Artículos y reportajes
Adiós a Enver Cordido
Mayo dieciséis tan lejos de aquel del 39
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Enver Cordido, el escritor y realizador de Compañero Augusto, película que marca una época en el cine nacional, se marchó el pasado domingo dieciséis de mayo, tan lejos de aquel del 39 del siglo pasado, cuando nació en la ciudad de San Felipe, estado Yaracuy, pero fue en Mérida, lugar de su residencia, desde donde partió, dejando los brazos extendidos de su amada Olga.

Vino a Barinas a fundar el capítulo local de la Cinemateca Nacional, logrando establecer una sala digna para el disfrute del cine de autor; hubo de marcharse luego de conseguir su objetivo, obligado por una pesada enfermedad que venía, de a poco, cerrándole los ojos; en mi campamento de Santa Clara vivió largos meses, donde edificamos una amistad, una hermandad, a partir de largas conversaciones que nos llevaron a redescubrir extensos fragmentos de la literatura universal, el siglo de oro español, los poetas románticos ingleses y, por supuesto, el cine y el teatro (el de Cabrujas), así nos gratificábamos ante el desgaste nocturnal para que el nuevo día nos pusiera en el territorio de otra noche y el trago en el horizonte.

Coincidíamos en muchos conceptos. Un día Enver me confesó que para un director de cine, un día es como un siglo, cuando comienza el proceso de gestación de una película, porque es la única manera de atrapar la poética de la idea de la misma; odiaba el término “cineasta”, enrojecía cuando lo escuchaba de aquellos que por sostener un micrófono durante una filmación se hacen llamar tales, nunca negó los cimientos que sostienen el cine nacional como ahora lo hacen algunos “cineastas”, con el discurso de la adulancia para acceder a los presupuestos mil millonarios que el Estado o, mejor dicho, el gobierno, dispone para aquellos que lo aplauden, para no hacer nada que valga la pena en el cine formal y menos aun en el cine experimental.

—A ver, poeta —decía—, ¿por qué nadie ha intentado llevar al cine Acto cultural y El día que me quieras, de José Ignacio? Porque no podrían hacerlo, no lo conocen, y yo no lo intento porque no tengo paciencia para adular el dinero que se necesitaría. Hay mucha falta de información y en general mis colegas desconocen la literatura nacional y es lamentable que un “cineasta” no se sostenga en un piso construido por las letras de su país o de cualquier lugar del mundo.

De todas suertes, el cine nacional cuenta con invalorables obras, entre ellas la filmografía de Enver Cordido, eso lo hablábamos con mucha intensidad y pasión, así como nunca dejamos de admirar la película de Benigni, La vida es bella, que es un canto a la vida a partir de un intenso dolor. Enver Cordido fue un marxista lúcido, un hombre cuyo pensamiento iba con el crecimiento del mundo, del hombre, un creador disciplinado y amigo, no sobra decirlo, de culta conversación, el hombre que pudo ser lo que quiso en la vida y que llegó a mi casa a quedarse para siempre.