Letras
Maruja

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Me voy a la calle con el carrito, que tengo que comprar pescao y lejía pá limpiar los suelos del cuarto de baño. Llego a la plaza, y allí me encuentro con la Puri, una amiga de toa la vida, una buena mujé, aunque últimamente va un poco estirá porque su hija está estudiando pá abogao; ella me saluda y me piropea, me dice que estoy mú guapa y le digo que serán las cremas caras esas que me compro. Estoy como loca pó contarle que la Juanita, otra de mis vecinas, la que vive en el quinto piso. Resulta que está casá y se ha buscao un amante ricachón que le paga los caprichos, y no me extraña que le haya puesto los cuennos al marío porque está parao y encima pá colmo feo, pero eso es lo de menos, porque la cuestión es que la Juanita es muy puta, más puta que una gallina; la Puri se escandaliza al escuchá esa fresquísima noticia y me suelta que ay que ver, ay que ver qué mujer tan mala, con lo bueno que es su Paco.Cuando me toca el turno, Puri se larga pá seguir con su trabajo, yo compro unas sardinas pá mi Pepe y algo de lenguaos pá mis niños. Salgo de la plaza, entro en la droguería y mientras cojo algunas botellas de Don Limpio, me paro a charlar con el macizo dependiente de la tienda, que es mú guapo y me tiene loca; como lo quiero mucho y me preocupo por él, le informo que tenga cuidao con la tía más guapa del barrio y de la que está enamorao... él me pregunta que por qué y yo le confirmo que se ha operao las tetas, que lo sé yo, que mi primo trabaja en una clínica de estética y le ha metío mano, le ha quitao las dos peritas y le ha puesto dos melones. Retomo el camino pá mi piso y en el portal me topo con mi vecina la Ceci, que le ha tocao la lotería y ahora va de marquesa cuando es una mierda pinchá en un palo; y no, no es envidia, porque a mí también las cosas me van muy bien, eso le digo, que a mi Pepe le han subío el sueldo y que nos vamos este verano a bañarnos en la playa de las Seicheyes esas, o como se llamen. Le cuento también lo de la Juanita y también le digo que a su hijo lo he pillao fumando porros en la calle e intentando obligar a mi nene para que comprara droga porque sé que aunque presume de tener mucho dinero, a sus hijos no les ha dao ná de ná, la muy agarrá. Ella, cabreada, me dice que eso es mentira y se va, con aires de grandesa. Llego a casa para preparar la comía a mi familia. Allí está mi marío, bebiéndose la segunda botella de whisky sentao en el sillón, intentando leer la revista de ofertas de empleo, y tó borracho, gritándome pá que me ponga a cociná; pido ayuda a mi hija pá ir más deprisa, pero desde que la preñó el ex novio, el yonki pastillero ése que conoció cuando ella trabajaba de bailarina de barra, no tiene ganas ni de comé; pregunto por mi hijo, porque no lo veo, y el Pepe me dice que le ha pegao y robao dinero a un sudaca de esos y se ha ido de viaje unos días a la capitá, pá que no le den una paliza los latin qins ésos, y de paso se saca unas perillas trabajando en la clínica clandestina de mi primo el peluquero. Por Dios, por Dios, por Dios. Pero que no salga ná de esta bendita y santa casa, que no me gustan ná los cotilleos.