(de la transfiguración del agua)
De cuándo acá me vienes con que el agua
no se duele de ser ni se enamora.
Sólo mira a la lluvia cantadora,
su cauda cae como rosa en ascua
por el sol que la excita. Muerte vacua
si explico que la rama que nos llora
vierte un hilo de duelo y lo incorpora
sin saber para quién y menos a cuá-
les penas corresponde, pues lo cierto
proviene de dolor, cuando lo vierto
en vidrios si no llueven, si no nievan,
sólo extienden sus gasas y se elevan
a convertirse en cielo de ese mundo
donde el agua no calma sitibundo.
Soneto a la cáscara de la naranja
Para Pierre Alechinsky
Cintillo amargo,
venda que envuelve
la sin embargo
dulce que absuelve
borla de azúcar.
Tantas mordidas
succionan su car-
ne de amor. Midas
cambia sus oros
por el de jugo
que arde en los coros
del limbo. ¿Plugo
a dios tesoros
como este yugo?
Pan de tribulaciones
Al poeta guerrero
Con la espada en el puño de la voz levantada,
dando traspiés, caído sobre el papel en blanco,
tajada la camisa por la pluma, que ataca
a fondo el infortunio y a la virtud perdida,
con el dedo en la pulpa del manto sometido,
pone su nombre aedo Marqués de Santillana
mientras en el combate sangra Jorge Manrique...
¿Y el héroe de esta vida? Con su muerte asonante.