Entrevistas
Tulio Mora y Hora Zero
“El mejor verso es aquel que nace asombrado de que aún se sostenga el mundo”

Tulio Mora

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“Hemos esperado cuatro décadas y lo que más destaca de nuestra poesía es su frescura, como si hubiera sido escrita hoy. No hay caducidad para la poesía que expresa un tiempo y el drama en que el planeta entero se desenvuelve”, sostiene Tulio Mora (Huancayo, 1948), una de las voces más reconocidas de Hora Zero, el movimiento poético que irrumpió a inicios del año 1970 para remecer el orden establecido de las letras peruanas e hispanoamericanas.

“El mejor verso es aquel que nace asombrado de que aún se sostenga el mundo”, agrega el poeta, de paso en Nueva York, invitado por America’s Society para participar de las celebraciones del cuarto centenario de la publicación de los Comentarios Reales, del Inca Garcilaso de la Vega.

“Hora Zero: Los broches mayores del sonido”, antología por Tulio MoraLa visita del autor de Mitología a la Gran Manzana ha servido además para que él presente su antología Hora Zero: Los broches mayores del sonido, una monumental celebración de las cuatro décadas de vigencia del movimiento fundado por Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz. De esa larga historia habla en esta entrevista.

“Hora Zero había cuestionado severamente a la poesía peruana y como represalia fue producto de un silenciamiento y de guerra sucia durante estos 40 años”, señala Mora.

(“Creemos impostergable el deber de expresar las circunstancias presentes sin contemplaciones, porque es hermosa y ardua la tarea que abarca ser sincero con uno mismo. Siempre ha sido fácil establecerse en lo que hoy está hecho, en plan de observador indiferente que se omite. Pero ahora es preciso propiciar los hechos participando en su realización”, rezaba el manifiesto “Palabras urgentes”, suscrito por Pimentel y Ramírez Ruiz en enero de 1970).

“Nosotros sabíamos a lo que nos enfrentábamos, eso nos volvió más persistentes en la búsqueda de textos sumamente exigentes, desafiantes, que demostraran que nuestra propuesta no era una mera declaración. Y creo que lo logramos”, asegura el autor cuya novísima expresión creativa está plasmada en Ángeles detrás de la lluvia (2009).

 

Infras y horazerianos

“Entre estos 40 años Hora Zero ha publicado libros notables, entre los mayores de la poesía peruana. Sin embargo, la guerra sucia continuó. Hubo un momento en que dos escritores hasta pretendieron borrarlo de la historia en una antología que originó una dura polémica conmigo. Desde entonces (eso fue por el 95 o 96) tuve claro que si no hacíamos algo para que los jóvenes entendieran la dimensión de Hora Zero podíamos ser borrados de la historia”, explica.

“Ya desde el 2000, cuando Bolaño (con quien nos escribíamos siempre o nos enviaba sus libros mientras se hacía famoso) ganó el [premio Rómulo] Gallegos, le propuse una antología que salió en Venezuela. Fue un primer intento, algo reducido, en una modesta edición que me sirvió como referente para elaborar esta otra. Pasaron ocho años pero valió la pena porque infras y horazerianos me ayudaron muchísimo para hacer este trabajo lo más completo posible”, añade el autor de Cementerio General (1989).

La referencia apunta hacia el ahora celebérrimo escritor chileno Roberto Bolaño, fundador, junto al mexicano Mario Santiago, del Infrarrealismo, en 1975 en México.

“El filósofo de Mario era Nietzsche, el mío Pascal. Pero en otros puntos nuestro acuerdo era completo, aunque difiriéramos en algunos detalles. Uno de esos puntos era Hora Zero y Pimentel, al que pronto se agregaría Ramírez Ruiz, a quien Mario leyó con mucho más cuidado que yo, y Nájar, Cerna, Tulio Mora y Verástegui. En general estábamos de acuerdo en que la joven poesía peruana era de lejos la mejor que se hacía en Latinoamérica en aquel momento, y cuando fundamos el infrarrealismo lo hicimos pensando no poco en Hora Zero, del cual nos sentíamos arte y parte”, dejó constancia el autor de Los detectives salvajes, en un texto escrito poco antes de su muerte, ocurrida en 2003.

Santiago, por su parte, llegó a proclamar en una entrevista periodística: “Yo en realidad soy un poeta peruano nacido en México. Hora Zero de Perú es el movimiento poético más radical de América Latina en este siglo; y nosotros fundamos el movimiento infrarrealista (chavos de menos de 20 años) precisamente cuando conocimos a estos cuates...”.

Acerca de la relación entre los horazerianos y los infras, Mora dice: “En pocas palabras: tuvimos una misma paternidad (la nada) y todo un continente por reproducir en un cambio que lo transformó desde 1970 para adelante. Lo que justifica nuestra presencia es indudablemente nuestra insatisfacción con la poesía que se estaba haciendo cuando surgimos”.

 

Los poetas nacen de manera diferente

Tulio Mora se incorporó a Hora Zero a partir de 1977, en la segunda etapa del movimiento, y refiere así su vinculación con el mismo: “Viktor Sklovski decía que ‘los hombres nacen todos iguales, pero los poetas nacen de manera diferente’. Esto supone que en algún momento tu ‘historia personal’ es absolutamente singular e intransferible. A veces es posible que nunca lo sepas. O incluso que te arrepientas de ella”.

“La poesía ya estaba instalada en mí cuando me hice poeta, de modo que seguí el camino en el que encontré a otros jóvenes reunidos en Hora Zero. Entonces tuve como un desvelamiento: había que comenzar de cero o casi de cero. En ese trabajo he pasado mucho tiempo. No soy de los que se hacen ilusiones con la poesía, no vivo de ella, de modo que si logré algo pues qué bueno, y si no, el mundo seguirá rodando”, anota.

Acerca de una clave para interpretar la permanencia del espíritu y la letra de Hora Zero, a lo largo de un periodo tan prolongado y marcado por tan aceleradas y profundas transformaciones en todo orden de cosas, el creador de Simulación de la máscara lo sintetiza así: “Seguir el instinto de época”.

“Matsuo Basho decía que la poesía ‘es lo que está siendo’, vale decir el presente perpetuo, la totalidad de las cosas. Y otro poeta japonés, Shinkei, decía a su vez que ‘escribir bien es fácil, lo difícil es penetrar el corazón del otro’. Con estas dos expresiones puedes darte cuenta de que la poesía debe ser no la trasmisión de mi yo poético, sino la expresión del que va leerla. El otro es fundamental para mantener viva la poesía”, abunda.

Sobre la forma en que Hora Zero integra un conjunto de poéticas tan personales como las de Pimentel, Ramírez Ruiz, Enrique Verástegui y el propio Mora, entre tantos otros creadores, Mora reitera: “Como ya dije, fue producto de una identificación generacional. Teníamos el instinto de época en la sangre, nada más nos dejamos llevar por él”.

 

Nuevos retos

Desde el surgimiento de Hora Zero en 1970 el mundo ha experimentado cambios cuasi vertiginosos en diversos órdenes y a ese respecto comenta Mora: “La verdad es que la transformación del mundo no se ha traducido en una transformación poética. Todo lo contrario: en muchos aspectos, bajo ese ilusorio ‘fin de la historia’, que quiso imponerse a todas las actividades de la humanidad, los poetas, hablo del mundo occidental, dejaron de ser reflexivos y críticos para convertirse en canónicos, académicos, asépticos y autocomplacientes”.

El poeta precisa: “En buena cuenta, la poesía más conservadora es la que ha estado manteniendo vigencia hasta que el fin de la historia acabó el 11 de setiembre de 2001. A partir de entonces hay un retorno a la poesía heredada de los grandes cuestionadores, me refiero a los poetas beats en EEUU y a los vanguardistas en América Latina, y aquí es cuando asistimos a una etapa de reconocimiento de Hora Zero”.

Habida cuenta los vertiginosos trastornos que experimenta el mundo, para bien o para mal, al terminar la primera década del siglo XXI, el autor de Los broches... sostiene: “Por supuesto, hoy los poetas tienen otros retos que cuando se fundó Hora Zero: el calentamiento global, la unipolaridad, que ha desatado guerras atroces, la desigualdad abismal entre un tercio de la humanidad con el total, los avances de la ciencia y la tecnología, el dominio de la imagen visual”.

“Estos factores tienen que reproducirse en la página en blanco del poema. Y para hacerlo tienes que modernizar la palabra, arriesgándola, tienes que ser experimentador, desafiante, quebrantador del orden. Los de Hora Zero podemos decirles a los poetas más jóvenes que la palabra disidente de hoy se volverá norma mañana”, concluye.