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Poemas

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Luz en las cortinas

Si pudiera transgredir las leyes que argumentan las reflexiones
sobre lo pálido y traslúcido.
Si con sólo un golpe de cayado sobre la arena lograra atravesar
los parajes de la ruina,
lo celeste y la devoción perenne, el desgaste.

Introducir así fuese una mano o un dedo
dentro de la tersura del idioma
que leen y dictan los ángeles durmiendo,
pero esta abrasión de luz que me perdona.

Saber que sólo así
mereceremos el don de ser tan puros como un coro
en los labios de Dios
y aun así, encontrarnos manchados, con óxido.

Si pudiera inmiscuirme en las vecindades del rayo,
cruzar veloz los resplandores de esa noche demente
exorcizando las cribas de los sueños,
pero esta dicha de luz colgando en las ventanas
anticipándome sus gracias,
atragantándome de luna acumulada
a través de las cortinas,
suave clavicordio de la idea que perece
y en un instante sólo resucita.

 

Visita el amor

Apremia el amor,
encrucijada en el callejón de los desvíos.
Se escucha en la puerta un eco de ritos mortales
calibrando las espaldas.
Algo de miedo está cayendo justo antes
de la emancipación de un beso
o un pésame rancio en las mejillas.
Todo se torna precipitud, urgencia,
por acaparar un cuerpo, hallar su aldaba, abrir en él
la razón de una esperanza que de algún modo inexplicable
aún no estaba muerta.
Hay prisa por esperar su noche, quizás la única,
nunca ha de acabar porque siempre se esperó por ella.
Y es preciso ya que deje de estacionarse entre lámparas insomnes
y viva pasmosamente los ruidosos horarios.
Se piensa y repasa detenidamente
una promesa venidera,
candelabro alto e intocable.
Agita afuera un humo victorioso
que atosiga la vida,
comienza a calar la perenne lluvia.
Empieza a humear ya
todo el fuego.

 

Vuelo cojo

No siempre la naturaleza muestra
los dientes completos,
las alas extendidas,
las garras filosas.

No siempre la palabra,
para redondear el exacto termino,
el vuelo blanco y soberbio
hacia los cielos del Arte.

 

Sabio

Un canto en el bosque.
No es el trino del pájaro
alardeando entre matorrales
el que provoca tropeles en el sueño,
ni la agonía enhebrando la piel de la serpiente
sobre el plumaje de los cuervos en verano
o la usura del humedal mansamente aconsejando al riachuelo
sobre cómo deletrear un abecedario de líquenes dispersos...
sino, es esta tela que despercude lo dormido,
el discurrir ufano que mana vaporoso
de la barba del sabio.

 

Tu alma

Tu alma,
un ala pulsando las teclas de un piano inconsolable.
Cuando toque tu alma exhalará
el zumo agridulce de la somnolencia,
la historia autobiográfica de mi otra vida;
propagará un perfume etéreo la brizna
que circunda esta ciudad de historia y de murallas.
Cuando te palpe,
por encima de un dedo caerá herida el ave sempiterna,
descenderá el cielo de lo absurdo, lo inconsútil
de esta comedia de barajas e ilusiones.
Cuando toque tu alma,
sabré que es cierta la dicha que me distancia
de esta paz sin tu paz en mi camino.