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Temporales
Extractos

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Temporal

Ahí estoy yo, soy otro fruto del tiempo amargo que fermenta.
No hay luna aquí. Apenas dos, tres gotas de sudorosa luz
penetran hacia esa gruta vegetal, caliente.

Jaime Labastida, “Las cuatro estaciones” (fragmento)

Tiempo, se abandona el tiempo
La lluvia va destrozando las vías
Álgido el viento se desliza entre la ropa

Soy un fruto del tiempo húmedo
La gruta vegetal extiende ya sus vértebras
Un sudor indómito en cada extremo

Se turna la luz, penetras en mi abismo
Lágrimas que alcanzan tu delirio
Apenas dos, tres gotas de luz extinta

Hay un fruto fermentado ya en tu gesto
Irreconocible, confundido por la noche
destello abandonado del suspiro
[de la muerte

 

Testigos combatientes

Este es el tiempo, el escarmiento rescoldado en el sillón
El aprendizaje puro del amor desentrañado
Un réquiem de la saudade entre nubes grises

La lluvia podrá llegar a tu cuerpo —apenas memorable
Tal vez las hojas desprendidas del invierno
O esas rocas destiladas que sombrean el viejo camino

Hongos que brotan al amparo de los arbustos
Peces que murmuran la muerte en las alcantarillas
La ciudad sitiada hace días por tormentas

Está el dolor quizá adentrándose como el agua
Panorama combatiente y destructivo del recuerdo
Cede la lluvia, un paso al frente, es visible la herida

 

Anhelo

Que en esta tarde se mutile la semilla
el destierro sea el surco que le abrigue
el polvo recogerá lo vivido bajo tierra escinda

No en tu ausencia las migajas serán señuelos
Estará la luna en plenitud alumbrando las barrancas
Te veré partir sumido en el desespero, confundido
Inquieto por conocer finalmente el destino de ese tren

 

Confusión

Fue la noche
un espacio inacabado
una cama disminuida, un dolor inexplicable
No bastó el cuerpo de tu sexo, ni la brevedad del acto

Es tu figura que me duele,
ya ha amanecido, ya no siento los ojos
El día surge gris, húmedo,
explotan las ráfagas del temporal
Sólo abunda un halo de nostalgia y abandono
Las manos refugiadas en el teclado, fluyen los versos
Se registra la ausencia, el extravío, la absurda farsa

No mitiga el desconcierto este café ahora frío
ni tu presencia a mi costado
un hueco en el estómago nos concilia
momentánea, incómodamente.

Esta un camino que prolonga el sentimiento
es todo lo que sé, ahora que aguardo tu partida
en el zumbido oscilante de mi mente confundida.

 

Pautas en la despedida

Ya tus manos hoy desvanecidas
entre el tacto del sexo me lo recuerda
es tu partida necesaria, obligada
desentendida de este amor que está creciendo
en la amargura insólita de la orfandad.

Tus labios secos apenas rozan los míos
prolongas la caricia entre mi cuello
en un ocultamiento triste, abatido
sin causa plena que me haga juzgar
la rebeldía de este amor que está muriendo

Y el abismo sigue ahí, oculto entre las sábanas
en la oscuridad precisa de turnar esa lámpara
de callar y respirar sólo como reflejo voluntario
en que los cuerpos se desdoblan y separan
Ya tus brazos me buscan y el refugio es un infierno.

Va la noche consagrando los segundos
Sigue el sueño, el día, el café en la terraza
La cortina se eleva ante los vientos invernales
A lo lejos reverdecen las colinas de la ciudad
Seguirán los días, ya pronto llegarán las flores junto a la despedida

 

Ahora entiendo

...todo se pone en pie para caer mejor...

(Fragmento) “Fuente”, Octavio Paz

Cuesta, es difícil ser
Apoyarse en codos y decir “te comprendo”
Cruzarme de brazos y aceptar la partida
Tomar tus manos y fingir
que el tiempo, tu cuerpo, los besos
que todo eso que acorta la memoria,
que todo ello fue emblema
días atrás de un orgulloso silencioso

Las noches desnudas fueron más que eso
La necesidad se volvió locura y apego
La distancia una frontera desértica y solitaria
Se hizo necesario acortar las horas
desdoblar el sofá, abrir la cama, copiar las llaves
Involucrar la vida, hacer el café y el amor a temprana hora
y hubo un jardín brotando milagroso en el otoño

Duele esta nostalgia que desprende la mañana...

 

Recuento

Queda una estela de objetos desgarrados
a la orilla del camino
vestigios inútiles de la apología
que se narra entre el polvo
de cuerpos desvanecidos
de amantes sin rostros que se aferran
a los murmullos nocturnos
de la ausencia y la penuria

Se destila la senda en la artificiosa
memoria del insomnio.

 

Afortunado

Lustros van cayendo en la vertiente, se deslizan
lava ardiente que irradia, destruye, se tiende dentro
extiende su negra dureza entre el vapor hiriente

Destruir para crecer sobre las ruinas
marea indómita que sueña sus dominios en la arena
amparada por la soledad castrada de la luna

Sí, esta historia versa alrededor de un inconcluso
Hombre que prolonga extraviado sus semillas
va, viene, se inmoviliza entre dos rostros

¿Cuánto amor fue? Se habría de preguntar cada noche
Aceptar su suerte, el exilio voluntario en estas causas que le albergan
Caminar en la oscuridad y descubrir quién está a su lado.

                                                                       [Si realmente, está alguien.

 

Nocturno

Mi voz entre el ladrillo enmudece
la noche no habla, ni el sendero,
ni los grillos sometidos por el frío
todo queda inmóvil
el sereno se desprende
las sombras desvanecen
y mi rostro se oculta abatido
entre la almohada.

Silencio, que la aurora llega...

 

Espacios

Se nos adentran los espacios
llanuras sin fronteras que persisten en la piel
se nos adentran como la tarde en el balcón
como sombra obstinada que camina tras de sí

Se nos adentran los espacios
tus palabras van prescindiendo las esquinas
la brújula señala, la voz guía, el cuerpo se resiste
el amor como senda extraviada en la ciudad

Se nos adentran los espacios
Tu piel en la mía, nocturna, casi siempre
tibia en el oleaje, caudalosa en la vertiente
sumisa en el destello abandonado de la desnudez

Se nos adentran los espacios
La piel, los recuerdos, el odio, el amor, la moral,
El miedo, la nostalgia, la urgencia, la duda, la miseria
Todo, todo dentro es locura, es vida, es la vida.

 

Tácticas suicidas

Todos callan
el miedo se atrinchera en el terreno escarpado
la guerra del asedio lanza cuerpos a destajo
señuelos flagelantes dispuestos estratégicamente
El mensaje es evidente y la violencia se dispara

Desciende una espiral demoledora
que segrega la realidad social
el matutino nos informa que los
despliegues espectaculares del gobierno
conducen a la captura del Capo de occidente
o de las pandillas urbanas desarticuladas
en el desfiladero donde yacen las ruinas del alma humana

Es la tierra de nadie, la última frontera
donde el delito queda impune y el silencio le secuestra
Ingobernables descienden sus habitantes del emporio de soberbia
donde la muerte no es más que sinónimo de justicia

Esta es la historia de un país de tácticas suicidas
un país donde sólo habitan las palabras funcionales
un país de caminos blancos y verdes llanuras
un país en guerra de asedio y sin líneas frontales
un país sin enemigos que se destruye a sí mismo.

 

Citadino

Son las siete, la tarde se cubre de cierta parsimonia
la calma sobresale en las llanuras cercanas
Un frío metálico eriza la tarde
Nómadas cotidianos avanzan por el asfalto maltrecho
grises sombras que operan en fábricas cercanas
Uno a otro, constante, intermitente, llega el autobús
Descienden figuras imprecisas por el polvo que circunda

El viento frío está presente, desciende el ruido
lejanas las sirenas de ambulancias y patrullas
la marcha del ejército sobre el boulevard inquieta el panorama
no es seguro estar aquí, hay que cerrar puertas, asegurarlas
debemos refugiarnos en los encuentros cotidianos
asumir la plenitud de un plato de sopa,
de unas manos conocidas, de un amor algo distante.

 

Otoñal

Los bosques florecidos de otoño
resuenan por las noches
Murmullos silenciosos avanzan
entre las sendas lunares
Pájaros funestos circundan atentos a mi abandono
Escucho ruidos, cantan los grillos
caen las hojas iluminadas por el fluir celeste
Estoy ahogándome en la oscuridad de esta ausencia
Mi cabeza fatigada de cargar estos ojos
que no cesan
De pronto, apareces
igual que hace tiempo, me abrazas