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Mario Vargas Llosa recibe el Premio Caballero Bonald
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El escritor peruano Mario Vargas Llosa recibió el pasado 23 de octubre el Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald 2008 por su obra El viaje a la ficción: el mundo de Juan Carlos Onetti, durante la jornada de clausura del XI Congreso Fundación Caballero Bonald, que desde el 21 se realizaba en Jerez de la Frontera, Cádiz.

Vargas Llosa, quien recibió el premio de la mano de su epónimo, José Manuel Caballero Bonald, se mostró muy agradecido por este reconocimiento que “ante todo fue una gran sorpresa, es un gran honor, un gran estímulo y creo que más importante que todo eso es que un escritor como Juan Carlos Onetti, uno de los grandes escritores de nuestra lengua, recibe gracias a este premio un espaldarazo. Tanto el jurado como yo esperamos que este premio sirva para promover la obra de Onetti entre los lectores que aún no lo conocen”.

La obra premiada, publicada por Alfaguara, es un elaborado estudio sobre la obra del escritor uruguayo, uno de los más relevantes autores en español del siglo XX, y cuyo centenario se cumple precisamente este año.

Vargas Llosa recrea allí, con aires de narración, el inquietante mundo literario de Onetti, en un ejercicio de gran intensidad crítica. Enamorado confeso de la obra del uruguayo, el autor de La fiesta del Chivo comentó que “este ensayo es un acto de amor. Lo escribí por la inmensa gratitud hacia Onetti, que es un autor que me ha hecho gozar, me ha sorprendido y también me ha inquietado”.

En relación al ensayo como género literario señaló que “por falta de estímulos no es un género que llegue a grandes públicos y eso hace que los editores vean con cierta reticencia ese género, así que la existencia de un premio como el Caballero Bonald me parece una iniciativa magnífica”.

Consideró que “el ensayo es importante por varias razones: dentro de la enorme proliferación bibliográfica que caracteriza a nuestro tiempo se necesita una guía, que alguien discrimine, establezca jerarquías, separe lo importante de lo transitorio y superficial, y esa es la función del ensayo. Por otra parte, puede ser un género creativo como se puede comprobar en los ensayos de Ortega y Gasset o Azorín. Sería una pena que se convirtiera en un género de catacumbas”.

Caballero Bonald, por su parte, celebró que el premio haya recaído en Vargas Llosa. “Es una noticia que acrecienta sin duda el prestigio del premio y que a mí personalmente me enorgullece, por muy especiales motivos de afecto y admiración”.

Alabó “al margen de su extraordinaria labor de narrador, la actividad de Vargas Llosa como crítico literario, que ha alcanzado una proyección eminente. Con la obra premiada, el novelista rinde tributo a otro novelista predilecto, indagar en la obra de un escritor a través de una serie de soldaduras entre su vida y su literatura, supone sin duda un ejercicio gustoso pero también un tácito homenaje”.

Por su parte, su amigo Jorge Edwards destacó del premiado “una capacidad de lectura, análisis y reflexión sorprendentes. Es un escritor con pensamiento literario, y eso no es habitual. Desde que lo conocí, en París, allá por los años 60, me di cuenta de que era capaz de comprender el mecanismo último de una obra literaria, incluso de su propia obra. Me agrada mucho este premio que viene a completar al personaje de Mario como ensayista”.

La delegada municipal de Cultura y Fiestas, Dolores Barroso, manifestó que “es un placer, un placer y una alegría contar con Vargas Llosa en Jerez, un hombre que tantas satisfacciones ha dado a los lectores y a los universitarios, especialmente con su particular visión de Madame Bovary y en general con su visión de la literatura hispanoamericana”.

Sobre la temática del congreso, Vargas Llosa alabó una conferencia presentada por el profesor Ricardo Senabre y manifestó que “a través del paisaje hemos descubierto lo que somos, lo que sentimos, nuestras ilusiones y también nuestros prejuicios, el mundo natural como una proyección de la subjetividad humana”.

De otro lado se mostró agradecido por el reconocimiento del Ayuntamiento, que le va a dedicar una calle. “Cuando me lo dijeron me sentí conmovido y asustado porque tener una calle es como tener una lápida en vida. Esto será un motivo para venir a Jerez y ver cómo cuidan mi calle”.

Además, quiso tratar la polémica del libro electrónico frente al libro de papel. “Yo creo que el libro electrónico no sustituirá al papel”, dijo.

El humanista Ian Gibson fue el encargado de clausurar el congreso. De origen irlandés y nacionalizado español, el investigador, quien es conocido por sus trabajos sobre Federico García Lorca, Salvador Dalí y Antonio Machado, quiso dejar claro que acudía al congreso “por mi profundo respeto y admiración a Caballero Bonald. De hecho si no fuera por su obra Ágata ojo de gato yo no estaría aquí. Esta obra describe perfectamente las marismas de Doñana”.

El conocido biógrafo ofreció su conferencia “La llamada de los ánsares; reflexiones sobre las aves y la literatura”. Señaló que “lo que nadie sabe es que yo soy ornitólogo. Desde niño iba con mi padre a ver los ánsares. Yo también soy un amante fervoroso de Doñana, sobre todo de su población de ánsares que pasan aquí el invierno. Esto no es una conferencia, es un homenaje a la gente que salvó Doñana y a Pepe, además soy un ornitólogo de toda la vida”.

Sobre la relación entre literatura y naturaleza manifestó que no se puede escribir sin hacer referencia al entorno “en absoluto”, y añadió que “se pueden hacer textos, pero literatura de verdad no porque todos tenemos nuestro entorno y somos nuestro entorno. Cada escritor está inserto en un contexto que es su entorno y creo que vivimos muy separados de la naturaleza. España ha estado un poco masacrada en cuanto a ecología, especialmente durante los cuarenta años de franquismo”.

Gibson habló sobre su paisaje literario favorito. “Es muy difícil decidirme por un solo paisaje porque yo vivo un poco a caballo entre la literatura angloirlandesa y la española con un poco de literatura francesa. Hay muchos paisajes que a mí me afectan, por ejemplo, el paisaje urbanístico de James Joyce en Ulises, es dublinés como yo y eso me afecta. También los paisajes de Lorca, si no fuera así no hubiera dedicado treinta años de mi vida a estudiarlo. La magia y el misterio de Lorca me atrae porque viene de lejos. La literatura ayuda a la gente a cambiar la vida, a mí me pasó”.

Previamente a la conferencia de Gibson, el poeta Juan Lamillar presentó el número 12 de la revista literaria de la fundación, Campo de Agramante. Este número de la revista está dedicado editorialmente a la figura del profesor y escritor Carlos Castilla del Pino, fallecido en Córdoba el pasado mes de mayo.

Fuente: Andalucía Información