y tú me amaste
con tus lagos apacibles
tus melodías
tu cielo inmensamente azul
y tus caudalosos versos
que unen vertientes y cañadas.
Tú eres mi río   tu soledad
y esperanza como relámpago
el cauce como herida
clamor de luces  en tus riberas
esclarecido poeta que entregaste
el cuerpo joven
a la humildad del llanto
hora de dolor para volver de nuevo
entre pájaros y árboles
olvidada la muerte
(ciclo virginal  del tiempo)
a esperar el otoño  Javier
ahora que te han salido
los dos geranios en los ojos
y dos rosas blancas en la frente
callado  en esta madrugada
cuando desembocas
en el mar de mis sueños.
Las mariposas y sus pétalos
siempre sabrán cuánto
nos hemos amado
nunca olvidarán
que aún se mecen tus aguas
en mis manos
y que tu música crece
cada vez más en la hondura febril
de mis entrañas.
¡Tú eres mi río!  No temas
Ya casi despiertan
las  madreselvas.