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Rubén DaríoPresencia negra en poemas y cuentos de Rubén Darío

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La denuncia de la historia injusta sufrida por la raza negra se aplica a la de la raza hispana con la influencia colonialista de Estados Unidos en sus poemas más políticos, pero hay otros poemas eróticos que contienen una ideología a favor del negro. Richard Jackson afirma que “Darío ha observado al negro desde el punto de vista estético y etnográfico” (413), pero más allá de ser preciosista y torremarfilista, la poesía rubendariana incluye poemas exóticos y étnicos que demuestran su afán por saber y difundir el origen cultural diverso de los hispanos. Aquí se propone que Rubén Darío (1867-1916) trata la raza afrohispana en poemas de tres tipos después de aunar y comparar veinte de sus poemas. El poeta se consagra a elevar la dignidad humana de la raza negra explotada por el blanco en las tres series de poemas que analizamos aquí: los poemas eróticos, igualitarios y metapoéticos.

Manuel Antonio Arango afirma la existencia de lo hispánico, a pesar de su situación adversa, postrada ante la fuerza material anglosajona (12) en Cantos de vida y esperanza (1905).La glorificación divina del hispano se contrapone a la prosperidad económica de los Estados Unidos, por lo que la raza hispana es defendida por sus condiciones económicas infrahumanas. El motivo del reconocimiento del hispano radica en otros de sus poemas que se han seleccionado por ser exotistas y étnicos, en contraste con los que retratan la vida cortesana y puritana de las princesas blancas. De hecho, Rubén Darío trae el centro de mira sobre etnias diversas: negros, indios, gitanos, y en este trabajo se ha elegido la obra negra por representar el mundo más pobre y marginado y, por lo tanto, infrarrepresentado en la historia y en la literatura. Diametralmente opuesta a la opulencia del blanco anglosajón se encuentra la pobreza del negro africano, cuya dignidad humana Darío reconoce, como hace la autora reformista de Gertrudis Gómez Avellaneda (1814-1873) en su novela Sab (1841) por el mulato.

Los poemas eróticos, igualitarios y metapoéticos reconocen el componente negro de la raza hispana. Los poemas de su juventud escritos antes de los 23 años expresan el erotismo de los atributos negros para la inspiración poética de Prosas profanas (1892): “Alaba los ojos negros de Julia”, “La negra Dominga”, “Copla esparça”, “Sonatina”, “Los rizos de mi morena”, que “sedosos, crespos y obscuros, inspiran mi cantilena...” (190). Estos poemas eróticos califican la relación interracial como pasional y la unión carnal es además espiritual. Mediante la unión con otra raza, el poeta logra salvarse y esto ocurre con todos los personajes negros, sean los poemas eróticos, igualitarios o metapoéticos. La fusión del poeta con Puck, las mujeres de color y los reyes negros, incluido el rey mago, permite que la obra del poeta lo salve figuradamente. Por ello, tiene sentido que los personajes negros tengan asignados valores divinos (“el gran Dios desconocido” en el Canto a Argentina, 1914) y regios (Baltasar y Salomón, así como reinas orientales) por cuanto representan la función profética del poeta.

La conciencia del poeta por la raza hispana, que incluye la negra, se nota en la presencia negra de su poesía y en su visión del negro como raza explotada, lo que se ilustra en el poema sobre la prostitución de “La negra Dominga”. El motivo degradante de la prostitución se dignifica en cuanto que el personaje negro se presenta como procreadora de la raza hispana ofreciendo el beso español. Su poder erótico se asocia al poder divino y expresa una búsqueda de fuerza erótica, a la vez que espiritual e intelectual. Dominga vende su cuerpo por necesidad, su belleza es natural (no artificial o artística) y el poeta la convierte en inspiración literaria. No es que la Dominga tenga un sueño, sino que ella representa el sueño, la fantasía o la inspiración poética. Dominga ofrece el beso español, mientras que Puck liba las flores para regalar néctar al poeta. Si Salomón presenta cantares, el rey Baltasar, da oro. Estos regalos son llamados “delicias divinas” (20) en “Palomas blancas y garzas morenas” (Azul, 1888)y son “ambrosía y néctar” (21) de los poetas en el Olimpo en “Lo que son los poetas”. No es extraño que a Darío le atraiga saber de otras culturas porque el poeta también busca el conocimiento universal y en esta pesquisa no excluye la pesquisa de la raza negra. La blanca (Eva, Venus, Titania) no excluye a la negra y así son objeto de poesías diferentes, la reina Saba, la negra Dominga, la cubana, la colombiana, la bailarina de pies desnudos y metonímicamente, los ojos negros de Julia y los rizos negros de mi morena. Esta identificación del conocimiento con la luz se observa en “Todo lo sé por el lucero puro / que brilla en la diadema de la Muerte” (11-2) en “Los tres Reyes Magos” (Cantos de vida y esperanza).

La serie de poemas igualitarios inspiran poesía y dignifican al negro: “Versos negros”, “Lo que son los poetas”, “Del campo” (Del chorro de la fuente, 1892); “Raza”, “Poema del otoño”, “Canción otoñal” (Poema del otoño y otros poemas, 1910); “Epístola” (Canto errante, 1907); “Cabecita rubia”, “Balada de la niña de Brasil” (Canto a la Argentina, 1914) y “Los cisnes” y “Los tres Reyes Magos” (Cantos de vida y esperanza, 1910). La relación interracial es preferible como “delicia divina” en “Palomas blancas y garzas morenas” (1888). Rubén Darío invierte los valores asociados con el personaje negro. El poema de “Sonatina” vincula los “cien negros” que custodian el palacio soberbio con la noción del orden, pues mientras la princesa no salga del palacio no desarrollará su sexualidad. Dominga “tiende al blanco su abrazo febril” (15), es decir, su locura, su ansia y su ilusión, sentimientos que en la Sonatina adoptan forma de libélulas cuando “La princesa persigue por el cielo de Oriente / la libélula vaga de una vaga ilusión” (11-2).

Junto al orden connotado con el personaje negro, se sitúa la armonía de la poesía traída por la “tinta” como metonimia del trabajo del poeta en “Epístola”:No conozco el valor del oro [...] ¿Saben esos / que tal dicen lo amargo del jugo de mis sesos, / del sudor de mi alma, de mi sangre y mi tinta [...]?” (93-5). En “Los cisnes” la voz negra profetiza la venida de la luz y de la esperanza:“un Cisne negro dijo: / ‘La noche anuncia el día’ ” (40-1). En la misma línea, el personaje de Puck, teñido de negro en el cuento de “El linchamiento de Puck”, rige una cuadriga de libélulas, que son ilusiones en la “Sonatina” y que hacen del travieso Puck una esperanza o un sueño. En los poemas metapoéticos se revelan como la definición de la poesía, pues la poesía además salva al poeta de la desesperación modernista.

Los poemas metapoéticos dan nombre de mágica ilusión a la poesía. El oro de Baltasar es la poesía en forma de “diadema de la Muerte / corona de la Vida”. En “Canción otoñal” cuando “Vuela la mágica ilusión / en un ocaso de pasión / y la acompaña una canción / del corazón (Coro)”. En los “Versos negros”, “La danza macabra / la vemos en pos / del alma y del sueño / como una visión” (17-20), el ritual de la muerte persigue la muerte, que es Dios y el oro en “Los tres Reyes Magos”. La idea del encuentro entre las razas se da en forma de cita para una vivaracha muchachita en “¿Dónde estás?”. Por tanto, estos personajes negros con cuerpo negro tienen alma blanca y valores de orden, luz, armonía y esperanza. La alegría, lo regio y lo divino o semidivino son una constante en los poemas donde aparece la luz negra. El poema “Alaba los ojos negros de Julia” exalta los ojos negros de las “reinas fabulosas [que] daban los amores y las muertes [y] la luz” (3-8), por lo que la luz es descrita de negra. La asociación regia del color negro se continúa en el “Poema del otoño” con “aquel Cantar de los Cantares de Salomón” (88) y con “El alma [que] ahíta cruel inmola lo que alegra, como Zingua, reina de Angola, lúbrica negra” (13-6). El poema “Versos negros” eleva la presencia negra a la condición semidivina de la luz lunar “bastarda de Dios” (4) y divina con la localización del “gran Dios desconocido” (1) “en la negra carne del mundo” (5). Por tanto, los valores carnales son divinos porque el personaje negro es el “gran Dios desconocido” que trae luz y alegría.

Visto que los esfuerzos modernistas son simultáneamente estéticos, filosóficos y políticos (Jrade 15), el poeta desea modernizar la poesía americana para emular el intelectualismo francés de Verlaine, al que admira. La originalidad de Darío consiste en aplicar la estética europea para tratar temas hispanos, como el racismo y la insensibilidad, una actitud burguesa y cortesana que utiliza a personas como objetos y esclavos. Esto significa que la belleza negra de los poemas que se analizan en este trabajo no es meramente sensual, erótica, o esteticista. La visión del negro no sólo pertenece al mundo del esclavo y la prostituta, sino que cubre personajes regios y divinos en contacto físico y espiritual con el poeta. Más allá de las alusiones y comparaciones de la historia negra como generadora de la opulencia del blanco, Dominga, Puck, el rey mago, el rey Salomón y las reinas orientales se aproximan a personajes humildes y divinos, al mismo tiempo. En “El rey Salomón”, por ejemplo, el personaje negro admira a Jesús.

La lógica dariana naturaliza las fuerzas sobrenaturales y en lugar de perpetuar la deificación de la belleza blanca para separar las razas aun más, Darío reconoce la dignidad humana de las razas no blancas, ignorando el poder del blanco, como poeta acrástico atraído por la humanidad del negro erotizado. Esto lo consigue dando a conocer a la raza negra como sujeto filosófico y político y objetivizando a la raza blanca, no ya como objeto estético sino como sujeto individual. El arte de Darío iguala la belleza física de ambas razas acusando el vacío moral y cultural de la oligarquía blanca racista.

En el siglo XX se dan otros poetas que luchan por el protagonismo de la raza negra y la esperanza de que accedan libremente al poder sobre sus vidas. El poema de Jorge Guillén, “Sensemayá” (1914), trata la libertad religiosa del cubano. “La balada de los dos abuelos” del mismo poeta muestra la transculturación y el mestizaje del cubano de Luis Palés de Matos (1898-1959) tratan amor interracial. La poesía negra de Rubén Darío representa al negro no solamente como un ser humano, sino como un personaje entre mítico e histórico, es decir, un personaje legendario digno de ser honorado. Por ejemplo, el rey Salomón es revelado profética y poéticamente en contacto con la divinidad. El origen ancestral y eterno de los personajes negros eleva la condición del esclavo a humano y dentro de la categoría del humano, a la clase privilegiada y de la élite cultural, cuando Salomón es identificado con Friedrich Nietzsche. El rey Salomé supera el origen del esclavo de Puck, cuyo linchamiento es comparable a sus poemas.

Gabriela Mora explica que el cuento “El linchamiento de Puck” critica el racismo de la raza blanca contra la negra “y su posición es clara al salvar a Puck de la horca, por medio de un hada caritativa” (66). El prejuicio contra un ser humano por el color de su piel es tan arbitrario como el hecho de que Puck sea negro por haberse caído en el tintero de un escritor. Mora añade que el tono de este cuento es ligero porque una mariposa blanca pide socorro para salvar a Puck y así, por intervención divina, o si se quiere, del lado oscuro, se explica el misterio o la fantasía de su salvación. La realidad es que el esclavo no esquiva el abuso y Puck se salva de milagro en este cuento fantástico a sabiendas de que la realidad social demuestra lo contrario. Mediante la ironía, el cuento alude al problema racial de manera tan sutil como eficaz, sin necesidad de usar el formato realista. De hecho, el cuento se clasifica de “maravilloso” dentro de los cuentos fantásticos de Tzvetan Todorov.1 Además, la falta de razón y de justicia con la amenaza del linchamiento es criticada literalmente cuando Puck es objeto metonímico de una denuncia literaria colectivamente concienciada con la diversidad racial.

Analizando el personaje de Puck, la dualidad del cuerpo y alma permite la inversión de cualidades entre el esclavo Puck y los emperadores Titania y Oberón. Si el cuerpo es fuente de pecado y el cuidado del alma es vía de salvación de acuerdo con la tradición católica, en el cuento fantástico de “El linchamiento de Puck” (1893) el color negro de la tinta no es una consecuencia moral, sino una circunstancia superficial que no define al ser humano en su esencia. Por tanto, la mancha de Puck no es de pecado porque la caída en el tintero del escritor no es voluntaria, sino accidental. La irrelevancia del color para definir a una persona y menos para determinar la categoría de esclavo se vuelve a reflejar en la identidad de Puck como espíritu del aire, es decir, sin forma física, porque los atributos físicos son irrelevantes para determinar la dignidad humana. El cuerpo y el color de la piel no define a una persona, ya que Puck prescinde de él: es un espíritu del aire. No sólo tiene vida porque es aire con las resonancias bíblicas que esto implica, sino que Puck suministra el aire dando la vida, de igual manera que hubo esclavos que dieron la vida o fueron ejecutados sirviendo al blanco.

Segundo, su condición de esclavo se nota en que es servidor de Titania y Oberón, lo cual es otro ejemplo de inversión. Los dioses que poseen sirvientes tienen un alma negra y un cuerpo blanco, mientras que los esclavos tienen un alma blanca y un cuerpo negro. La travesura del personaje y el tono humorístico del cuento sirven para reforzar la inversión de papeles, pues los blancos no toman seriamente la dignidad del ser humano. La reina Mab es un hada en la tragedia de Romeo y Julieta (1597) de William Shakespeare (1564-1616), es decir, un personaje oscuro, que actúa de noche y tiene un cuerpo diminuto, pero que al mismo tiempo, tiene alma blanca, por salvar a Puck del linchamiento y hacer broma a los verdugos, burlando su control. Mab aparece en el poema “El velo de la reina Mab” con el mismo sentido.

Tercero, el origen fantástico de Puck como duende, demonio o elemental es producto de la inversión de valores para los dioses de Titania y Oberón. El origen de Puck como duende es un producto de la civilización europea, no africana, y con esto se intenta recuperar la identidad originaria del esclavo que artificial o artísticamente adopta una representación ficticia. Sin embargo, su esencia natural es la de un espíritu del aire, más en consonancia con las creencias espirituales africanas.

Los poemas metapoéticos sirven para definir la poesía y la ontología de la inspiración en los poemas titulados “Los regalos de Puck”, “¿Dónde estás?”, “Canción otoñal”, “A Margarita Debayle”. Si en la “Sonatina” la libélula es una ilusión, es decir un animal que liba y besa las flores, en “Los regalos de Puck”, Puck se compara a una libélula, pues “se lanza a la pradera / cual si fuese una ligera libélula” (2-4). Puck, nombre similar a “pluck”, realiza la máxima latina del “carpe diem” y el verso dariano de “coger la flor del instante”. Los besos o regalos de Puck equivalen a los besos de la voz poética que quiere “con luz de la luna [...] / besar [...]” (31, 4). Los besos proceden de una “fantasía —indiana o moruna” para una “cabecita rubia” en el poema del mismo nombre, por lo que se fomenta la relación interracial. En “Versos negros”, “bendita la bruja” es comparable con la “joya querida” de la “Balada de la bella niña del Brasil” porque un ser fantástico como la bruja es un bien como lo es la princesa en dicha balada, “hecho de oro, rosa y marfil” (32). Los valores regios y preciados de la mujer de color se comparan a la bendición espiritual. Las piedras preciosas, el oro y la poesía son un objeto o artificio de belleza artística o artesanal y al mismo tiempo, la belleza de la raza de color consiste en ser producto de la carne y del esfuerzo intelectual o poético.

En el Canto a la Argentina, “Los regalos de Puck” (1914) mantienen la configuración irónica del personaje Puck y su salvadora la reina Mab, como alma blanca con cuerpo negro, con su antagonista de personaje divino con alma negra y cuerpo blanco. En este poema, el duende Puck entre “amapolas sangrientas”, salta, liba y vuela con pasión. Y cual rey mago, convierte lo natural en artificial y las flores en objeto de arte: las joyas, poemas o regalos de Puck. En el mismo poema, Puck se compara a una libélula, o un caballito del diablo, lo que implica que el diablillo es la pareja de Titania y Oberón. En Prosas profanas, el poema “Del campo” (1893), los emperadores Titania y Oberón son servidos por el “travieso Puck” en la comedia de William Shakespeare Sueño de una noche de verano (1595). La originalidad de Rubén Darío consiste en adoptar la forma clásica y mítica de los personajes y conferirles un fondo serio y filosófico. Por tanto, la travesura clásica de Puck se tiñe en el tintero de un escritor, como cita el cuento, y deja de ser cómico. El poder imperial de los Estados Unidos, o de Gran Bretaña en este caso, se critica claramente en la selección modernizada e invertida de la caracterización de los personajes de Puck, Titania y Oberón.

Rigiendo su cuadriga de mágicas libélulas,
de sueños millonarios, pasa el travieso Puck;
y, espléndida sportwoman, en su celeste carro,
la emperatriz Titania seguida de Oberón (20-4)

El mismo crítico explica en los mismos términos maravillosos la defensa divina del protagonista en el cuento “El Salomón negro” (1938). Este cuento también invierte el rol del negro porque selecciona como personificación del poder, la sabiduría y la riqueza, atributos que histórica y literariamente han sido atributos blancos. Asimismo, el cuento desplaza el foco de atención desde Europa y América hasta Medio Oriente, ya que Salomón tiene la referencia de la biblia hebrea. Sin embargo, junto a estas connotaciones positivas del “Sabio” y de “maravilloso Salomón negro” (91), se combina la alusión de Salomón como origen del mal por dos motivos: por causar la división y la guerra entre las dos partes resultantes (Israel y Judea) y por decidir la matanza de un niño en dos para conseguir la partición para dos madres que lo reclaman simultáneamente.

Además de estas referencias externas y tradicionales para el nombre de Salomón, existe un lado que se refiere a sí mismo y se subdivide en el cuento. Salomón se contempla a sí mismo en sueños apareciendo “una figura extraordinaria, genio o príncipe de la sombra”. La cualidad singular o excepcional de su belleza es comparada a “un inaudito azabache” (91). De nuevo, aplica la diferenciación de Todorov entre lo extraño y lo fantástico. La visión negra que surge como desdoblamiento del propio Salomón es una copia figurada del acto de división que ejecuta Salomón para la tierra y para el niño, anteriormente mencionado. La diferencia reside en que la tierra pasa de local a universal y el rey asiático se refleja en el africano. El dualismo se consigue por medio de opuestos y por tanto, el personaje negro se define por oposición al rey hebreo.

Como resultado, el Salomón negro representa valores angelicales y visibles: la verdad, la belleza y la luz. La inversión de roles (cuerpo negro y alma blanca) vuelve a producirse en este cuento porque el Salomón hebreo es el personaje antagónico con atributos opuestos como la mentira, la fealdad monstruosa y el ocultamiento (cuerpo más blanco y alma más negra). Más importante aun, el personaje negro no es satánico ni origen del mal. Su voz es clara a favor de la alabanza del Señor sobre las idolatrías falsas del otro Salomón. Por tanto, el personaje negro no es el Otro salvaje y bárbaro, como en la literatura eurocentrista. Rubén Darío marca la distancia de la literatura latinoamericana con respecto a la europea a través de la caracterización invertida del negro, que además no es esclavo, sino rey.

En la parte segunda del cuento, Salomón nombra a los animales como figura divina bíblica y pasa revista por su creación. El Salomón negro se erige en señor de los animales enumerados porque les da nombre y función. Con cada animal presentado, Salomón predica una virtud cristiana. El fin de esta función didáctica es convertir al otro Salomón definido por el paganismo. La inversión de objeto a sujeto para el personaje negro surge de nuevo, porque en lugar de ser convertido al cristianismo, el Salomón negro invoca la conversión del paganismo a la religión de Dios. Salomón es el intermediario entre la condición animal y la condición divina y, en este sentido, el Salomón negro sirve de nexo de unión o de pasaje entre lo ínfimo y lo supremo.

Por tanto, el personaje negro no está situado en el margen, sino que adopta una posición central de viraje para la conversión entre opuestos. El Salomón negro continúa esta función de aproximación a Dios en las partes tercera y cuarta. La parte tercera del cuento continúa la predicación sobre la mentira de los animales. La parte cuarta de “El Salomón negro” prepara la unión eterna con Dios, después de reconocer el ateísmo de Federico Nietzsche, el nombre del “lado opuesto” al Salomón negro. La mentira, la fealdad y el ocultamiento definen a la filosofía pagana. La religión se erige en consecuencia como camino hacia Dios y el Salomón negro logra al final tal dirección y reunificación del origen y el destino verdaderos.

Los poemas “La rosa niña” y “La canción de los osos”, de Canto a la Argentina y otros poemas (1914), describen a los esclavos negros como osos de “prácticas extrañas” (7) que convierten la catedral en selva por no seguir el logocentrismo. Junto a esta referencia pagana y salvaje de la religión africana no cristiana, se presenta a Baltasar, africano que “medita, mirando la estrella / que guía en la altura” (5-6) para adorar al Niño Jesús. La apertura y diversidad religiosa del negro es reconocida por Rubén Darío como muestra de la libertad de conciencia. En su prólogo a El canto errante asevera: “Aplaudamos siempre lo sincero, lo consciente y lo apasionado, sobre todo” (274). Y esto incluye no olvidar el fervor religioso de otras personas no cristianas, “en nombre de la amplitud de la cultura y de la libertad” (277). El poeta tiene una visión superior “más allá de las leyes generales del conocimiento” (280). Estas dos referencias ancestrales parten del presente del poeta, el cual en su prólogo a Prosas profanas desea saber sobre su origen, tanto lejano como legendario: “¿Hay en mi sangre alguna gota de sangre de África, o de indio chorotega o nagrandano?” (270). En el prólogo a Cantos de vida y esperanza aparta la individualidad y tiende a lo eterno y ancestral diciendo que “si en estos cantos hay política, es porque aparece universal” (273) pues él rechaza el puritanismo y el “aplastador imperialismo que aniquila las energías [en otro lado, instintivas y creadoras] de una raza”. “El verdadero artista comprende todas las maneras y halla la belleza bajo todas las formas. Toda la gloria y toda la eternidad están en nuestra conciencia” (282).

En el cuento “El linchamiento de Puck” presenta a Puck como producto del tintero de un poeta “negro como un legítimo africano” (137). El personaje de Puck aparece de color negro por una casualidad, que algunos críticos consideran lúdica. En cualquier caso, la decisión estética del poeta de pintar a Puck de negro es aleatoria y superficial, como lo es nacer de un color de piel determinado. Es la manera que tiene Darío de expresar que el color de piel no es motivo para la discriminación. Por eso, el destino de Puck será igualmente creación del poeta, que lo salvará del linchamiento, decisión aparentemente juguetona pero de claras implicaciones sociales. En otras palabras, el arte parece un objeto decorativo, como el color de piel, pero en realidad, es un modo de difusión del pensamiento del autor.

No es la primera vez que Puck es mencionado en su obra. Puck tiene referencias poéticas como figura mitológica shakesperiana, especie de hado o genio alado que no pertenece a la especie humana. En el poema “Los regalos de Puck”, Puck es concretamente una libélula libre que sale al campo. Aquí, sigue teniendo “alas de libélula” (136). La diferencia entre el poema y el cuento consiste en que Puck es perseguido por una mariposa blanca. La alusión a la historia del sur de los Estados Unidos se confirma cuando el cuento pinta a Puck de negro, pero inocente, y a la mariposa blanca, pero culpable hasta el punto de provocar el grito de auxilio en Puck con sólo verla. La estrategia de la inversión de roles es clara. Puck, cuerpo negro, alma blanca, figura en contraposición a la mariposa, de cuerpo blanco y alma negra.

El cuento redobla la persecución cuando otras aves aparentemente inocentes como las “palomas pudibundas y amorosas” son cómplices y claman “¡a ése!” (137). La persecución se extiende a otros animales y espíritus del bosque, indicando de nuevo el paralelo de que en el mundo real se incluyen como racistas las personas conocidas por sus valores espirituales. Hay un ataque al clero y a los feligreses cuando Puck está “perseguido aun por emisarios de sus amigos los hados” (137).

El tono lúdico con que se inició el cuento continúa siendo irónico cuando la persecución se debe a que Puck cayó en un tintero. Puck no es negro por naturaleza, y así, no sólo es ridículo perseguir por el color de piel, sino que es doblemente irrisorio hacerlo cuando Puck ni siquiera lo es. Todos están equivocados y engañados por “su obscuro disfraz de tinta, y por lo veloz de su paso” (138). De nuevo, Darío expresa lo ridículo de perseguir a una persona por el color de la piel.

A continuación, Puck grita que es amigo pero los persecutores no reconocen su verdadera identidad humana. Así, se critica que en el mundo moderno “yankee” (137), la forma física es más relevante que el contenido espiritual de la persona. En un mundo de apariencias, Puck es ridículamente perseguido para un castigo literalmente inhumano, a pesar de su rostro de niño y sus alas de libélula. En otras palabras, la inocencia y la libertad que representan sus valores esenciales son invisibles ante la máscara del color de la piel, único principio yankee para clasificar a las personas y discriminarlas en consecuencia. El furor popular de los antagonistas de Puck pertenece al mundo animal. En la analogía, las personas blancas que quieren ahorcar al negro fugitivo actúan irracional y, por tanto, indebidamente.

Al mundo animal se une el mundo vegetal, reforzando con ello la constante de la inversión del cuerpo y alma, en esta ocasión, a través de un colectivo de personajes contra el individuo negro. La oposición de cuerpo y alma es equivalente a la de naturaleza y espíritu y por tanto, las aves, hadas y flores que persiguen a Puck son elementos naturales desprovistos de la razón y del espíritu que contiene Puck. La tensión persecutoria se resuelve con el atrapamiento y horca temporal de Puck.

Si en los poemas Puck suena a “pluck the flowers” en el sentido de disfrutar del placer de la vida, aquí el sentido del “carpe diem” se continúa puesto que literalmente se atrapa la vida de Puck, identificada con el placer. La victimización del personaje negro se produce de manera aparentemente tenue y delicada, por medio de un cabello cano, con lo que se continúa el motivo del blanco como verdugo. Sin embargo, la descripción de la muerte con dos alusiones a poetas muertos revela también la identificación de Puck con el poeta y con Rubén Darío, especialmente cuando Puck se denomina “cantador de canciones y recitador de versos” (138). La dimensión social del cuento se aprecia en que el poeta no se siente reconocido en su misión, viéndose menospreciado como torremarfilista y aislado de los problemas sociales. El cuento confirma su compromiso.

Es interesante mencionar el carácter viejo de la práctica del linchamiento junto con Puck, llamado “infame viejo” y con el lugar de la muerte, “un laurel seco” (138). El poeta expresa con esta descripción que el linchamiento debe cesar y que ha tenido lugar por mucho tiempo. En términos biográficos, el poeta se describe como Puck, como “infame viejo” con “rostro de niño” (136) porque la ilusión de crear lo mantiene vivo, aunque ya es un poeta maduro. En términos sociales, el cuento en sí mismo cancela esta práctica anunciando que Puck sigue vivo, incluso después del linchamiento. La razón se explica al final cuando un hada caritativa cortó la cuerda de Puck. El mundo dual se refuerza una vez más. El hada caritativa se opone al hada cruel, igual que Puck se opone a todos los persecutores. Esta vez el instrumento de salvación son las tijeras “con que cortó los vestidos de Cenicienta” (139), lo que imprime un tono de esperanza y de cambio, pues las tijeras que destruyen, salvan la vida.

Por tanto, los actos definen a las personas más que su pertenencia a una familia, una raza, un origen o una clase, cualquiera que sea ésta, hada, animal, ave o humano. Un hada cruel lo ahorca y un hada caritativa lo salva. La responsabilidad moral de los humanos es igual a todos y, a través del cuento, Rubén Darío enseña su compromiso con la poesía, una clase de trabajo tan marginada como la esclavista del negro. Dada esta dicotomía, en este cuento se observa la evolución más compleja del poeta desde la generalización de las hadas como pertenecientes a un mundo de ensueño.

En resumen, el personaje negro no es un ser castigado, sino salvado por la poesía. No tiene como destino la muerte injusta, sino que es fuente de vida y de regalos. No es un ser aprisionado sino que aprisiona al blanco custodiando la magia que éste desea. Como en “Lo que son los poetas”, que afirma que “lo formidable y pequeño admiran”, Dominga, Puck, Baltasar, Salomón o Saba adoptan cualidades amorosas y divinas. En conclusión, la clasificación de los poemas eróticos, igualitarios y metapoéticos confluye en la identidad del poeta y su sentido de la vida a través de su obra.

 

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Nota

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