Letras
Amparo

Comparte este contenido con tus amigos

Dic 3/1993

He conocido recientemente a Amparo. No miento si digo que ella llena en este momento toda mi vida. Pienso continuamente en todo lo que hemos conversado.

 

Dic 5

A., espero que estés pasando unas lindas vacaciones. Te envidio tanto porque has podido salir de esta ciudad en que no se respira sino hedor a gasolina quemada y miseria humana por todas partes. Por más que he caminado buscando algo que me recuerde tu modo de ser no he encontrado más que soledad. No sé si maldecir o darme golpes contra la pared.

Ahora es cuando en realidad te aprecio, ahora que estás tan lejos de aquí, aunque disfrutando de una unión vital con la naturaleza, con esta nuestra madre de la que estamos tan alienados. En una ciudad se pierde uno mismo, incluso se olvida uno de quién es. Te felicito porque estás tratando de encontrarte.

Algo se ha roto en mí con tu partida. Trato de acordarme de lo que charlamos para pensar en todo eso, por ejemplo, en el caso del orangután o cualquier otro animal.

 

Dic 11

Trato de no pensar en ti pero cada vez te veo más cerca de mí. No sé si es que me estoy ilusionando demasiado pero no quisiera dejarte de amar. Lo que me preocupa ahora es si podré llegar a amarte realmente, porque lo que ahora creo tener es la ilusión de una atracción. Pienso que lo que sigue es mucho más difícil puesto que ahora se trata de construir algo que ha empezado pero que me implica completamente. No sé qué hacer: si hacer todo lo posible por olvidarte o seguir fomentando este fuego que tú misma iniciaste. ¡Ayúdame, por favor, porque creo acabar en medio de esta soledad!

 

Dic. 15

Frío y sombras es todo por aquí. ¿Cuándo te volveré a ver para que al menos viéndote salte en mi interior de alegría? Añoro el día de tu regreso ardientemente. Es algo complejo lo que he descubierto en estos días a causa de la separación de A. Me es muy difícil aprehenderlo y tratar de expresarlo. Te pienso como en la lejanía donde aún estás. ¡A., tú permaneces tan lejos! Quisiera estar junto a ti para no olvidarte y para no olvidarme de lo que soy y de lo que tengo que hacer y proyectar. Puedo anclarme y no seguir adelante. Es lo que más detesto porque esto significaría la aniquilación, ya que lo que puede definirme es sólo una acción encaminada hacia algo concreto. No puedo ceder ni un momento en mi intento.

 

1994

Ene. 7

Hoy llegó A. Lo supe de sorpresa. Lo siento porque quería saludarla más efusivamente y no tuve oportunidad de emocionarme.

Tengo deseos de conversar mucho con ella sobre ciertos asuntos que considero muy importantes en este momento. Afortunadamente, A. es una persona muy distinta a las de su edad. Tiene una actitud tal frente a la vida, que no he hallado en ninguna otra muchacha. Le he de pedir su apreciación y su consejo sobre ciertos problemas que tengo ahora, lo mismo que su opinión sobre ciertos temas, algunos de los cuales ya habíamos tratado antes. Tengo que ordenar y orientar las ideas que ella me ha expresado para seguir la discusión en esta línea. También es evidente que tengo que repensar mis propios pensamientos para acabar con lo que pueda ser una reinscripción en la ideología. Precisamente lo que pretendo ahora es una ruptura con todo lo que no sea un exacto tratamiento de lo que ocurre realmente, es decir, un conocimiento con todo lo que éste implica de los procesos reales y de la misma situación concreta.

 

Ene. 9

Lo que más detesto en este momento es la tergiversación, la falsificación y la destrucción del amor. Quiero vivir el amor pero lo más intensamente posible. Cuando amamos o somos amados algo misterioso ocurre en nosotros mismos. Presentimos un orden distinto, una dimensión nueva, un nuevo modo de ser más de acuerdo con lo que somos en realidad.

 

Ene. 14

A., si supieras que lo que más deseo en este momento es que me ayudes a vivir plenamente. No soy dueño de mí mismo. Conversando contigo he visto que tú eres la que me puedes ayudar ahora que me creo seguro pero que sin embargo no sé propiamente para dónde voy. Quisiera comprenderme, pero me encuentro ante el misterio de mí mismo. Me conformo con una falsa imagen que me he labrado de mí mismo y de mis relaciones con los otros.

 

Ene. 26

A., creo que no podré dejarte de amar. “Te amo”: es lo único que sabría decirte y cada día me inflamo más en este amor hacia ti. No sé qué hacer. Yo que me creía tan seguro en mi afectividad, no sé ahora lo que es vivir sin ti. Ayúdame, A., a tratar de superar esta etapa decisiva.

Creo que me he dejado ilusionar en un principio por ti. Cómo te hubiera conocido si no hubieras sido tú la que tomaste la iniciativa en saludarme y en mostrarte afectuosa conmigo? Nunca te hubiera conocido si no fueras como eres y si no hubiéramos tenido los encuentros tan casuales que tuvimos.

No sé cómo te habrá parecido lo que te dije. Es algo que tengo que conversar de nuevo contigo porque me parece fundamental. Estaba pensando que podíamos aprovechar el estado anímico en que nos encontrábamos ahora para aprender a conocernos a nosotros mismos, es decir, para aprovechar la energía síquica de que se disfruta en este momento para profundizar en lo que pretendemos cada uno de nosotros. La experiencia que he tenido conversando contigo ha sido la experiencia más maravillosa que he tenido últimamente. No te imaginas cuánto he aprendido de ti, todo lo que he pensado en lo que me has dicho. ¡Quisiera vivir lo más plenamente posible esta relación contigo que veo tan positiva! Se presenta ahora un problema: no sé lo que tú piensas al respecto. Quisiera aclarar más todo esto. ¡Todo lo que me has contado me parece maravilloso y encantador!

 

Ene. 29

A.: no sé lo que me pasa. Sólo pienso en ti continuamente. Me parece que voy a explotar. Quisiera poderte decir todo esto personalmente. Aunque hemos conversado muchas cosas y algunas de un modo más íntimo, no he profundizado en esta nuestra relación que me parece se va a constituir en una prueba crucial en mi vida.

Quisiera poder vivir al máximo este encuentro tan maravilloso y esta relación tan encantadora. Yo estoy viendo todo ahora por el lado puramente romántico, pero creo que es una realidad que no se queda en el puro sentimiento.

Quisiera pensar un poco en A. Ella es una mujer como nunca he conocido. En extremo amable y condescendiente, pero a la vez muy segura en sí misma y que no se vuelve atrás cuando ha dicho algo en tono taxativo. Tal vez exagere al describírmela pero es que en sueños la imagino como la mujer más maravillosa que yo he conocido. ¡Lo más importante es que me he logrado comprender tanto con ella! Como decía, es muy segura y confiada en sí misma en todo lo que dice y habla. Cuando estoy conversando con ella tengo la impresión de estar frente a un espíritu superior. Es muy experta en lo referente a las relaciones con sus amigos. Sabe mantener la prudente distancia y entiende hasta dónde debe dar confianza.

Ahora tengo un motivo de honda preocupación. No sé por qué no me acepta casi ninguna invitación que le hago, a pesar de que fue ella misma la que tomó la iniciativa en esta relación. He pensado en la manera de solucionar este impasse. He de obrar con prudencia y habilidad para no echar todo a perder. Había pensado en hablarle llanamente, en decirle todo lo que he pensado acerca de esto. La amo tanto que me atormenta no saber con seguridad si puedo amarla. Me ha dado tanta confianza que muchas veces creo que está esperando que yo tome la iniciativa y me le declare, pero también, por ciertas cosas que me ha dicho, he creído que me ha advertido que si intento decirle mi verdadera intención hacia ella: que la amo y que la quiero mucho, todo acabaría entre nosotros dos, porque ello equivaldría a romper el velo y a que se revelaran abiertamente mis verdaderas pretensiones escondidas tras el pretexto de estudiar y de realizar ciertas investigaciones.

¡No sé qué hacer! Me parece que perder la amistad de A. sería lo más desastroso que me podría ocurrir ahora. He cifrado muchas esperanzas en ella. He imaginado muchas cosas maravillosas que podríamos hacer. Estaba pensando que haciendo todo esto por amor, tratando de comprendernos todos los días más y más, la vida adquiriría su sentido para nosotros.

Lo que importa ahora es la manera como tengo que conseguir su amor. Tengo que conseguir que ella me ame cueste lo que cueste. Primero que todo, debo ser muy prudente para que ella no adivine de antemano cuáles son mis reales intenciones y me cierre así las puertas. Yo quiero amar a A. porque he visto en ella una gran persona, porque me ha ayudado enormemente a dejar muchos prejuicios y a tomar una actitud crítica frente a todo. Me ha hecho tomar conciencia de lo que se debe buscar primero que todo. Con ella me ha parecido haber encontrado lo que más habría deseado en la vida. Quiero, por eso, expresarle mi amor, pero de una manera muy prudente para no irla a perder.

 

Ene. 30

Aún he seguido pensando en A. Quiero solucionar este asunto lo más pronto posible. He decidido hablar con ella, manifestarle abiertamente lo que siento por ella y todo lo que representa para mí su amistad. He estado pensando varias veces sobre esto para no ir a destruir lo que considero invaluable.

Quiero decirle primero todo lo que me ha enseñado desde que la conocí. Quiero decirle todo lo buena que es: su amabilidad y la accesibilidad que siempre me ha brindado. Quiero decirle que la admiro sobre todo por la visión que tiene de la vida...

A., te conocí casualmente pero he pensado tantas veces en lo desastroso, amargo y triste que sería el que no te hubiera conocido como te conozco ahora. Siempre he deseado lo mejor para ti. No te imaginas todo lo que he pensado en ti. Cuando estabas tan lejos sentía una nostalgia tal como nunca la había sentido. Me parecía que todo había acabado y que algo muy valioso se había destruido por completo en mí. A.: te he admirado tanto. Me pareces una muchacha completamente original, con una visión tan linda, encantadora y optimista de la vida. Tú sola has sido motivo de inspiración siempre que estoy desconsolado para pensar en lo bueno de la vida. Me has abrumado, A. ¡Hasta dónde ha llegado esto!

No lo hubiera creído antes. Te admiro en este momento. Creo que ahora precisamente tú debes estar pensando o estudiando. En este preciso momento cuánto desearía poder decirte todo esto. En una palabra, poder decirte que te amo. Quisiera que nos comprendiéramos completamente.

A., quisiera conversar contigo en este instante estas cosas. Esto es lo que yo pienso de nuestra relación que puede ser el comienzo de un gran amor como yo veo las cosas. Quiero tu ayuda ahora. Me he enamorado de ti. Esto es todo lo que ha pasado. Antes no pensaba casi en esto. Ni siquiera te observaba pero ahora comprendo que no puedo vivir sin pensar en ti. ¡Tú has sido la causante de esto!

A.: tú tienes una opinión distinta de todo esto. Varias veces me has dicho que no crees en la exclusividad del amor. Quisiera discutir esto más contigo. En una palabra, A., quiero que me ayudes ya sea para aumentar más este amor que me devora o para normalizar una relación que después nos puede separar aun más a los dos. A., he tenido miedo. Te lo confieso. Pero todo es permitido con tal de amar, porque si te amo verdaderamente no desearé sino tu bien, no pensaré sino en ti y todo lo que haga por tu bien estará ya justificado.

A., tú que te has visto amada varias veces, permíteme que yo también te ame. Aun más, enséñame a amar. Permíteme experimentar lo inmenso de la licitud del amor, porque éste todo lo justifica.

Quisiera pensar en algunas cosas que me has dicho. Por ejemplo, cuando te referías a que no debía ilusionarme de ti. ¿Tal vez estabas pensando que lo que yo creía que eras tú, no lo eres en realidad?

 

Feb. 7

A., estoy sumamente defraudado porque no he podido complacerte. Cuánto lo hubiera deseado.

 

Feb. 14

He pasado una semana pensando sólo en ella. ¡No sé qué hacer! Quisiera hablar directamente con ella y conversar todo esto. Quizás se arreglaría todo. Francamente no sé qué rumbo tomar. No logro comprender del todo su actitud crítica frente a todo lo que no le parece bien. Creo que tiene unas ideas muy interesantes pero por ciertas influencias negativas no las ha sabido canalizar bien. Ojalá que conversando con ella pudiera ayudarle en algo. Siento muchísimo que se encuentre en esta situación. Quisiera describirla para tratar de comprenderla.

Desde que la conocí siempre me ha dicho que se encuentra en conflicto consigo misma. Siempre encuentra un motivo de desaliento o desánimo en el medio en el que desarrolla su vida. Me parece que se halla amargada, hasta angustiada, porque, a pesar de todo lo que se ha preocupado, no ha podido realizar o hacer cambiar nada. Me parece que su comportamiento es anárquico y difícil de comprender. Ella me ha escuchado amablemente todo lo que le he dicho, pero intuyo que no da mucha fe a mis palabras. Creo que piensa o desea que el mundo funcione como ella lo imagina. En definitiva, ella se encuentra en conflicto con el medio o mejor con los condicionamientos de todo tipo que envuelven su vida. Su problema se agudiza mucho más porque es una persona muy inteligente, sagaz y, como ella misma me lo ha dicho, extremista, porque no acepta posiciones conciliadoras.

Es mucho lo que he aprendido con ella. Quisiera poder conversar mucho más con ella y, lo más importante, tratar de discutir temas que nos interesen a los dos y hacerlo apoyándonos en una lectura rigurosa. Lo que deseo es poder ayudarla con lo poco de que dispongo. Nos hemos comprendido pero estoy en el dilema de si le digo todo esto o no.

 

Feb. 21

Mi única compañía en el presente es este diario en el que puedo relatar a mi gusto todo cuanto me va sucediendo. Quisiera poder profundizar en todo lo que ha pasado y poder solucionar como debiera todos mis problemas, pero veo que la mayoría de las veces lo único que hago es imaginar problemas que no existen y olvidar o dejar de considerar o de plantear los que sí son verdaderos. Me parece muy sencillo solucionarlos en mi mente pero ahora veo que lo único que poseo son imaginaciones e ilusiones acerca de lo que soy y de lo que estoy realmente haciendo. Vivo en medio de tergiversacionesocasionadas por falta de táctica en mis tomas de la realidad.

Si me pusiera a analizar lo que soy ahora creo que me encontraría con nadie, con el motivo de desilusión más tremendo que haya tenido. No tengo nada. No soy nada. Quién podría recomendarme. Sólo soy un pobre tonto a los ojos de casi todos. Claro que lo que digan o piensen los demás de mí me debe tener sin cuidado no sólo porque lo que ellos tendrían sería una idea deformada de lo que soy, sino también porque esa idea deformada sería o correspondería a lo que esperan o esperaban encontrar en uno. Es decir, que esa idea u opinión no la han elaborado, la han tomado sólo de la apariencia, de la primera impresión que muchos consideran fundamental cuando se ha conocido a alguien. Pero es la opinión, que de por sí es tonta, de lo que aparece que es uno.

 

Mar. 10

Creo que sólo hay una persona que cree en mí, que tiene fe en mis posibilidades. Me encuentro con muchas cosas para realizar. Tengo ante mí muchas posibilidades. También veo las limitaciones. Como me lo dijo una amiga, cuando uno se compromete con algo tiene que decirle no a muchas otras cosas: un comporta o conlleva otros tantos no. Me sería prácticamente imposible consignar aquí todo lo que he pensado, discutido y aun reelaborado todos estos días. No sé, pero me parece que cada vez son menos las posibilidades que tengo por realizar. Cuando hago algo, he tenido que dejar de hacer otras cuantas cosas. (He deseado mucho poder escribir más ampliamente pero siempre es la indolencia la que prima sobre mi buena voluntad).

 

Ab. 15

He estado pensando varias cosas acerca de A. He conversado con ella sobre muchos temas, pero mi relación con ella es un problema: la quiero pero quisiera quererla mucho más.

A.: cómo quisiera expresarte todo lo que siento hacia ti. No sé por qué cuando estoy contigo me olvido de todo lo que te aprecio, no tengo valor para decirte nada. Lo fundamental es que nos hemos comprendido siempre. Esto es lo más importante. Estaba pensando que de ti he tomado mucha fuerza y dinamismo para actuar y estudiar. Pienso y repienso todo lo que me dices. Guardo todo lo que aprendo de ti como un tesoro.

 

Ab. 22

He estado pensando en las consecuencias de esta relación para mi propia vida. Las oportunidades de que dispongo ahora, nunca las volveré a tener más adelante. De ahí la responsabilidad ante el tiempo presente. Tenemos que responder de nosotros mismos solamente ante nosotros mismos. Recuerdo hoy un poco en lontananza la importancia que tenían para mí antes estas cuestiones.

Ahora me encuentro solo, con la sensación de que algo esencial me hace falta. Ansío lograr esta satisfacción. Soy incompleto. Me percibo como un todo, pero soy un yo vacío, que necesita de una pieza clave para poder decir con todo derecho: YO. Estoy pensando en el sentimiento de insatisfacción que tengo muchas veces como soledad, intranquilidad, desasosiego... Cómo quisiera poder comprenderme para poder explicarme el mecanismo de mi sentimiento de mí mismo. Estoy solo, me siento solo, pero no sé cómo solucionar esto, porque veo que lo puedo hacer simplemente conversando con mi amiga más querida hoy, pero con la que me siento precisamente más distanciado. Me siento además envuelto y como perdido en una serie de preocupaciones tontas que me hacen olvidar de mi verdadera orientación y de lo que yo considero que es lo único que tiene un sentido para mí: mi compromiso incondicional con mi situación y el poder emprender cuanto antes la acción efectiva que dicho compromiso exige. Estas cuestiones me inquietan mucho, pero como es lógico suponerlo, no espero solucionarlas completamente, por cuanto aún no dispongo de los elementos básicos para ello, ni he profundizado efectivamente en la posible teoría que me permitiera explicarlas.

 

Jun. 30

Viento. Viento. Agua. Una increíble sensación de bienestar casi semejante al placer. Incoherencia en lo pensado. Insatisfacción en lo alcanzado. Temor. Ansiedad. Casi angustia. Pienso en A. La veo como en un tren que pasa sin dar tiempo de levantar la mano. No la alcanzo. Algo queda sin tocar. Lo intocable es lo no observado. A. me consolaba diciendo que así es la vida. Así es todo cuanto sucede entre nosotros.

 

Ag. 12

He decidido volver al ruedo. Quiero hacerlo ahora con mucho entusiasmo. He vivido tantas cosas en estos días. Creo que la labor de creación es ante todo labor de organización y selección de los elementos. Pienso esto cuando imagino la creación literaria a partir de la misma vida. Decisión del escritor: yo copio la vida. Yo la re-creo a partir de mis elementos dispersos.

Las circunstancias me han llevado a una situación que no había imaginado. Veo que puedo hacer lo que yo quiera: grave responsabilidad, porque tengo que elegir precisamente aquello que crea que me dará la mejor oportunidad. Pero ahora no sé por qué he venido a escribir esto. No me comprendo muchas veces.

La habilidad es la capacidad que se va adquiriendo para realizar una serie de acciones o proyectos. Quiero y deseo adquirir la habilidad para pensar y actuar al mismo tiempo de la mejor manera posible. Esta es mi limitación: lo que me determina a cada instante.

Estuve ayer con A. en el concierto de la tarde. Fue una ocasión maravillosa que no aproveché lo mejor posible. Creo que ella también lo sintió así. ¡Cuánto había deseado un momento tan oportuno como el que tuve ayer para desperdiciarlo de esa manera! No queda sino lugar a la lamentación.

Estaba hacía algunos minutos esperando que llegase A. Mientras tanto conversaba con L., a quien admiro mucho y con quien acostumbro también conversar con frecuencia. Cuando ya llegó A. había mucha gente allí esperando que abrieran la taquilla. Nos sentíamos francamente inhibidos ante tantas miradas. Sin embargo, decidimos seguir esperando, pero la fila en la que estábamos no adelantaba. Conversábamos, nos impacientábamos. Miramos hacia nuestros lados. Qué desilusión, pensaba. Nosotros aquí, esperando algo inseguro. En qué se basa nuestra seguridad, me pregunté. En ese momento traté de imaginar qué es lo que se puede sentir cuando uno se da cuenta de que está haciendo algo sin sentido.

 

Sep. 20

A. me parece a veces encantadora. No sé por qué razón me siento con frecuencia inhibido con ella. Pienso sobre esto pero no le encuentro explicación. A. siempre ha sido en relación conmigo más que una amiga. Hemos tratado de comprendernos. En alguna ocasión había creído que era imposible. Siento con frecuencia angustia, frustración, miedo, desazón. Turbación, inseguridad cuando salgo con ella. Creo que es porque no comprendo mi relación con respecto a ella. No la comprendo del todo. No le expreso directamente lo que siento por ella. ¿Por qué? Porque quiero inconscientemente conservar o mantener una situación insostenible con ella: pretendo conservar una distancia entre ella y yo. Esta distancia o alejamiento se sostiene en un sentimiento de culpabilidad. Es algo ilógico, inexplicable.

¡Quiero tener un comportamiento o actitud coherente, pero lo raro de esto es que por más que lo quiero no puedo! La quiero. Sin A. no puedo vivir. Me hace falta. Comprendo que nos comprendemos, nos podemos entender siempre, pero falta la espontaneidad necesaria para que pueda haber un amor completo. Creo que esto se puede llamar confusión. Quisiera solucionarla de alguna manera.

He comenzado a estudiar matemáticas. Encuentro un lenguaje o un discurso distinto, que se ríe de nosotros en su objetividad que no tiene nada de contingente. Su rigor y especificidad han sido mi preocupación hoy.

 

Sep. 21

Los avatares cotidianos a veces son indescifrables. Nuestra vida se torna con frecuencia en una especie de engendro maligno, en una realización escabrosa porque no logramos comprenderla o aceptarla en toda su carga emotiva, de no-intelectualidad. En otras palabras, sentimos que la vida se nos aleja. Nuestras acciones, a menudo frustraciones y represiones, son una pantalla inerte en la que aparece reflejado todo lo que no hemos sido, pero que pudimos ser.

(Sólo con el esfuerzo tenaz, rudo y constante podré conseguir lo que pretendo. En ningún momento mi proyecto se me ofrece servido, ya realizado). Cada día me convenzo más de que lo que uno pretende conseguir sólo lo puede lograr a costa de un gran esfuerzo. De entre todo lo que se puede hacer hay que escoger. Hay que limitar el proyecto a realizar.

Mis relaciones son conflictivas. No alcanzo a comprenderme del todo con mi amiga más querida ahora, con la que he tenido más alegría y satisfacción moral en un principio.

 

Oct. 22

Mi historia real con A. ha terminado. Sólo queda la oportunidad para recordar y realizar imaginariamente lo que no se consiguió por las inhibiciones sociales. Este momento que sigue es arriesgado porque puedo fijarme tanto en ella que sea ella sola quien llene todo el campo del deseo. Y debe ser muy peligroso tener como objeto del deseo un proyecto irrealizable. Esto sólo sería motivo de confusión y tal vez de fracaso.

Ella está ahora exclusivamente fijada al objeto de su deseo, al que llama amor, pero que sólo es un medio de aumentar ese deseo absurdo que sólo ella sabrá por qué no había satisfecho. Trataré de desprender de mí este peso inútil que me impide ver más allá. A. como objeto de mi deseo no puede continuar porque mantiene este deseo sólo hasta el punto en que puedo realizarlo. Pero no consigo nada si ni siquiera permite que yo crea estar satisfaciéndome. Está dominada por un afán de sinceridad que no tiene sentido aquí. Claro que el amor debe ser lo que le dé sentido y justifique toda práctica sexual, pero no se lo debe idealizar de tal manera que se convierta en barrera para conocer otras dimensiones u oportunidades.

 

Dic. 28

Ellos se marcharon pronto pero yo quise permanecer por algunos momentos más para poder conocer todos los detalles de lo que hasta ese momento me había llamado tanto la atención. Quise que todo sucediera conforme lo había establecido. “Es bueno y agradable todo esto”, me decía, pero no lograba ligar todos los datos o elementos de mi imaginación. Es que había pensado tantas cosas hasta cuando ellos llegaron. Ahora estaba más tranquilo aunque más cohibido, tal vez porque el ambiente no me era nada familiar.

Conversé en una forma tan agradable con ella. ¡Estábamos los dos tan contentos! Pero en el fondo me sentía muy intranquilo. Quería pensar y pensar solamente tratando de que afluyeran bastantes ideas, sin embargo, no lograba imaginarme lo que siempre había deseado. Sentía como que algo me abandonaba. La situación era tan confusa que sólo recuerdo de ella algunos objetos y hechos antes insignificantes que ahora me parecieron con mayor nitidez.