Noticias
Falleció a los 83 años el escritor ecuatoriano Jorge Enrique Adoum
Comparte este contenido con tus amigos

El narrador y poeta ecuatoriano Jorge Enrique Adoum falleció la madrugada del pasado viernes 3 de julio a los 83 años de edad, víctima de un paro cardiorespiratorio. Sus restos fueron cremados y sepultados en el “Árbol de la Vida”, un saludable pino de 25 años a unos metros de la Capilla del Hombre de su amigo el artista Oswaldo Guayasamín, quien murió en 1999 y también se encuentra sepultado allí.

Al frente de la casa que habitó Guayasamín, debajo del pino, se colocó dos carpas y una mesa blanca frente a cerca de cincuenta sillas. Sobre la mesa descansaba una vasija de sencillos motivos que Hernán Crespo Toral le regaló hace años a Rosángela Adoum.

Allí reposaban los restos de quien ha sido considerado el poeta ecuatoriano más reconocido internacionalmente de las últimas décadas. “Es una vasija antigua precolombina que al ‘turquito’ le hubiera gustado mucho”, sigue Rosángela. “Siempre quiso que su funeral no fuera un funeral sino una fiesta. Espero estar cumpliéndolo”. El poeta y el artista habían manifestado su deseo de ser enterrados en ese sitio.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien llegó a las 17:15 a la Capilla del Hombre, presentó sus respetos a Nicole Adoum, viuda del poeta, y en una corta alocución declaró su luto personal y el de la patria por la muerte del escritor. El gobierno, a través del Ministerio de Cultura, otorgó a Adoum el reconocimiento póstumo de la Medalla del Bicentenario.

“Hoy no hemos venido a enterrar a Jorge Enrique sino a consagrarlo”, añadió Correa, quien agregó la militancia por un nuevo país y el socialismo, que siempre fueron parte de la militancia del escritor. Para el mandatario la eternidad de Adoum está en el reconocimiento de su obra, y sobre todo en el ejemplo que dio con su trabajo y construcción de un Ecuador al que siempre amó.

“Se va Jorge Enrique en este tiempo grave y al mismo tiempo de tanta esperanza, sólo podemos decirle que este Ecuador de hoy no es el Ecuador amargo de ayer, por eso luchamos día a día para erradicar la pobreza y el analfabetismo, la desnutrición y en especial es lacra universal llamada injusticia”, acotó.

Nacido en la ciudad andina de Ambato en 1926, Adoum fue también político, ensayista y diplomático, y entre sus mayores y más conocidos éxitos figura la novela Entre Marx y una mujer desnuda, publicada en 1976, y posteriormente llevada al cine por el realizador ecuatoriano Camilo Luzuriaga.

Adoum inició sus estudios de derecho y filosofía en la Universidad Central de Ecuador y los terminó en la Universidad de Santiago de Chile. En Chile fue durante cerca de dos años secretario privado de Pablo Neruda, quien aseguró alguna vez que Ecuador tenía en Adoum al mejor poeta de América Latina.

En 1948 regresó a su país, donde ocupó diversos cargos en la Casa de la Cultura Ecuatoriana. En 1949 publicó su primer libro, Ecuador amargo, que fue comentado por Neruda y Carlos Drummond de Andrade.

Más tarde, con los dos primeros volúmenes de Los cuadernos de la tierra, obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Ecuador en 1952. Fue redactor cultural del Diario del Ecuador, de Quito, colaborador de numerosas revistas latinoamericanas de cultura y profesor de literatura en diversas instituciones.

Publicó otros libros de poesía, entre ellos Notas del hijo pródigo (1953) y Relato del extranjero (1955), y uno de ensayos críticos, Poesía del siglo XX, que abarca estudios sobre Paul Válery, Rainer María Rilke y César Vallejo, entre otros.

En 1960 obtuvo, con su Dios trajo la sombra, tercer volumen de Los cuadernos de la tierra, el premio de poesía en el primer Concurso de la Casa de las Américas de La Habana, y luego publicó el cuarto volumen, El dorado y las ocupaciones nocturnas.

En noviembre de 1961 fue nombrado director nacional de Cultura, cargo que ocupó hasta 1963, y en el marco del Programa Principal de la Unesco para el conocimiento de los valores culturales de Oriente y Occidente viajó a Egipto, India, Japón e Israel. Posteriormente se instaló en París, donde fue, sucesivamente, lector de literatura en español, portugués y catalán para las ediciones Gallimard.

Fue, además, periodista de la Radio y Televisión de Francia y traductor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, donde en 1969 estrenó en francés su obra de teatro El sol bajo las patas de los caballos, traducida a seis lenguas y representada en numerosos países de Europa y América. Volvió a París como miembro del comité de redacción del Correo de la Unesco hasta junio de 1987.

En 1973 publicó Informe personal sobre la situación, y en 1976 la novela Entre Marx y una mujer desnuda, que ese año obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia, otorgado por primera vez a un escritor extranjero no residente en ese país. Publicó en 1979 su libro de poesía No son todos los que están, en Barcelona, y ese mismo año apareció la obra de teatro La subida a los infiernos, en alemán.

Regresó a su país en 1987 y dos años después se le concedió el Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo, la más alta recompensa cultural del gobierno ecuatoriano. En 1994 fue nombrado profesor honorario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en República Dominicana.

Posteriormente, publicó De cerca y de memoria, recuerdos de lecturas, autores y lugares, recogiendo anécdotas sobre diversos escritores, pintores, políticos y otras figuras de la cultura latinoamericana.

Fuentes: El ComercioEFEEl Nuevo Empresario