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Poemas

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Lejanía

Me quedo mirando los cipreses
de este gran patio,
en abstinencia de jardines,
veo un ave migratoria,
entonces pienso en ti.
                            En tu tierra
                            y en palestina,
                            en tu vodka
                            que no es mi café,
                            en tu muerte,
                            que no será la mía,
                            ¿y quién sabe cómo será su muerte?

Cuántas horas existen
entre tus sueños y los míos,
me veo parada en la ventana,
tomándome un vino
mientras el teléfono no para de sonar,
es mi madre...
se interesa por cómo llevo el invierno,
cómo llevo la crisis.

En medio del humo del tabaco
y del moderno estrés,
pienso en ti,
en cómo repartirías el tiempo
para buscarte “el pan nuestro de cada día”;
Aquí estoy,
a miles de kilómetros de Cuba
el frío se me cuela en las arterias,
el ave sigue en el ciprés,
yo sigo aún detrás de la ventana,
tú sigues en mis pensamientos,
con tu cara escuálida y alargada,
mientras muchos se escudaron
tras tu nombre, para hacer poesías.
Kafka,
te repites en cada verso nuevo,
sin embargo yo, te imagino,
cuando entrabas al baño
o cuando en cueros hacías el amor;
Antes soñaba con llegar hasta ti,
con recibir el premio Cervantes,
ser mejor a Dulce María Loynaz,
hoy sólo me conformo,
con mi estufa y mi vieja pipa,
con poder utilizar mis manos
y tener el papel donde dejar mis versos,
Max Brod traicionó tu último deseo,
no quemó tus manuscritos
por eso hoy sigues aquí,
con tu tos de tuberculosis
y tus grandes ojos que me miran,
desde lo alto del ciprés,
yo sigo aún detrás de la ventana,
intentando escribir hasta que llegue el fin.

 

Ciudad eterna

Mis ojos penetran
el alma de una ciudad en ruinas,
lágrimas de sus tejados
mojan los pies de los caminantes,
que buscan en sus calles,
la magia que no existe,
tristezas en sus paredes viejas,
en la soledad del abismal laberinto en que viven,
trueque de carne por monedas
imágenes cansadas de vender una mentira,
me arden las llagas de mis vísceras,
del asco contenido,
vientres cubiertos de verde
que manejan como a títeres, esta ciudad eterna.
Poesía en la mirada de la giraldilla,
que desde lo alto mira catedral.
Estoy en la red de los noctámbulos,
en los rebeldes del 2000,
en los celtas de esta generación,
sin reyes payasos, ni dioses terrenales,
que guíen el camino.
Esta ciudad es vuestra,
sus calles piden a gritos la fuerza de atenea,
no más desidias ni torturas,
dejad el pensamiento libre,
que despierten a esta ciudad dormida,
que vuelen las luciérnagas,
en esta eterna noche
donde los perros exhiben sus costillas.

 

Poesía

Te hablo a ti,
en este acto lésbico,
donde no nos atormentan las leyes,
religiones ni convencionalismos,
y seguimos caminando juntas,
te converso a ti,
que eres la única
que cada noche me das placer,
acaricias mis manos
y me das el orgasmo deseado,
te cuento a ti
todas las historias perdidas,
porque desgarras cada fibra de ternura,
porque cada noche entras en mis sueños,
cada mañana eres mi aliada,
cada día de cada año,
sigues fiel a mi cuerpo
ya marcado por fracasos,
te hablo a ti
de las rosas, los colores, mis amores,
sin caer en cursilerías,
sólo tú entiendes,
el porqué me gusta la primavera,
y por qué cuando llega el invierno
me duele el alma,
quiero hablarte eternamente a ti,
sólo espero por siempre tu presencia
y te converso, poesía.