Artículos y reportajes
Tendencias y cifras del cine colombiano
¿Violencia y narcotráfico o historias diversas?

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Hace unos años quien escribía sobre el cine nacional se encontraba con dos, tres o cuatro producciones de que hablar, pocos directores y una línea muy homogénea. Hoy la cifra se ha incrementado así como las historias que se cuentan, han aparecido nuevos directores, pero el respaldo en la taquilla es muy poco grato con las películas nuestras. También se tienen muchos mitos: que las películas sólo reflejan la realidad del país, sobre todo la de violencia y narcotráfico, que no existe plata para hacer películas y que el mayor respaldo en la taquilla es para las llamadas películas de 25 de diciembre, es decir, las que centran su atención en la forma más que en el contenido.

La ley de cine estrenada desde el 2003 se ha convertido en un oxígeno, debido a que con las garantías y exenciones, más los estímulos creados para las producciones, desde esa fecha hasta ahora se han podido estrenar alrededor de 80 películas. Ley que ha permitido romper el mito según el cual para realizar una película en Colombia era necesario asaltar a un banco; esta idea fue incluso grabada en una película: Kalibre 35, de Raúl García.

La ley de cine creó un fondo, desde el 2004. Desde entonces 51 películas han recibido estímulos por ser estrenadas y más de 300 proyectos han contado con respaldos económicos por parte del Estado. Las cifras son significativas porque para hacer una película —en promedio— se requieren de mil a dos mil millones de pesos; sin embargo, el monto casi nunca es recuperado por la taquilla. El promedio de asistencia a películas colombianas se encuentra entre 200 a 300 mil espectadores y con este público se podría producir una película de unos 1.300 millones de pesos, siempre y cuando reciba una muy buena parte en la negociación con los distribuidores y quienes exhiben. En Colombia se han hecho películas con más de 6 mil millones y con menos de 500 mil pesos. Aunque se puede hablar de una industria, aún falta mucho por hacer y la sola ley de cine no es suficiente.

Desde el 2003 dos son sólo las películas que han alcanzado más del millón de espectadores, según cifras del Ministerio de Cultura. La película Soñar no cuesta nada (2006), de Rodrigo Triana, cuenta con un récord de 1.198.172 personas que la vieron, y en segundo lugar se encuentra Rosario Tijeras (2005), dirigida por Emilio Mallé, con una cifra de 1.053.030 espectadores. Algunas se acercan al millón, entre ellas están Paraíso Travel, de Simond Brand (2008), con 888.409 asistentes a las salas, Golpe de estadio (1997), de Sergio Cabrera —uno de los directores que han podido recaudar más taquilla—, con 700.000, y en ese mismo año la película emblemática de Víctor Gaviria, La vendedora de rosas, con 630.000 espectadores. Otras más apenas llegan a 500 mil espectadores como lo son: Ilona llega con la lluvia (1996), de Sergio Cabrera, con 517.000 espectadores, seguido de La pena máxima (2002), de Jorge Echeverry, con 500 mil; otras pocas se acercan a esa cifra: Bluff (2007), de Felipe Martínez, con 492.606; Muertos de susto (2008), de Harold Trompetero, con 471.444, y cierran Satanás, de Andi Baiz, con 464.076; Esto huele mal, de Jorge Alí Triana, con 422.804, ambas en el 2007, y Karmma, el peso de tus actos (2006), de Orlando Pardo, con 464.076 personas que la respaldaron. Estas cifras nos muestran dos hechos cruciales: no es cierto que las llamadas películas para tan sólo reír, hechas para el 25 de diciembre, sean las más taquilleras; de esas, los más famosos para hacerlas son los llamados hermanos García, quienes cada año contentan al público con una película cargada de comicidad. Y dos, que las películas más taquilleras han contado con el beneplácito de los dos grandes canales de televisión para efectos de publicidad y ese hecho es sinónimo de taquilla, aunque no a todas las respaldadas les ha ido bien.

Hay 48 películas desde el año 1996 hasta la fecha que ni siquiera cuentan con 100 mil espectadores, los casos dramáticos son La mágica aventura (2004), con 100; Helena (2008), con 553, y cierra la lista Humo en tus ojos (2009), con apenas 246 espectadores. Muchas otras y muy valiosas se encuentran en este rango; mencionemos algunas: La historia del baúl rosado (2005), de Libia Stella Gómez, que sólo alcanzó 18.329 espectadores; la película futurista Yo soy otro (2008), de Óscar Campo, con apenas 6.513, y la súper obra, que ha ganado premios en muchos festivales internacionales, La sombra del caminante, de Ciro Guerra, con tan sólo 7.834 espectadores. Ahora existen muchos proyectos represados por falta de presupuesto para ser estrenados, otros más no alcanzan la factura para ser exhibidos.

Es necesario recalcar que otro de los mitos es que la mayor parte de las películas se centran en la violencia y en el narcotráfico. Es cierto que son de las que más hablan y tal vez las que más eco tienen entre el mundo de la piratería y las cuales se prolongan como miniseries en la televisión. Sin embargo, las historias colombianas recrean tanto su folclor como su tragedia, también están aquellas inverosímiles pero atractivas, muchas más de situaciones sencillas y cotidianas. Los géneros pasan por lo policíaco, de amor, de la realidad, la historia, el drama, pocas son las detectivescas, menos las de terror, varias cómicas, otras más son esas que le llenan a uno el alma o lo regocijan con la vida.

Para el 2010 van 4 estrenos. Una poco aclamada por la taquilla es Del amor y otros demonios, adaptación de una historia literaria de Gabriel García Márquez (valga decir que a las películas hechas sobre los libros de Gabo les falta pensarse más para el cine y no sólo quedarse en que sea una buena adaptación); Chance, de Abner Benaim, una película cómica-negra; El vuelco del cangrejo, de Óscar Ruiz Navia, cuyos premios internacionales han generado expectativa más por el hecho de ser la primera película de la costa pacífica, y la polémica Contracorriente, que enfrenta el tema de la homosexualidad masculina. Se esperan varios estrenos más, uno de ellos el de Los asombrosos días de Guillermino, una historia que llegará al alma de los espectadores, y cuya fascinación de seguro hará que la gente la vea. Además de otros estrenos como el de Retratos de un mar de mentiras, la de terror Flashback, Los colores de la montaña y La sociedad del semáforo, entre otros.

El cine colombiano de la última década ha sido premiado en muchos festivales internacionales. Sus historias han entrado a territorios de los cuales nunca se había contado nada desde la pantalla grande, de igual modo la apertura de directores y las influencias que han recibido nos permiten afirmar sobre su diversidad. No obstante, requiere de ser respaldado en las salas de cine por parte de los espectadores y del apoyo de las empresas privadas. El cine colombiano transita por un buen camino y nos genera esa conexión con lo que somos, nos mantiene la memoria de aspectos sociales, nos divierte y alegra la vida.