Artículos y reportajes
Contemplar, el arte de mirarse hacia dentro
Fotografías: Juan Salas

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Si uno tiene la costumbre de practicar la reflexión, quizá además tenga la costumbre de observar, tanto lo de fuera como lo de dentro, que esto último es más difícil que lo primero. Estoy convencido de que hay individuos que pasan por una misma calle durante toda su vida y ni siquiera se han planteado el porqué del nombre de la misma. Y, evidentemente, pasan por ella sin reparar en lo que les muestra a través de puertas y ventanas, gente, coches, niños jugando en la acera, gatos, perros, y algún indigente que pide para el bocadillo o para el litro de vino; en éste último, sin embargo, sí suelen reparar esos individuos a los que hago referencia, entre otros motivos, y el principal es que se fijan en el pordiosero para poder hacer agravio comparativo y comprobar que ellos están en el lado bueno de la vida. Por tanto, sin percatarse de ello, han realizado la contemplación hacia fuera, pero siguen sin contemplar hacia dentro. Y esto es lo que Edgar Borges nos muestra en su novela La contemplación, que no en vano ha sido ganadora del I Premio Internacional de Novela Albert Camus convocado por la revista Gotas de Tinta. Sí, nos invita a contemplar, a sumergirnos en los laberintos del pensamiento, a enfrentar nuestra imagen (la externa, la física) en el espejo de nuestras conciencias; por tanto, a enfrentar nuestro yo físico con nuestro yo psíquico. Y es en esa metafísica que Edgar crea a través de su literatura en la que el lector será atrapado para ser llevado magistralmente, y sin que haya un momento de descanso, por un camino vertiginoso donde la realidad desaparece difuminada como manchas blancas que lo deforman todo, o que convierten todo lo físico en metafísico, en algo que está más allá de nuestro entendimiento.

“La contemplacion”, de Edgar BorgesChéjov, Kafka, Paul Auster, Vila-Matas recorren las galeradas de La contemplación, en lo referente a literatura, pero también lo hacen Lennon y McCartney en lo relativo a la música. ¿Qué nos gusta a unos y qué les gusta a otros? En esta novela se plantea esa dualidad que existe en los seres humanos, esa doble cara, o esa parte oculta que todos arrastramos y escondemos, en unos violenta y salvaje; en otros femenina, sensual y sensible; o masculina y brutal, ingeniosa y audaz, inteligente y genial, torpe y tozuda...

La lucha por saber quiénes somos y por qué no podemos sacar el otro yo es lo que Edgar Borges plantea en su novela. Ellos que quieren ser ellas, o viceversa, ese Gregorio Samsa que todos llevamos dentro que se manifiesta pero que apartamos, el lado femenino...; esos otros yo que intentamos eludir sumergiéndonos en la bacanal para los sentidos que nos ofrece el mundo grosero y depravado del capitalismo y el consumo, y que nos aleja de nosotros mismos, de nuestros yo interiores, y nos destierra de La contemplación: la única manera que, según Edgar Borges, existe de salvación, para la cual nos invita a recorrer junto a los personajes que habitan la ficción de su novela, un camino en el que éstos nos irán dando las claves para que podamos discernir, para que podamos sacar nuestras propias conclusiones, y podamos mirarnos en el espejo, en ese espejo en el que podremos descubrir nuestras verdades, las de dentro, las del alma, las del lado oscuro, las que nos llevan a ocultarnos, las que nos redimirán de nuestros pecados, las que nos salvarán de nuestros fantasmas, porque no hay nada que podamos hacer si no cogemos el toro por los cuernos, en este caso mirarnos hacia dentro y descubrirnos, saber lo qué somos, y qué queremos, aprender el arte de mirarse hacia dentro.

¿Se detiene el tiempo cuando realizamos el acto de contemplar? ¿Es la ficción lo que observamos? ¿Es la ficción el único método para encontrar la verdad?