Letras
Poemas

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Memoria

Nutrido de imágenes
inconexas, de fotografías veladas
que distorsionan el mapa de mis huellas,
y de palabras
con significado aparente,

casi siempre es como los míos
lo relatan, nunca sé
cómo finaliza aquella aventura,
cómo aquella historia,
cómo aquel beso.

Ceñido a mí el temor
de los hologramas
y de los espectros:

todo parece,

Nada fue.

Nada es.

 

¿En dónde estuve/estoy?

Batas blancas, con la cruz roja,
operaban en el pasillo.
Diáfanas
las tuve ante mis ojos.

Todos estábamos en el mismo lugar,
semejaba una cabina de telefonía.

Yo trabajaba en un edificio de oficinas
de una empresa de productos cárnicos,
no recuerdo que haya sido
en un hospital,

o quizá sí.

No lo sé.

 

Una palabra extraña

Ilusión,
que palabra tan extraña.
Realidad, buscarte con ilusión
cercenándola por las entrañas.

 

Estado de coma

Me despierto con el sopor amargo
de la cicuta en los labios.
Abro los ojos y, aferrado al volante,
aparezco como por arte de brujería
en la otra punta de la ciudad,
y en otro lugar de la espada del tiempo,
como si despertara de un estado de coma:
cerrar los ojos en la tierra
y abrirlos en la luna a la velocidad del párpado.
Y nunca recuerdo cómo aparezco aquí,
perdido, en esta extraña y felina Nada,
con un intenso hedor a goma de neumático,
sordo al chasquido de los dedos de alguien,
y sin saber si he dejado un rastro
de entrañas en algún paso de peatones.

 

Un nuevo extraño mundo

Detrás de mi sonrisa,
—dices tú: de felicidad—
se esconde una gran verdad,
redonda como el mundo,
un extraño nuevo mundo:
la Olanzapina.
Esta es mi felicidad:

un drogadicto de farmacia.