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Burómetro

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Escupirse las manos. Limpiar secreción. Luego cerrar botella de gasolina. Tomar periódico para enrollar y ofrecer. Desenrollar. Ser amable y monstruoso frente a los ojos medios, las expresiones seguras y restituidas tras las vidrieras móviles, los pecados cometidos aún destilando su sabor, los castigos estancados contra los manubrios esternales, sostener volante, extraer córdoba, sostener volante. Responder con expresión fracturada por la grisura, sonreír con la frescura del victimario, extender mano con periódico abierto relatando tranquilo burómetro. Luego cesar momentáneamente. No olvidar insertar volante multicolorido entre páginas. Observar semáforo para arrancar. Botella de gasolina al alcance de mano del emperador de periódicos. Estar tranquilo. El volante insertado no debe caerse a causa de los bocinazos. Compre cloro La Codorniz Blanquea más que el blanco etcétera. Ingresar secreción a boca. El hidrocarburo no calcificará la voz. Los astros en el cielo, septengulares, como las alabanzas que los ensordecen, cierran sus ojos y duermen. Luego cesar momentáneamente. Entonces entrecerrar una mano sobre otra, botar periódico en el suelo fracturado por la grisura, formar cavidad sonora, volcar botella de combustible, arrebatar los córdobas de la laguna desierta. Colocar juntura de pulgares cerca de válvula bucal. Extraer del pecho el arma de destrucción masiva. El arma encaja en ranura bucal que se apoya en pulgar ulcerado hábil que hace explotar la mano ipsilateral. Cantar. Los burómetros en los vehículos vidriosos se disuelven. Los ojos medios lloran sus gotas de cloro La Codorniz. La laguna se nutre de ojos. Los astros, septengulares, descienden a la laguna para desovar sus pueblos. Los pueblos ovívoros se secan otra vez. Cambiar a luz roja. Cantar. Cesar de cantar. Desarmarse. Controle el esputo de sus secreciones. Escupirse las manos. Limpiar secreción. Compre cloro La Codorniz Blanquea más que el blanco etcétera.