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Autora denuncia a Imprenta Regional del Táchira por “horrorosa edición”
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Según la venezolana Yady Campo, en su libro Thanatos Agency y otros cuentos insensatos la editorial regional unió párrafos, eliminó sangrías y mezcló elementos tipográficos.

La escritora venezolana Yady Campo entró, con su libro Thanatos Agency y otros cuentos insensatos, en el listado de ganadores del I Concurso Nacional “Historias de Barrio Adentro”, que organizado por la Fundación Editorial El Perro y la Rana emitió en febrero de este año su veredicto, que favoreció a autores de toda Venezuela.

La dotación del premio consistió en la edición, distribución y promoción de las obras galardonadas a través del Sistema Nacional de Imprentas, conformado por 24 imprentas distribuidas en cada uno de los estados venezolanos. De esta manera, el libro de Campo fue publicado por la Imprenta Regional del Táchira, a cargo del músico y poeta Freddy Ñáñez (Chucho).

Campo ha denunciado públicamente en su bitácora las fallas que en la edición de su libro —que calificó de “horrorosa”— se cometieron, principalmente en el aspecto tipográfico.

“Sin mi autorización expresa se modificaron los textos que lo componen”, explica la autora nacida en San Cristóbal en 1977. “En el afán de reducir un texto compuesto por 104 páginas y llevarlo a 77, se unieron los párrafos, se eliminaron las respectivas sangrías y se mezclaron las cursivas, lo que me resta notablemente competencias como narradora y pone en tela de juicio mi capacidad creativa”.

La escritora, quien ya en 2006 publicó el libro de relatos Cuentos de caminos con El Perro y la Rana, agregó que el último texto del libro, titulado “El olor de las flores de papel”, cuya estructura estaba basada en los diálogos, “fue llevado a la total incomprensión con esa arbitrariedad de andar apiñando los párrafos”.

Manifestó igualmente su intención de presentar una queja formal al presidente de la Fundación Editorial El Perro y la Rana, “para sentar un precedente y elevar una voz en contra de aquellos que creen que por desarrollar una labor pública debemos vivirles agradecidos”. La autora afirmó que con esta edición han quedado afectadas su reputación, sus capacidades intelectuales y su rol “como enseñante de la lengua y de sus respectivos aspectos formales”.

Campo termina preguntándose cuál debería ser la respuesta de los autores favorecidos por el Sistema Nacional de Imprentas. “¿Será que debemos agradecer que al menos se hagan los esfuerzos sin importar si quedan bien o no? ¿Será que nuestro deber como ganadores es el de resignarnos a que nos ofrecieron una edición y una edición nos dieron, aun cuando no cumpla con los requisitos estéticos y literarios con los cuales fueron concebidos?”.