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Edgar Borges en Gijón: la ficción invita a enfrentar la realidad

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El escritor venezolano participó en la Semana Negra de Gijón, en la que presentó su libro ¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe?, junto con el periodista español Alberto Piquero.

Este sábado 18 de julio se llevó a cabo, en la carpa Imagenio de la Semana Negra de Gijón, en España, la presentación de ¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe?, libro de Edgar Borges coeditado por la venezolana Editorial Letralia y la española Grup Lobher, evento que contó con la intervención del periodista español Alberto Piquero.

El presentador echó mano de los elementos clásicos del género negro en su intervención, en la que se hizo las preguntas de rigor: quién lo hizo, cómo lo hizo y por qué lo hizo. En esa línea, comparó la labor creativa de Borges con la de un “incriminado” que ha estado “cometiendo” ficciones, o “antecedentes” desde los años 90.

Piquero agregó que “ya en pleno delirio psicopatológico también paseó sus malas artes por las bambalinas teatrales”, refiriéndose al monólogo Lavoe contra Lavoe, que fuera estrenado en 2005 y por cierto este fin de semana vuelve a presentarse en Caracas, en ocasión de inaugurarse la Sala Teatral del Colegio Francia, con la actuación de Carlos Áñez en el papel del salsero puertorriqueño (mayor información sobre el evento puede leerse en nuestra sección “Breves” de esta edición).

Alabó la “perspicacia en la elección de los compinches”, refiriéndose a los prólogos de ¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe?, escritos por los españoles Ricardo Menéndez Salmón y Vicente Luis Mora. Advirtió, en el “muy elaborado” estilo de Edgar Borges, trazas de “los laberintos en los que anduvo incurso un famosísimo transgresor, Franz Kafka; así como los espejismos en los que estuvo envuelto Calderón de la Barca entre la vida y el sueño, por no hablar de la comparecencia, más o menos explícita, de Julio Cortázar”.

Según Piquero, Borges propone en su libro “todo un ejercicio de introspección en el que se tambalean las convenciones al uso, las capas de sueño de la realidad nos sustraen de los juicios ingenuos, y es imprescindible ahondar en las fibras íntimas para no perderse en los cantos de sirena”. Continuando con la metáfora criminalística, finalizó diciendo que “el veredicto que se le ha de imponer es el de proseguir sin desmayo su brillante carrera negra”.

A continuación Edgar Borges habló del carácter revolucionario de la ficción, un elemento que ha destacado en su obra desde los ámbitos de lo metaliterario. “En buena medida se nos ha hecho creer que la ficción es un acto escapista”, explicó. “Pero, ¿cómo va a ser escapista un acto que nos posibilita una realidad distinta a la que nos rodea? Considero que la ficción es una invitación a enfrentar la realidad. Por lo menos, para quienes asumimos que el orden mundialmente establecido asesina la imaginación, la ficción representa un combate interior en beneficio de la creatividad humana. La ficción juega a implosionar esa realidad absolutista. El acto de leer es la primera experiencia revolucionaria que alguien puede vivir”.

De alguna manera el libro es una muestra de esta idea. “Un supuesto Poe se pasea por Baltimore vestido con un traje formal y llevando en mano un fino maletín”, narró Borges la anécdota esencial del libro. “Este Poe, de rostro optimista, parece más empresario que poeta. Un buen día, este Poe se le presenta al verdadero Edgar Allan Poe. Y, curiosamente, será el doble quien le reclame la identidad y la autoría del relato ‘El gato negro’. A partir de entonces se desencadena una crisis del yo”.

Tras la presentación, los asistentes se acercaron al autor para adquirir ejemplares y obtener su firma. Una niña peruana que tiene aspiraciones literarias pidió sugerencias a Borges. El público acogió de buen grado al escritor venezolano y agotó la existencia de ejemplares que los editores llevaron consigo, como lo atestigua A Quemarropa, el diario de la Semana Negra, en una nota de Miguel Barrero publicada este domingo 19.