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Bogotá homenajea a Sergio Pitol
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“Los grandes escritores transforman a los lectores”, le dijo a Sergio Pitol, el pasado jueves 13 de agosto, el también escritor Roberto Burgos Cantor, uno de los invitados al homenaje que abrió los encuentros entre México y Colombia, en el marco de la 22ª Feria Internacional del Libro de Bogotá que, con la nación azteca como invitado de honor, fue inaugurada ese mismo día con la presencia del Presidente de México, Felipe Calderón, y el Presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez.

La feria, que bajo el eslogan “Abre un libro, abre tu corazón” se extenderá hasta el próximo domingo 23, es organizada por el Centro Internacional de Negocios y Exposiciones de Bogotá, Corferias, en alianza con la Cámara Colombiana del Libro y con el apoyo de entidades como los ministerios colombianos de Relaciones Exteriores, de Cultura y de Educación.

Colaboran también la Alcaldía Mayor de Bogotá a través de las secretarías de Cultura, Recreación y Deporte, y de Educación, y veintidós instituciones más, como el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), la Dirección Nacional de Derecho de Autor, Fundalectura, la Fundación Rafael Pombo y Colsubsidio.

En sus 18.200 metros cuadrados, el recinto ferial acoge a cuatrocientos expositores (incluidos participantes de España, Venezuela, Argentina, Israel, Costa Rica e Irán) y espera contar con la asistencia de más de 415.000 visitantes y 500 compradores internacionales provenientes de la Región Andina, Centroamérica, el Caribe, Estados Unidos y México, que estarán en el evento.

El reconocimiento a Pitol fue hecho a través de sus pares colombianos Luz Mery Giraldo, Jaime Echeverri, Roberto Burgos y Azriel Bibliowicz, quienes diseccionaron de una manera analítica y lúdica la obra del autor nacido en Puebla, pero avecindado en Veracruz.

En la Sala “José Asunción Silva”, Luz Mery Giraldo, poeta, investigadora y catedrática de reconocida trayectoria en Colombia, hizo referencia a la recurrente peregrinación narrativa por países y la propia escritura que hace el mexicano en su obra, señalando la imaginación, la invención y la ironía, en la que construye laberintos sin salida, como sus principales características.

Mencionó que los múltiples títulos que ha publicado, alrededor de 25, guardan relación entre sí; el autor mexicano ha tendido puentes que comunican a sus textos, convirtiendo a su literatura en un viaje, una peregrinación por ella misma. La investigadora dijo que ha encontrado también que Pitol escribe en sus libros la lectura que hace de las ciudades, de su gente, de su cultura, con lo que las hace literatura. La vida está presente con todos sus absurdos, y liga lo común con lo extraordinario de una manera sagrada.

En una exposición más lúdica, juguetona y circular, el escritor Roberto Burgos Cantor “acusó” a Pitol de haber creado en él una metamorfosis, de convertirlo en una mosca, insecto volador que tiene la propiedad de ver todo en diferentes dimensiones, asegurando además que “los grandes escritores tienen la capacidad de transformar a sus lectores”.

Destacó que tiene una gran sencillez y al mismo tiempo hermosura de lenguaje, que en el fondo se complica al tejer una red entre sus textos, que se comunican entre sí a través de puentes levantados por el autor. Se trata, subrayó en un homenaje íntimo, como del lector que alaba su obra, de un juego de nudos que atrapa y obliga a leer toda su literatura, y puso como ejemplo de ello a El arte de la fuga.

Como epílogo de este homenaje que Burgos Cantor compartió e hizo amplio con todos los presentes, alrededor de tres docenas de interesados, contó la forma en que conoció a Sergio Pitol y cómo de ese hecho real encontró referencias literarias y de la narrativa juguetona e inventiva del mexicano.

Dijo que fue en Xalapa, Veracruz, cuando estaba con unos amigos mexicanos a los que confió lo maravilloso de conocer a Pitol. Le hablaron y les respondió que los recibiría. Ya en su casa, pleno de alegría, lo saludó y en un acto insólito, sus dos perros, “como niños bien educados” , salieron a saludarlos para enseguida regresar a su lugar.

Este momento, aseguró, le habló mucho del escritor y de su escritura, pues esa escena le había hecho saber los elementos que componen su obra y biografía, además de recordarle un cuento suyo sobre su perro “Sasha”, del que ya no supo si era ficción o realidad. Poco después rememoró, ante el asentimiento con la cabeza de Pitol, que los introdujo a su biblioteca, a la que Burgos Cantor describió como la mítica de Babel: infinita y con libros en múltiples idiomas.

Habló asimismo de algunas características que encuentra en la literatura de Pitol, como su lenguaje, en el que no sólo es importante el comunicar y escribir, sino la misma estructura, y su humor, producto de su inventiva, con el que le da serios golpes a aquellos que no se atreven o pueden reír. El homenaje al mexicano Sergio Pitol concluyó con una cerrada ovación al escritor por parte de los participantes en la mesa, así como de los presentes en el foro.

Fuentes: El UniversalWeb del evento