Letras
Tres textos

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Las lápidas al menos se lloran,
pero qué se hace con una película
en pause
la hora de la cena todos los días,
el televisor prendido en las noticias,
la vecina sacándole comida al perro,
barriendo la acera de la entrada
Tengo la esperanza puesta
en las colas de bancos,
y los libros malos
En la vida
nada que sea realmente importante
llega cuando prende en la pantalla
el número de tu ticket

 


 

Éxitos de los setenta

Goodbye’s too good a word, babe.
Bob Dylan

Intenté decorar mi cuarto
para que pareciera
el cuarto maestro abandonado
de una granja
donde alguna vez vivió
una pareja que era feliz;
donde el hombre había muerto de un infarto
y había sido un pianista europeo
pesadamente melancólico
que componía piezas tristes de exilio
al lado de su mujer
que sabía amarlo y cocinar,
ir de aquí a allá por los pasillos
decorados con portarretratos ovalados
y fotos familiares o de amigos;
donde esperaban tras las anchas puertas de madera
sillas difíciles de mover
en un porche iluminado tenue
e intrascendentalmente
porque nunca se terminaba de poner el sol
y eran eternamente las siete de la tarde
y por eso aquella fuente de palomas
estaba seca abandonada y
llenándose de hojas secas
mientras sonaban en la radio
melodías polacas que no se transmitían
en ninguna otra casa
—y éxitos de los sesenta

 


 

Hace dos meses visité a sus padres
18 de diciembre;
noticias de ti.
no se sabe cuándo estará bien
el régimen es fuerte
sale por cigarros
debe traer la factura
todos sus movimientos están vigilados
largas caminatas supervisadas
puede ser que en enero
—aunque aquí entre nosotros—
no quiere volver;
antes de este aislamiento
aprendías alemán
y hacías música que sonaba
al escape de ese corazón patrullado
a horizontal luz colada a través de persianas,
al leve reposo que había en tus manos al preparar el desayuno,
a tu alma fugándose
por la estufa
como el gas