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El escritor español Joxantonio Ormazabal es hallado muerto en un pozo
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El escritor Joxantonio Ormazabal (Zegama, 1948) fue encontrado muerto la noche de este domingo 2 de mayo en un pozo a 200 metros de profundidad en una zona montañosa de Zegama, en Guipúzcoa (España). El fallecimiento se produce al año siguiente de su jubilación como editor de literatura infantil en la casa Elkar.

El jueves 29 de abril, Ormazabal acababa de presentar un nuevo libro suyo, con un centenar de cuentos muy breves: Ehun ipuin hitz gutxitan. En el acto estuvo acompañado por el dibujante Jon Zabaleta, autor de las ilustraciones.

Zegamarra asentado en Tolosa desde hace décadas, Ormazabal era muy aficionado a los paseos por la montaña. En 1981 dejó su trabajo en la ikastola de Zarautz para comenzar a trabajar en la editorial Elkar. Y uno de sus primeros trabajos fue adaptar al euskera unificado las historias de Fernando Amezketarra.

Escribió principalmente cuentos, pero destacó también como poeta para el público infantil. En este segundo apartado destaca Ilunorduak eta argilaurdenak, de 2007. Tanto en prosa como en poesía era dado a las reflexiones existenciales. “En este libro hay un pequeño filósofo”, comentó en la presentación del pasado jueves.

El cadáver del escritor fue rescatado por la Ertzaintza de un pozo a 200 metros de profundidad cerca de Zegama, según informó el departamento vasco de Interior. Las mismas fuentes precisaron que el hoyo corresponde a un respiradero perteneciente al túnel de Oazurza, de la línea ferroviaria Madrid-Irun.

El rescate se inició a media mañana del domingo, cuando SOS Deiak y la Ertzaintza tuvieron conocimiento de la posible caída de una persona en un pozo de gran profundidad, un agujero antiguo construido como respiradero entre la montaña y el túnel de la vía ferroviaria a su paso por Zegama.

Desde ese momento se puso en marcha un complicado operativo, que conllevó el desplazamiento al lugar de un técnico de Atención de Emergencias del Gobierno Vasco y de miembros del grupo de montaña de la Brigada Móvil de la Ertzaintza, que contaron con el apoyo de un guarda de montes de la Diputación de Guipúzcoa, que les guió en la zona.

La búsqueda se realizó desde la boca del pozo con unas poleas que permitieron a los especialistas inspeccionar con una cámara las características de la zona antes de descender y confirmar la presencia del cadáver a unos 200 metros de profundidad.

Tras informar al Juzgado de Guardia del hallazgo, los especialistas comenzaron el rescate a primera hora de la noche y colocaron un dispositivo llamado “colibrí” que, mediante un torno polea, permitió bajar a un agente con una camilla tijera, mientras que un grupo electrógeno iluminaba la zona alta. El operativo finalizó casi a las doce de la noche del domingo con el rescate del cadáver.

Fuente: Diario Vasco