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Ismail Kadaré gana el premio Príncipe de Asturias de las Letras
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El escritor albanés Ismail Kadaré obtuvo este 24 de junio el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, al que optaban 31 candidaturas procedentes de veinticinco países, indicaron fuentes de la Fundación Príncipe de Asturias, que concede anualmente estos galardones.

Kadaré se impuso en las últimas rondas de votaciones del jurado, reunido en el Hotel de la Reconquista, de Oviedo, a las candidaturas del holandés Cees Noteboom, el italiano Antonio Tabucchi, el británico Ian McEwan y el checo Milan Kundera. El escritor dijo sentirse “muy honrado y agradecido” por haber recibido el premio. Para Kadaré, el galardón es “uno de los más prestigiosos del mundo” y se mostró, a través de unas declaraciones por escrito, agradecido por “estar en una lista de insignes escritores que tanto admiro”.

El premio ha recaído en ediciones anteriores en autores como José Hierro, Juan Rulfo, Ángel González, Mario Vargas Llosa, Camilo José Cela, Claudio Rodríguez, Carlos Fuentes, Francisco Umbral, Günter Grass, Augusto Monterroso, Doris Lessing, Arthur Miller, Susan Sontag, Paul Auster, Amos Oz y Margaret Atwood, que lo obtuvo en 2008.

El jurado galardonó a Ismaíl Kadaré por “la belleza y el hondo compromiso de su creación literaria”. Según recoge el acta del premio, el escritor narra “con lenguaje cotidiano, pero lleno de lirismo, la tragedia de su tierra, campo de continuas batallas”.

“Dando vida a los viejos mitos con palabras nuevas, expresa toda la pesadumbre y la carga dramática de la conciencia. Su compromiso hunde las raíces en la gran tradición literaria del mundo helénico, que proyecta en el escenario contemporáneo como denuncia de cualquier forma de totalitarismo y en defensa de la razón”, reconoce el jurado.

Narrador, ensayista y poeta, Kadaré (Gjirokastra, Albania, 1936) está considerado uno de los grandes escritores e intelectuales europeos del siglo XX. Sus obras han sido traducidas a más de cuarenta idiomas. Siendo un niño vivió la Segunda Guerra Mundial, la ocupación de su país por la Italia fascista, la Alemania nazi y la Unión Soviética, hasta la instauración de la dictadura comunista de Enver Hoxha en Albania en 1944. A los diecisiete años ganó un premio de poesía en Tirana que le valió la autorización para partir a Moscú a estudiar en el Instituto Gorki, del que fue expulsado en 1961, tras la ruptura de relaciones entre el país balcánico y la URSS.

En el instituto moscovita escribió El general del ejército muerto, que alcanzó un enorme éxito en Francia. Gracias a esta novela obtuvo una especie de inmunidad en su país como representante del orgullo nacional, a pesar de no plegarse a los dogmas comunistas. Forzado por el régimen, se incorporó al Parlamento albanés entre 1970 y 1982.

En 1990, unos meses antes de la caída de la dictadura, se exilió en París, ciudad en la que reside desde entonces, aunque visita frecuentemente Albania. Gran estudioso de la tradición albanesa y de la idiosincrasia de este pueblo balcánico, sus títulos se sitúan en distintos episodios de su historia, como el de la ruptura entre Albania y la URSS, en El largo invierno (1977); las rivalidades entre católicos y ortodoxos, en ¿Quién ha vuelto a traer a Doruntine? (1980); y la ruptura entre Tirana y Pekín, en El concierto (1988).

Uno de los rasgos más característicos de su obra es el de estar permanentemente abierta. Kadaré reelabora sus escritos, los poemas se convierten en relatos, los relatos se alargan en novelas y éstas, en ocasiones, se reducen a cuentos. Otra de las características es la recuperación de las grandes preocupaciones y debates de la humanidad que toma de la tradición oral y de la literatura clásica, de Esquilo, Homero, Shakespeare, Cervantes o Chéjov, situándolos en el contexto contemporáneo. Sin embargo, el tema central de su obra, plasmado en todos sus libros, es el totalitarismo, sus mecanismos de funcionamiento y las complicidades que lo hacen posible.

Esta obsesión literaria culmina en El palacio de los sueños (1988), publicada en 1981 en Albania, cuando todavía regía la dictadura comunista. En ella, el escritor albanés construye una inmensa parábola de la perversión despótica, en la que en un país imaginario, una inmensa maquinaria al servicio del poder absoluto, la Oficina del dormir y el soñar, controla la vida onírica de los ciudadanos.

A pesar del hundimiento del comunismo, Kadaré continúa sondeando el alma de las sociedades totalitarias, como en Tres cantos fúnebres por Kosovo (1999) y Frente al espejo de una mujer (2002). Sus últimas publicaciones son Vida, representación y muerte de Lul Mazreku (2005) y La hija de Agamenón. El sucesor (2007).

Miembro de la Academia de las Ciencias Morales y Políticas de París, una de las cinco que integran el Instituto de Francia, de la Academia de las Artes de Berlín y Oficial de la Legión de Honor francesa, en 2005 recibió el Premio Booker Internacional. Es, además, doctor honoris causa por la South East European University, de Macedonia.

Al premio optaban 31 candidaturas de 25 nacionalidades. Entre los finalistas se encontraban Cees Nooteboom, Antonio Tabucchi, Milán Kundera e Ian McEwan. El jurado encargado de fallar el premio estuvo integrado por Andrés Amorós, Luis María Anson, J. J. Armas Marcelo, Blanca Berasátegui, Pedro Casals, Juan Luis Cebrián, Antonio Colinas, Francisco Javier Fernández Vallina, Víctor García de la Concha, Laura García Lorca, José Luis García Martín, Pilar García Mouton, Olvido García Valdés, Emilio González Ferrín, Manuel Llorente Manchado, Rosa Navarro Durán, Berta Piñán, Fernando R. Lafuente, Fernando Sánchez Dragó y Román Suárez Blanco.

Fuente: EFE